Cuando la ayuda perjudica (Parte 3)
La asistencia internacional a dictadores los ayuda a cavar su propia tumba.
En la mente de los asesores políticos, la relación entre ayuda internacional y longevidad del régimen guarda una profunda enseñanza sobre la estabilidad en el corto plazo. Por un lado, el apoyo diplomático como la ayuda económica y militar puede sostener un régimen, y por otro lado, incentiva el legado destructivo que intentaba contrarrestar.
El período tras la ocupación de Afganistán e Iraq son dos claros ejemplos de lo dicho. Nuevos gobiernos con apoyo masivo de EEUU lograron reducir movimientos insurgentes. A pesar de esos avances, la insurgencia revivió ante la negativa del gobierno de negociar con las comunidades religiosas y étnicas.
Esa política desembocó en el quiebre social de Afganistán e Iraq que fractura a la sociedad y cuestiona el liderazgo reclamado por las autoridades nacionales. A pesar de la evidencia, los hegemones continúan fortaleciendo regímenes subordinados cuando su estabilidad se considera estratégica para sus intereses.
La influencia de EEUU es amplia en países como Iraq, Jordania y Kuwait, mientras que la de Francia sobre Argelia, Marruecos y gran parte del oeste de África. Al mismo tiempo, China hace lo suyo en Corea del Norte, Turkmenistán y Vietnam, y la sombra de Moscú se expando sobre viejos y nuevos clientes (Bielorrusia, Siria y Ucrania).
En todos los casos, la relación entre patrón y cliente se beneficiaria de aprender de la historia: la ayuda perjudica.
Nota 1: Lea la primera y segunda parte de esta nota.
Nota 2: El artículo original fue publicado por el portal Foreign Affairs el día 7 de marzo de 2016.
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