Acuerdo con repercusiones regionales
La firma de un acuerdo sobre el desarrollo nuclear en Irán afecta a todo el Levante y el Golfo, abriendo nuevas oportunidades y avenidas de negociación para reducir la tensión de los conflictos actuales. Las alianzas interestatales, sin embargo se confirman, y el enfrentamiento político de las potencias continúa.
El grupo P5+1 alcanzó un acuerdo con Irán y evitó la proliferación de armas nucleares en la región momentáneamente. Tanto el presidente de EEUU, Barack Obama, como su par iraní, Hassan Rouhani, se mostraron contentos por el resultado de las negociaciones llevadas adelante en Suiza. El compromiso alcanzado renueva el vínculo entre las dos naciones, y genera optimismo en los analistas.
El restablecimiento del vínculo entre EEUU e Irán, tras el acuerdo alcanzado, es contrario a los intereses de Israel y Arabia Saudita. Ambos hubieran preferido un acuerdo que dejara a Irán sin capacidad nuclear. Netanyahu no pudo ocultar su frustración y calificó al acuerdo como un error de “proporciones históricas”. Por el lado árabe, ningún funcionario realizo declaraciones al respecto, y todo se aclaró con una llamada de Obama al Rey Salman.
Turquía se lamentó por haber quedado afuera de la mesa de negociaciones, y recordó cuando junto a Brasil logró un acuerdo que fue rápidamente descartado por las potencias occidentales en 2010. Desde Líbano, Aoun y Berri observaron con optimismo el acuerdo alcanzado, pronosticando un clima favorable para la elección de un presidente en el futuro.
Más allá de la frustración y las críticas, ninguno—Arabia Saudita, Israel y Turquía—se distanció de EEUU, Inglaterra o Francia, e Irán permanece en el bloque de enfrente, liderado por Rusia y China. El acuerdo entre el grupo P5+1 e Irán no modificó el esquema de alianza, y se confirma el reemplazo de Iraq, Siria y Egipto por Arabia Saudita, Israel y Turquía como centros de poder regional. Aunque estos últimos ahora, enfrentan un Irán fortalecido políticamente y moderado militarmente.
El enfrentamiento entre los dos bloques imperialistas se puso de manifiesto en el veto de Rusia y China en el seno del Consejo de Seguridad de ONU ante la propuesta de intervención en Siria de EEUU, Inglaterra y Francia. El conflicto entre los bloques es una realidad palpable que afecta a Iraq, Siria, Líbano, y Yemen; los países ubicados en los límites de las esferas de influencia.
Al permitir el desarrollo de un vínculo más transparente entre EEUU e Irán, y una posible formalización de la cooperación militar llevada adelante en Iraq, el acuerdo genera optimismo en torno a los objetivos de la coalición anti-E.I. Porque el éxito de la recientemente lanzada operación ofensiva contra E.I. en la provincia de Anbar depende de la cooperación militar entre EEUU e Irán.
Con respecto a Siria, el acuerdo asegura la continuidad del gobierno sirio. Porque Irán y Rusia están interesados en mantener a Asad en el poder. Irán porque es su único aliado regional, y Rusia porque le permite utilizar el puerto de Tartus.
También, el acuerdo genera optimismo en torno a la elección presidencial en Líbano, y la búsqueda de una solución diplomática al conflicto e intervención en Yemen. Porque el documento significa una moderación en la política exterior iraní para la región. Así, EEUU pretende reducir la influencia de Irán en Líbano y Yemen, y allanar el camino para un nuevo presidente en el primero, y la finalización de la intervención en el segundo.
Resumiendo, el acuerdo es una buena noticia para el Levante y el Golfo por las siguientes razones: mantiene el esquema de alianzas, limita la proliferación de armas nucleares, y genera oportunidades para la solución de conflictos, a través de la moderación de la política exterior iraní y la normalización del vínculo entre EEUU e Irán.
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