Cuando los demonios no son dos
En medio de un nuevo y álgido choque de la resistencia palestina con la ocupación del régimen israelí, no nos sorprende ver una vez más el triste papel de doble rasero y genuflexión al lobby sionista en los medios masivos y la política, agitando la teoría de los dos demonios. Queda claro que nadie quiere perder el trabajo o decir una palabra que pueda considerarse fuera de lo “políticamente correcto”.
En el marco de los graves sucesos desatados la mañana de este sábado en Gaza y los territorios palestinos ocupados, que ya están mostrando una creciente proporción de bajas palestinas en contraposición a las resultantes de las acciones de la Resistencia contra la ocupación, no es de sorprender el rasgado de vestiduras generalizado de los medios masivos argentinos e internacionales fomentando la teoría de los dos demonios.
Pero ante el peligro del lector incauto, de caer involuntariamente en el proceso de “colonización mental”, nos parece importante destacar que los tristes y sangrientos sucesos que estamos presenciando no son resultantes de una “guerra”, sino más bien son el tristemente esperable corolario de un brutal y cotidiano proceso de colonización y limpieza étnica al que viene siendo sometido el pueblo palestino desde hace más de siete décadas y que en los últimos años se ha acrecentado en forma exponencial mediante estrategias de opresión nunca vistas.
Pero claro que el incauto y el neófito podrán argumentar que desconocen ese colonialismo y opresión que aquí se ha mencionado (algunas muestras en esta sección ), puesto que todo ello ha venido sucediendo frente al absoluto silencio de los medios hegemónicos occidentales y la llamada “comunidad internacional” (OTAN-dependiente), esa que siempre está lista para salir a vociferar grandes discursos en favor de la paz, pero sin incluir una sola palabra en favor de la justicia.
Es por ello, que hoy hemos visto en los medios locales e internacionales y en las redes, un desfile de invitados, “especialistas” y opinólogos difundiendo en forma expresa la visión del ocupante opresor y no hemos visto la utilización de un solo segundo de aire para escuchar la voz del oprimido.
Por eso, si bien desde esta tribuna hemos afirmado una y mil veces nuestra oposición a toda agresión y derramamiento de sangre, entendemos la gravedad de estos episodios en el marco de una reacción de los grupos de resistencia ante la asfixiante opresión del ocupante (muy especialmente los repetidos abusos contra sitios sagrados religiosos ), pues está claro que frente al colonialismo y la limpieza étnica, la resistencia es un legítimo derecho de los pueblos.
Mientras observamos las terribles represalias contra el pueblo palestino y seguimos con atención el desarrollo de otro triste episodio en la historia de la lucha de este noble pueblo por sostener sus inalienables derechos y recuperar su tierra arrebatada, seguiremos escuchando los alaridos del “mundo civilizado” condenando la reacción del oprimido y nos seguiremos ensordeciendo con su estruendoso silencio frente al cotidiano escarnio que lleva a cabo el opresor.
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