Con la pala en una mano y el arma en la otra
Abdel Latif Al Menawy es escritor y periodista con un marcado interés por los conflictos globales. Es autor del libro "Tahrir: Los últimos 18 días de Mubarak", basado en las observaciones realizadas durante la primera quincena de Enero de 2011 en Egipto. Menaway es el director del Centro de Noticias Egipcio, es miembro de la Unión Nacional de Periodistas del Reino Unido y del Sindicato Egipcio de Periodistas, y puede ser seguido a través de Twitter en @ALMenawy.
Las acciones del Ejército de Egipto en el Sinaí confirmaron al pueblo la capacidad de sus hijos para defender las fronteras y disuadir a cualquier estado, organización o grupo que amenace al país. Su aptitud fue confirmada por el Presidente Abdel Fattah Al Sisi, quien vestido de oliva para la ocasión, visitó a los soldados desplegados en la región del Sinaí.
El mensaje fue oportunamente reforzado por Sisi, quien aseguró que solo el 1% del Ejército de Egipto se encuentra desplegado en el Sinaí. Así respondió el presidente a las acusaciones sobre la absorción y desgaste del grueso de la fuerza en la península, que a través de la guerra psicológica, pretenden quebrar la unidad del pueblo.
El pueblo egipcio es consciente de la necesidad del estado de utilizar todos los recursos disponibles para combatir grupos terroristas que utilizan los medios de comunicación, campañas de propaganda y redes sociales como armas para generar pánico y miedo en la sociedad. Consecuentemente, el ejército responde a con información certera a las declaraciones engañosas.
El pueblo egipcio también sabe que esta guerra exige un compromiso a largo plazo, y que la victoria no se alcanzará de la noche a la mañana. Por eso mismo, y mientras unos exigen la continuación del bombardeo de Sinaí hasta la eliminación de todos los grupos terroristas, otras voces advierten la existencia de una vía alternativa hacia la erradicación del terrorismo y extremismo. La única vía para erradicar efectivamente la ignorancia y pobreza, condiciones que facilitan y alimentan la aparición y el reclutamiento de ideas extremistas, es el camino del progreso, la construcción y el trabajo.
La solución es el desarrollo económico y de infraestructura. Objetivo que será alcanzado combatiendo la ineficiencia burocrática, sorteando los obstáculos administrativos e incentivando la inversión de capitales extranjeros. Porque en pos de alcanzar sus fines destructivos, el terrorismo mantiene a Egipto en una situación de subdesarrollo que demora el avance del progreso social.
Creo que el presidente Sisi dejó en claro la necesidad egipcia de desarrollo al referirse a los planes de inversión en Sinaí. También conoce el desafío que implica la construcción de nueva infraestructura. Por eso mismo, los poderes legislativo y ejecutivo deben trabajar en conjunto para evitar convertirse en un obstáculo, y así facilitar el desarrollo necesario para asegurar un futuro mejor.
Del dicho al hecho
El objetivo a corto plazo es transformar deseos en visiones, y éstas últimas, en planes realistas que cuenten con los recursos necesarios para su implementación. En primera instancia, es clave la remoción de los obstáculos que mantienen inmóvil al país.
Solo la siembra de esperanza en la sociedad dará como fruto la salvación. Por eso, la mejor arma para combatir el terrorismo es el continuo progreso. Y ese avance social será posible por medio de la creación de condiciones favorables para el desarrollo, apoyadas en el deseo del pueblo egipcio de un futuro mejor.
Resumiendo, debemos adoptar el lema “Con una mano en la pala y la otra en el arma”, y romper con los métodos tradicionales para la defensa de Egipto. Porque ésta es la única vía hacia un Sinaí, y en el mejor de los casos, un Egipto libre de terrorismo. Debemos promover la creación de un clima y condiciones favorables al progreso, porque no hay otra solución para los extremismos.
NOTA: Una versión de este artículo fue publicada en idioma inglés por el portal Al Arabiya el día 21 de julio de 2015.
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