En Argentina hay un periodismo hegemónico que mata la construcción de criterio

Una vez más, a través de lo que se presenta como una valiosa y exclusiva entrevista a un político libanés, el “gran medio argentino” obsequia al lector neófito una cuota de desinformación y parcial manejo de temáticas de alta complejidad como el conflicto en Siria y sus inevitables consecuencias en la vida cotidiana del Líbano.

A la vez que se desinforma al lector desprevenido, nuestra colectividad que sufre diariamente esta tragedia como propia, recibe ya desde su título (en la versión papel y original en digital) un innecesario golpe a su sensibilidad, total “el diario no hace lo que quiere con vos”, según consigna su campaña publicitaria 2016.

En contexto

Sobrados son los aportes de alto valor académico y científico, en el campo de las Ciencias Sociales, sobre la fuerte bipolaridad que ha sido una constante de los complejos últimos 40 años en la política interna de la República del Líbano.

El punto álgido de esta confrontación lo representa la guerra fratricida que durante 15 años (1975 -1990) desangró al país del cedro, entre dos bloques contrapuestos por posturas ideológicas, modelos de país y la geo-estrategia regional e injerencia internacional.

De allí a la fecha, si bien por fortuna ya fuera del campo bélico, ese conflictivo y tenso trasfondo libanés lejos de desaparecer, persistió y se reinventó motivado por una amplia variedad de complejos factores.

Entre ellos se destaca la evolución de las tensiones políticas internas, la interrelación con el más importante e influyente vecino, la República Árabe Siria, y la vulnerabilidad del país del cedro ante el cuadro regional e internacional.

En el período reciente, a partir de 2005, el perenne enfrentamiento se ha visto reflejado en la constante compulsa entre los bloques políticos dominantes en el Líbano (Alianza 14 de Marzo / Alianza 8 de Marzo).

La cotidiana tensión entre estas dos fuerzas, que marca el ritmo de la vida política libanesa, y está directamente relacionada al enfrentamiento regional entre dos potencias vecinas (Arabia Saudita e Irán); ha sido la principal responsable de haber extendido a casi tres años una situación de vacío presidencial.

Ese capítulo se cerró hace 20 días cuando el milagro libanés volvió a surgir, y el líder del Movimiento Patriótico Libre, Michel Aoun, accedió a la presidencia.

Se inaugura así por estos días una etapa, que se espera sea de prevalencia del tan necesario consenso en pos de resolver las importantes temáticas que aquejan al país levantino.

Es en este contexto, de un festejante y esperanzado Líbano a las puertas de una nueva etapa, que un importante medio argentino difundió recientemente una interesante y completa entrevista a un líder político de la derecha libanesa, de posición clara y definida en relación a Siria, su gobierno y la crisis que aqueja al vecino país.

¿Cuál es el problema?

En un deseable marco de pluralismo ideológico y libre expresión,  la opinión de este joven dirigente fenicista, es plausible de ser compartida o refutada, aplaudida o abucheada, tanto como la de cualquier otro dirigente del amplio espectro político-confesional que define el sistema de gobernabilidad libanés.

Nuestra colectividad siriolibanesa puede dar fe de ello, a través de las múltiples voces que identifican la pluralidad política libanesa, presentes en nuestras instituciones y cuerpo comunitario.

Por otra parte, si se considera que, en primer lugar, la vecina Siria resiste hace ya más de 5 años un destructivo conflicto impuesto por agentes externos, (el cual la mantiene luchando ni más ni menos que por la subsistencia), y que además la postura del entrevistado Samy Gemayel, claramente extrema y demonizadora del gobierno en Damasco, está en total alineación con los intereses hegemónicos occidentales, nos preguntamos:

1] ¿Por qué se persiste desde la prensa hegemónica argentina (mero reflejo de la internacional) en presentar al público nacional, una posición tan parcial sin su correspondiente contrapeso ideológico, ampliamente representado e igualmente válido dentro del rico abanico político libanés?

2] ¿Sopesó el cronista, y/o la línea editorial en que se enmarca, la función social del periodismo y su influencia masiva en la formación de opinión (sobre todo del público neófito) frente a una temática tan compleja y de tanta actualidad?

3] ¿Se midió el duro golpe a la sensibilidad de un amplio sector de la colectividad sirio libanesa de nuestro país, indisolublemente integrada al tejido social argentino tras siglo y medio de presencia, en momentos de máximo dolor ante el sufrimiento de sus familiares y la dura situación que aqueja a la tierra de sus ancestros?

4] ¿Será por esto último que en la última edición publicada en el portal electrónico , solo se atinó a eliminar la más espinosa pregunta del corpus publicado en la versión papel, y a cambiar el duro titulo original de la nota?

5] ¿No hubiese sido loable, desde una perspectiva periodística enriquecedora, justificar más sólidamente los esgrimidos principios pluralistas del multimedio, entrevistando también a uno de las tantas figuras libanesas de amplia trayectoria y representantes de otra tesitura respecto al conflicto en Siria?   

Necesarias reflexiones estas que quedan a criterio de nuestros lectores, mientras continuamos en nuestra cotidiana tarea en pos tanto de difundir el pulso de la actualidad de nuestro colectivo en el país, así como de equilibrar la balanza desinformativa hegemónica en temáticas referidas a la actualidad de la patria de nuestros mayores.

Nota: El título de la presente columna Editorial NO TIENE versión alternativa. El Diario Sirio Libanés solo se edita en formato digital desde este sitio (www.diariosiriolibanes.com.ar).