El terror sobre civiles: primer y último recurso

Homs y Damasco: blancos predilectos

La ciudad de Homs, tercera en importancia en el país del jazmín, fue víctima el martes de un nuevo ataque sobre civiles que dejó un saldo, hasta el momento, de 8 muertos y 18 heridos así como severos daños materiales.

“Los terroristas plantaron un dispositivo explosivo en un bus de pasajeros y lo detonaron de forma remota, en la calle Al Ahram del barrio Ekrema”, declaró a SANA el gobernador de la provincia, Talal Al  Barazi.

A su vez en la capital siria, un nuevo ataque de mortero que hizo blanco sobre las inmediaciones del Hospital Al Abasyeen dejó un saldo de dos heridos y daños materiales, marcando una nueva violación al acuerdo de zonas de distensión en vigencia, en este caso la zona correspondiente al cantón armado de Ghouta Oriental.

Estos hechos se suman a una seguidilla que en las últimas semanas se ensañó especialmente con la capital siria, así como en menor medida pero de igual manera en el sur del país, en localidades de las sureñas provincias de Sweida y Deraa, sin olvidar abortados intentos recientes en Homs.

Lectura cronológica

El estudio temporal del conflicto que aqueja a la República Árabe Siria muestra que una más espaciada frecuencia en los ataques terroristas durante el período álgido del mismo (2013-2015), ha cedido terreno desde 2016 a la fecha, a un incremento de estos hechos criminales, de forma coincidente con lo sucedido al principio del ciclo desestabilizador (2011-2012).

La característica curva sinusoidal observada, demuestra que las tácticas terroristas en áreas civiles fueron en los inicios de la crisis, el principal recurso desestabilizador que luego perdió preeminencia ante el acceso al combate armado y el control de territorio por parte de las variopintas agrupaciones terroristas sectarias.

La sostenida recuperación de la soberanía nacional por parte del Ejercito Árabe Sirio a partir de 2016, con su consecuente debilitamiento extremo en el terreno militar de las soldadescas fanáticas con apoyo exterior, y la reducción del margen de maniobras diplomáticas para sus patrocinadores externos; han llevado a la presente seguidilla de atentados contra civiles.

Se convierten así los mismos en la principal táctica de agresión, que busca evitar a toda costa el ya iniciado despertar hacia la reconstrucción nacional y con ello el cuadro de una rotunda derrota.

De modo que una vez más y buscando levantar la moral de sus alicaídas hordas, la tosquedad del extremismo fanático y su ceguera asesina lo llevan a recurrir a una estrategia que combina estas sangrientas acciones contra civiles inocentes, con una campaña desinformativa internacional en los medios dominantes occidentales.

Dicha campaña pretende instaurar una victimización de los “cercados y agredidos rebeldes”, ignorando su acceso a convoyes humanitarios y a la vez tendiendo un manto de invisibilidad sobre su inhumano accionar.

Indignación y repudio insuficientes

Resulta evidente que hasta no acabar en forma definitiva con el financiamiento externo de las agrupaciones armadas terroristas, y lograr la eliminación total del cúmulo de grandilocuentes rótulos con que las mismas se han bautizado, es muy probable que estos sangrientos sucesos se sigan repitiendo.

Ante este cuadro, la indignación y el repudio no parecen suficientes, pero no por ello dejaremos desde esta tribuna de manifestar los mismos de manera supina e invariable, porque consideramos que la sangre de los mártires sirios ya ha abonado por demás su gloriosa patria y esperamos prontamente el día en que la pesadilla se acabe y las madres sirias solo lloren para celebrar los logros de sus hijos, y no para despedirlos en la tumba.