Conferencia de reconstrucción iraquí plantea esperanza y desafíos
La suma reunida se ubica por debajo de lo presupuestado por el Ministerio de Planificación iraquí, pero servirá para atender las cuestiones urgentes en el corto plazo.
La Conferencia Internacional para la Reconstrucción de Irak se celebró en la ciudad de Kuwait entre el 12 y el 14 de febrero. Este evento auspiciado por las autoridades del país huésped junto a la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial (BM) y la Unión Europea (UE), contó con la presencia de representantes de setenta Estados, cincuenta y una ONG’s y más de 900 empresas, los cuales se comprometieron a aportar u$s30.000 millones para recuperar la infraestructura básica iraquí mediante subvenciones, préstamos e inversiones directas.
La suma se ubica por debajo de lo presupuestado por el Ministerio de Planificación iraquí, a cargo de Salmán Al Jumeili, quien en declaraciones previas estableció el monto necesario en u$s88.200 millones aunque también aclaró que u$S22.500 millones servirían en el corto plazo para atender las cuestiones urgentes.
La encargada de seleccionar los proyectos centrales para el gobierno iraquí fue la Comisión Nacional de Inversiones que publicó una lista con 157 prioridades, destacándose entre las mismas: el Aeropuerto de Mosul, el metro de Bagdad, 100.000 viviendas en las provincias que sufrieron los efectos de la presencia de DAESH, y la recuperación del sector petroquímico y energético. Pese a que la mayoría se centraba en cuestiones de corto plazo, el organismo también hizo lugar a la máxima de que la reconstrucción debe enfocarse en la diversificación y modernización económica.
Con ese trasfondo, la Conferencia se distinguió por el entrecruce de dos fenómenos: 1) la ausencia de Estados Unidos y Reino Unido quienes decidieron participar indirectamente a través de la promoción del evento en el sector privado nacional, mostrando una cierta fatiga en el caso norteamericano y el retroceso británico vinculado con su imposibilidad de sellar un acuerdo con la Unión Europea (comprometió u$s1.000 millones durante una década para el fomento de las exportaciones iraquíes); y 2) el dinamismo de Turquía, Kuwait, Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos quienes buscan fortalecer su presencia frente al avance de Irán.
Este último punto, se cristalizó en el hecho de que los cinco Estados prometieron inversiones por u$s10.000 millones, desagregados de la siguiente manera: a) Turquía: u$s5.000 millones en préstamos e inversiones destinadas a la recuperación de las ciudades de Kirkuk, Mosul, Tal Afar, Bagdad, Irbil y Sulaymaniyah; b) Kuwait: u$s2.000 millones divididos en sumas iguales entre préstamos e inversiones directas; c) Arabia Saudita: u$s1.500 millones de los cuales u$s500 millones se destinaran a la promoción de las exportaciones iraquíes; d) Qatar: u$s1.000 millones en préstamos e inversiones, y e) Emiratos Árabes Unidos: u$s500 millones en proyectos de infraestructura.
Junto a las inversiones estatales, las organizaciones no gubernamentales tuvieron un rol destacado al garantizar fondos por más de u$s330 millones para apoyar causas humanitarias, destacándose los u$s130 millones del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Con este panorama positivo y alentador, el primer ministro iraquí, Haidar Al Abadi, declaró en una entrevista a CNBC en el marco de la Conferencia de Seguridad de Münich (llevada a cabo el 18 de febrero) que “nunca anticipamos el número de compañías, inversionistas o potenciales inversores y gobiernos tan entusiasmados de participar. Esto es una señal de confianza en Irak, lo cual es muy alentador para nosotros y muy alentador para ellos”.
En sintonía con estas declaraciones, el ministro de Planificación, Salman Al Jumaili, sentenció que “reconstruir Irak está restaurando la esperanza en el país y nuestra estabilidad promoverá la estabilidad en los Estados de la región y del Mundo.”
A su vez, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, calificó la Conferencia en Kuwait como un “éxito enorme”.
Reconstrucción sin corrupción
Previo a las donaciones, inversiones, subvenciones y préstamos, los donantes plantaron a las autoridades gubernamentales sus inquietudes respecto a la corrupción y la modalidad en que la ayuda llegará a destino. Recordemos que Irak en el año 2017 fue calificado por Transparency International como el décimo país más corrupto del mundo, con el robo y el fraude dañando el crecimiento de la economía y la confianza institucional.
Consciente de este flagelo, Abadi mencionó a CNBC que “estamos estableciendo un marco legal, entendiendo que la preocupación número uno es la corrupción que se esconde detrás de la burocracia. Hemos creado un Comité Superior encabezado que tiene un equipo de seguimiento para asegurarse de eliminar las trabas burocráticas”.
Esperamos que se logren mecanismos que “permitan que cada dólar invertido o donado sirva a la gente, no a los bolsillos de personas corruptas”.
Por último, la Conferencia Internacional para la Reconstrucción de Irak deja una serie de definiciones: el éxito de la diplomacia multilateral se vincula al compromiso de los actores participantes, en este caso los Estados del Golfo Arábigo y Turquía; la falta de donaciones o inversiones estatales directas por parte de los Estados Unidos y Reino Unido; la asociación entre la reconstrucción, modernización y diversificación económica de Irak no se logrará sin la eliminación de la corrupción. Este último punto es la batalla que deberán ganar las autoridades y la población.
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