Cuando la objetividad gana a las presiones
El periodista Marcelo Cantelmi, de Clarín, ha demostrado en su nota del 8 de junio 2014, titulada “una pesadilla que sólo gira sobre su eje” que no todo está perdido en los medios de comunicación de la Argentina y que aún, bajo las capas de la presiones y los intentos de oscurantismo, la verdad asoma y convoca a la reflexión sobre los verdaderos problemas que impiden el logro de la paz en Palestina.
El periodista Marcelo Cantelmi, de Clarín, ha demostrado en su nota del 8 de junio 2014, titulada “una pesadilla que sólo gira sobre su eje” que no todo está perdido en los medios de comunicación de la Argentina y que aún, bajo las capas de la presiones y los intentos de oscurantismo, la verdad asoma y convoca a la reflexión sobre los verdaderos problemas que impiden el logro de la paz en Palestina.
En su nota publicada en el marco de la invitación del Papa Francisco a los presidentes, palestino e israelí, para rezar por la paz, Cantelmi no aceptó que las plegarias tapen la realidad que se vive a diario y, con mucha objetividad, dedicó su nota a señalar los verdaderos problemas que aquejan el camino de la paz en aquella región.
Compartimos en lo que sigue algunos párrafos de esta nota esclarecedora:http://www.clarin.com/mundo/pesadilla-solo-gira-eje_0_1153084798.html
“En el momento que el Papa enhebraba los últimos detalles de la ambiciosa cumbre de hoy, Israel anunciaba un nuevo capítulo de la ofensiva de toma de tierras palestinas con la construcción de 1.500 viviendas en Cisjordania y en Jerusalén Oriental. Esa medida expansionista no fue decidida en contra de la iniciativa mediadora que acaba de inaugurar el pontífice argentino. Pero brinda una idea cabal de la profundidad y descomposición que ha alcanzado esta crisis explosiva. Es resultado de una arquitectura cada vez más perversa que sólo da vueltas sobre su propio eje. La colonización de las tierras donde debería alzarse el Estado palestino, el capitulo pendiente y esencial para cerrar la pesadilla de Oriente Medio, ha sido la razón profunda del fracaso del último intento negociador. Fueron poco más de nueve meses de discusiones cuyo descalabro premeditado erosionó, de paso, el poder político del principal aliado de Israel. Washington esta vez empujó intensamente en pos de una salida para adecuar su agenda internacional que debería dejar atrás no sólo Irak y Afganistán sino también este añejo conflicto. El hundimiento de las negociaciones, a su vez, fue la razón que motivó a los dos bandos palestinos, el ultraislámico Hamas de la Franja de Gaza y el laico Al Fatah de Cisjordania, a construir un gobierno de unidad y anunciar elecciones conjuntas en apenas un semestre. Ese acuerdo tuvo el beneplácito de casi todo el mundo, ente ellos EE.UU., pese a la campaña cerril del gobierno de Benjamin Netanyahu para convencer que se estaba frente a un pacto terrorista. Pero fue, además, el argumento para justificar después lo que se había decidido antes de sofocar las negociaciones de paz y justificar las nuevas construcciones. Quizá el Papa haya acertado en el timing del encuentro de hoy. Visto en perspectiva, esta cumbre sucede cuando se multiplican los cuestionamientos a la negativa israelí de suspender en clave definitiva la expansión de los asentamientos en un territorio que es realmente ajeno. Ya hay sorpresa y asombro en sectores de la potente colonia judía norteamericana ante ese comportamiento y también en nuestra región, donde aún los más halcones reniegan del poder que el fundamentalismo religioso ha ganado en el gobierno israelí. Si ese encadenamiento no se rompe y no se da paso al realismo y a la razón, la situación en el mejor de los casos quedaría estática o en el peor seguiría hundiéndose arrastrando al abismo a todos los jugadores. Un excesivo optimismo supondría que la cita de hoy en El Vaticano dispararía el primer paso de aquel giro necesario. Pero no se trata de milagros. Alcanzará con hacer más visible este laberinto”.
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