Carta abierta a la juventud libanesa
Hagar Chemali llama a la juventud libanesa a tomar las riendas políticas de Líbano por medio de la participación activa en el sistema democrático para asegurar su futuro, y el del país.
Entiendo que debe ser difícil para los jóvenes aceptar los recientes cambios ocurridos en el país, sin más remedio que continuar observando cómo se acumula la basura, la seguridad de saber que no tendrán un presidente en el corto plazo, y escuchando tantos dialectos como refugiados hay en el país. Así, es sumamente difícil imaginarte un futuro dentro del país. Ni hablar el de tus hijos.
Por eso te traigo un duro mensaje de amor: tenés que hacer algo al respecto antes de que la bandera de Líbano sea una anécdota en los libros de historia. Como parte de la juventud libanesa estás frente a la oportunidad de participar políticamente de un sistema democrático. ¿Imperfecto? Sí, pero es la única herramienta que te permitirá dirigir tu destino y el de tu país.
A partir de la guerra civil, Líbano dejó de recibir cartas fuertes y juega una mana en desventaja. Al mismo tiempo que se convirtió en el taller donde señores de la guerra y potenciales regionales liman asperezas, la corrupción política comenzó a consumirse los recursos nacionales. De hecho, Líbano se apoya –metáfora y realidad- sobre dos placas tectónicas.
La economía de Líbano estuvo al borde colapso durante años, situación que sólo pudo atravesar gracias al ingreso de capitales, la ayuda internacional y el alivio de la deuda externa. Pero esa receta está lejos de la sustentabilidad y el desarrollo económico del país, especialmente cuando agregamos a la ecuación el peso de las luchas sectarias en países vecinos.
Por eso creo que hoy y más que nunca, las palabras de mi amigo y profesor Hussein Ibish merecen ser recordadas: “Líbano no es un país fallido, es un país en deterioro”. A pesar de eso, Líbano guarda el potencial suficiente para encender el espíritu de sus ciudadanos. Tiene un régimen democrático que más allá de sus problemas logró acomodar al diverso electorado libanés, y además, hay una cosa sobre la cual todos podemos coincidir: los libaneses son exitosos donde sea que estén.
Todos los años asisto a la gala de la Fuerza de Tarea Conjunta Líbano, donde se reconoce la trayectoria de libaneses-estadounidenses. Y cada año mi orgullo crece gracias a las contribuciones a la medicina y los descubrimientos científicos, el éxito del espíritu emprendedor, y los siete miembros del congreso de ese país pertenecientes a la diáspora libanesa. Esos son algunos ejemplos de una lista extensa. Pero vos no tenés que abandonar tu país para explotar el potencial que llevas adentro.
Es fácil echarle la culpa a otro…
Yo sé lo que estás pensando. Echarle la culpa al gobierno, EEUU, Arabia Saudí, Siria, etc., pero la responsabilidad es tuya; del libanés y especialmente de la juventud libanesa. Por eso entiendo tu frustración frente a los cupos religiosos de la administración pública, el envenenamiento político de la población por la acumulación de basura, y las coimas que pagás a la aduana para recibir tus compras a tiempo.
El potencial que guardas dentro tuyo, y la oportunidad que tenés en frente, se revelaron a principios de año, cuando un grupo de libaneses fundó un nuevo partido político y logró traccionar a un sector importante del electorado. Y a pesar de que el cambio siempre se hace esperar, la juventud unida puede y debe impulsar las reformas necesarias.
Existen varias maneras a través de las cuales podés ponerte el país al hombro. Participando del gobierno local, postulándote para un cargo, compartiendo tus opiniones y denunciando la corrupción, creando peticiones y presionando por políticas que fomenten las inversiones y creación de puestos de trabajo calificado, son algunos ejemplos.
Los libaneses tienen capacidad de resistencia y adaptación, cualidades que los jóvenes deben utilizar a su favor para pelear por su futuro y el de su país.
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