Apocaplisis En Gaza
Por Omar Ayub*
En referencia a los espantosos sucesos en la Franja de Gaza, observo absorto la conducta asumida por miembros de la comunidad judía local y mundial, que reiteran una serie de lugares comunes y de inexactitudes que se tornan, de manera lisa y llana, en una tomadura de pelo.
De no ser por el hecho de que esos acontecimientos son aterradores y están causando numerosas muertes del lado palestino, dichas explicaciones y justificaciones provocarían hilaridad.
Contradicciones
Lo dicho adquiere ribetes de escándalo cuando quien repite estas argumentaciones es nada menos que la embajadora israelí en la Argentina, Dorit Shavit.
En una nota firmada por ella en esta misma sección, el martes pasado, asegura que Hamas ataca con “misiles” al territorio israelí, cuando la realidad dicta que son cohetes de fabricación precaria, que son interceptados por verdaderos misiles del sistema “cúpula de hierro” que a tal efecto Estados Unidos proveyó a Israel en resguardo de un eventual ataque de Irán.
Lamenta que Hamas no pueda ser condenado por violar los derechos humanos, porque no es una entidad jurídica. ¿Cómo serlo, cuando toda Palestina lucha por ser reconocida como tal en las Naciones Unidas (ONU), algo que fue impedido por Israel y EE.UU. de forma sistemática? Más de 100 resoluciones de la ONU fueron prolijamente vetadas e ignoradas por Israel, con el apoyo incondicional de la potencia del norte.
La embajadora nos dice que su país hace un “... esfuerzo denodado para poner a salvaguarda a la población civil de Gaza...”, cuya técnica consiste en “... avisar a los habitantes de las viviendas con volantes, llamadas telefónicas y a través de la radio local informando sobre el lugar que será atacado con el único propósito de que los vecinos alcancen a evacuar la zona”. ¡Cuánta gentileza!
Olvidó decirnos que tan “denodados” fueron esos esfuerzos que realizaron los volantes y los llamados telefónicos en ¡idioma árabe! Creo entender por qué los palestinos no agradecen esfuerzos “tan intensos”. A juzgar por la cantidad de muertos y heridos, de seguro esperaban algo mejor.
No sugiere Shavit hacia qué dirección debieran evacuar los palestinos con sus familias ante la inminencia de un bombardeo que en nada se diferencia de los de Guernica o Dresde, es decir, realizados ante una población indefensa y aterrorizada.
El hecho es que en Gaza no hay espacios a dónde escapar, dado que tiene la mayor densidad poblacional del mundo, la cual genera, a su vez, la situación de hacinamiento humano más grave del planeta.
Asimetrías
Lo que escandaliza a la opinión pública mundial es la ostensible asimetría entre el poder atacante israelí y la endeblez defensiva palestina, evidente en los más de 1.500 muertos civiles de Gaza, con casi un 30 por ciento de niños, contra apenas unas decenas de soldados de élite israelíes muertos tras la invasión.
No obstante, la embajadora no ve asimetría militar sino sólo de “objetivos”. Para tan lúcida opinión, la asimetría consiste en que mientras Hamas quiere destruir a Israel, Israel quiere “... desarticular el origen de la agresión”.
En cierto punto coincidimos: el objetivo de destruir Israel es un despropósito tal como aquel de la hormiga que se proponía voltear al elefante.
Está claro que los resultados de la “operación” invierten fatalmente (para los palestinos) el resultado de las cosas. Tal es la potencia militar israelí que incluye, además, cientos de artefactos nucleares y armas expresamente prohibidas por las convenciones.
Sería propio recordarle que el nudo del problema no son los “letales” cohetes que lanza Hamas ni los túneles, bastante precarios, que ha construido. Ambos son manifestaciones de resistencia a la ocupación. Israel, como sabemos, actúa con un doble menú. Para Cisjordania y Jerusalén Este, una voraz ocupación. Para Gaza, un asfixiante bloqueo.
Asegura la embajadora que Israel “... dejó Gaza hace nueve años. Se retiró por completo con el propósito de que los palestinos ejercieran su responsabilidad y construyeran sus instituciones como preámbulo para su independencia”.
¡Vaya picardía! Sólo que dos años después, y arrogándose un rol tutelar que nadie le confirió, procedió a bloquear a la Franja cuando sus habitantes, en pos de que “construyeran sus instituciones”, tuvieron la mala idea de votar a Hamas en elecciones impecables.
Este bloqueo total, cruel e inhumano, por aire, mar y tierra, ha transformado a Gaza en un inmenso campo de concentración donde la vida es intolerable, a punto tal que sus habitantes prefieren resistir o morir a vivir en esas condiciones.
Ni agua, ni energía, ni alimentos o medicamentos pueden entrar a la Franja desde hace siete años sin la voluntad de la potencia “bloqueante”, Israel.
En Cisjordania, la potencia “ocupante”, también Israel, lo es en tanto y en cuanto ha establecido allí casi 150 asentamientos ilegales con colonos (estos sí, verdaderos escudos humanos de vanguardia) que disfrutan de vías de comunicación, abundante agua, transportes e infraestructura y hasta portación de armas largas.
Estos asentamientos están ubicados en tierras que la comunidad internacional reconoce como pertenecientes al futuro Estado palestino.
¿Aceptaría pasivamente cualquier país del mundo ver partido en dos su territorio, ocupado y bloqueado? ¿Son los túneles, los cohetes, la reconciliación de Hamas con Al Fatah, las razones que motivan este ataque furioso y criminal contra civiles indefensos, mezquitas, iglesias, hospitales, escuelas de la ONU (de esa misma ONU que permitió la conformación del Estado de Israel)?
Las naciones árabes amigas que hubieran podido acaso consolar a los palestinos en esta instancia hoy arden en llamas también. Mientras, los árabes del Golfo miran con largavistas las columnas de humo de Gaza desde sus torres de nácar y proveen petróleo al ocupante.
La ONU, el Papa y las movilizaciones de cada ciudad del mundo son totalmente ignoradas por la barbarie israelí. Los palestinos se han quedado solos.
*Fundación Ateneo Cultural Sirio Libanés de Córdoba.
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