Soldados que sacrifican sus sueños por los de su pueblo
La agencia rusa Sputnik entrevistó a cinco soldados sirios acerca de cómo ven su futuro después de la guerra.
Los cinco años de la guerra en Siria han supuesto un carrusel de emociones para las fuerzas armadas: tanto la alegría de la victoria como la tristeza de la pérdida.
Hubo escisiones dentro del ejército, algunos soldados seducidos por "promesas y dinero" de actores políticos externos, anunciaron su deserción y se pusieron del lado de los grupos armados ilegales.
La historia del conflicto no está siendo escrita por bombas, tanques ni ametralladoras, sino por personas reales. Gente que tenía sueños y ambiciones pero los han puesto de lado por un sueño común: una vida en paz y prosperidad en su tierra.
Seguir los estudios cueste lo que cueste
El soldado Hamza Ismail, de 26 años de edad, nacido en la provincia de Hama, confesó que la última vez que vio a su familia fue hace 3 años. Durante todo este tiempo vive con una nueva "familia" que consta de 10 soldados del Ejército sirio, con los que comparte objetivos y misiones para liberar al país de los terroristas.
"Al graduarme, ingresé al servicio militar. Soñaba con el título de máster, y luego con seguir los estudios de doctorado. Pero mi pueblo es más importante que cualquier otra cosa. Las circunstancias nos han obligado a marcar las prioridades en la vida", cuenta Hamza.
En el futuro, Hamza se ve como esposo y padre de una gran familia, trabajando en un banco privado en su país. El soldado asegura que terminará los estudios, cueste lo que cueste, y obtendrá el título deseado. Mientras tanto, la guerra requiere de su participación.
La guerra no le permitió enterrar a su padre
Desde los primeros días de la guerra, el ingeniero Tamman Maala supo del olor de la tierra en las trincheras y la sensación del polvo de proyectiles explotados. En 2010, se graduó de Ingeniería civil, pero un año más tarde estalló el conflicto armado en el país. Desde entonces, su inseparable compañero es un arma en el campo de batalla.
Varias veces fue gravemente herido. El comando de las Fuerzas Armadas le recomendó que abandonara la línea de frente por razones de salud, pero la respuesta no fue una sorpresa para soldados como él…
"Regresaba una y otra vez a la posición de avanzada. Mientras estoy aquí en la guerra, mi familia ha vivido tantas cosas. Lo peor es que mi padre Basem murió durante este tiempo, y yo no pude llegar a su funeral. Para mí es una gran herida el que yo no hubiera podido decirle adiós a mi padre. Me sirven de consuelo las palabras que me dijo en nuestra última reunión, al apretar mi mano en la suya: ‘Estoy orgulloso de que mi hijo es uno de los héroes del país’", confiesa Tammam.
Al igual que todo el destacamento, Tammam sueña con la paz en Siria. La paz en Siria les permitiría a todos encontrar descanso para empezar a pensar en gestar una familia. "Mi sueño es darle el nombre de mi padre a mi hijo, para apagar el fuego en mi corazón", concluyó Tamman.
Atravesando la guerra para alcanzar el sueño de una familia
El contador Mohamed Ammar, originario de Tartus y de 28 años de edad, fue a la guerra para proteger a su tierra al enterarse de las operaciones militares.
"Al principio traté de unirme a los voluntarios, pero mi candidatura fue rechazada sin razones claras. Al final me reclutaron a la reserva, donde traté de trabajar en el ejército según mi especialidad. Pero la guerra se ha intensificado, y a todos nos enviaron al frente, donde todo el mundo es igual, no importa la formación ni la especialización", confiesa Mohammed.
Su mayor sueño también es tener una familia. Para lograr este sueño, está dispuesto a esperar y luchar.
Los estudios antes y después de la guerra
Un soldado llamado Adnan Al Ahmad sueña con que su madre vuelva a creer en un mañana. Al igual que el resto del país, la familia de Adnan está esperando que sus héroes vuelvan salvos y sanos. Antes de irse a la guerra, Adnan ejercía como abogado.
"Lo más frustrante para mí, es que muchos sirios en las redes sociales escriban publicaciones y lemas tan heroicos, mientras que ellos mismos huyeron de la guerra a las cálidas costas de los países occidentales. Nuestra vida en el país se convirtió en una ruina, y las calles se llenaron de fotos de los héroes fallecidos. Vivimos pensando en la victoria", aseguró Adnan, quien tiene planeado continuar con sus estudios tras el fin de la guerra.
Cuando todos los sueños se cambian por uno solo
Entre los soldados hay aquellos que tenían familias, hijos y trabajos bien remunerados antes de la guerra. Pero la llamada de la patria fue tomada como una orden.
Mohammed Al Akkar era un hombre de 30 años de edad, con esposa e hija que trabajaba de gerente en un restaurante, cuando estalló la guerra en su país.
"He tomado la decisión de defender nuestro país. Dejé en casa a mi esposa e hija, mis ojos nunca se han saciado de sus miradas. Llegaron días en los que todos nuestros sueños se tornaron uno solo: la paz en el país", cuenta Mohammed.
Estando en el frente, Mohammed se comunica a menudo con su esposa e hija por celular para decirles que está bien y sigue vivo.
"A veces cuando llamo a casa, pienso "¿y si es la última vez que escucho sus voces?"… Pero inmediatamente echo fuera todos estos pensamientos y sentimientos. Sí, destrucciones y asesinatos invadieron nuestras vidas, pero vivimos de la esperanza de que llegue el día cuando podamos volver a casa y ver a nuestras familias. La guerra no nos permite soñar con ninguna otra cosa", concluyó Mohammed.
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