Jinetes de la oscuridad
El Mashreq árabe, desde el Mediterráneo hasta el Golfo, se ha convertido en tierra de nadie o mejor dicho tierra de todos. Todas las potencias regionales e internacionales pugnan por sus intereses más nadie está interesado en los intereses del pueblo de esta región acorralado y hostigado a lo largo de este último siglo.
Hoy este Mashreq se ha convertido en el ambicionado escenario de todo tipo de bandas armadas, tanto las que levantan eslóganes islámicos como étnicos, todas ellas asociadas, sea directa o indirectamente, a proyectos que nada tienen que ver que el interés del pueblo y la defensa de los derechos nacionales frente a los planes de dominio de las potencias colonialistas de turno liderados por Estados Unidos.
Han pasado a la invasión a Iraq once años que han convertido a este Mashreq en un cementerio no sólo de sus habitantes sino también de su desarrollo, su cultura, su progreso, sus logros educacionales, su economía y su futuro.
Gane quien gane en estas múltiples guerras que se están produciendo en Iraq, Siria, el Líbano y Palestina, lo cierto es que el ganador tendrá es su mano tierra arrasada y segmentada cuya reconstrucción será una tarea muy difícil de realizar e imposible de volver a alcanzar el ritmo vertiginoso del desarrollo mundial tanto económico y social como cultura y tecnológico.
Las bandas armadas han convertido a Siria en emiratos y califatos, algunos de ellos se presentan como moderados, otros como integristas, inclusive cierta oposición al gobierno se presenta como secular y democrática, pero todos ellos han resultado como factores funcionales a la gran destrucción del país jamás vista, ni en la época del colonialismo, ni durante las invasiones mongolas, inclusive ni el salvajismo turco practicado durante cuatro siglos ha podido lograr tantos hechos catastróficos en tan poco tiempo.
El sueño de ver una madre patria pujante, con mercado común, con cierta coordinación en sus políticas internas y externas para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo ha sido pisoteado y vaporizado por los jinetes de la oscuridad y la decadencia, hijos predilectos de los amos de un mundo que está a la deriva de perder su humanidad.
Noticias relacionadas
-
Cuando la opresión es mundial y también mediática
-
Diez años de criminal impunidad
-
El desafío del fénix
-
Feliz Día de la Patria
-
Hambre: nueva receta del terrorismo económico contra Siria