Siria frente a la agresión diplomática británica

Se ha incrementado últimamente la escala de las actitudes agresivas de algunos funcionarios británicos  acerca de la situación en Siria incluyendo las declaraciones de los representantes de la política exterior. Eso indica la intervención de los políticos británicos en asuntos que no les corresponden según la ley internacional y el pacto de las Naciones Unidas.

Lo mismo afirma que algunos gobiernos occidentales y en particular los de Francia y el de Reino Unido están extrañando su larga historia colonial, imponiendo sus mandamientos a los pueblos y los estados del Mundo, con infinitas excusas, y con el fin de justificar sus injerencias flagrantes en los asuntos internos de países soberanos, miembros en las Naciones Unidas, e imponer sistemas políticos correspondientes a sus intereses, ignorando los derechos de los pueblos y los países y sus aspiraciones a una vida digna con paz, seguridad y autodeterminación.

Los pueblos del Medio Oriente, Asia, África, y América Latina están hasta la actualidad experimentando las consecuencias negativas de esa política colonial de los sucesivos gobiernos británicos. En el caso de Siria, del rol destructivo al dividir la región, mediante la miserable declaración Balfour y el acuerdo de Sykes–Picot.

Hoy otra vez, en el siglo XXI, el Reino Unido está tratando de recuperar su odiosa historia colonial, con el fin de imponer una nueva fragmentación a lo dividido y una nueva separación a lo separado. Para servir a sus intereses, el gobierno británico ha utilizado todas sus capacidades y experiencias coloniales para desestabilizar a Siria mediante el apoyo financiero, mediático, político y armamentístico a las organizaciones terroristas que operan en la misma, así como facilitando la llegada de los mercenarios extranjeros al territorio sirio.

El hecho de enviar a terroristas extremistas, como el inglés John, degollador de la organización terrorista Estado Islámico, refugiar a sus líderes por décadas, tales como Abou Kutada y Omar Abdulrahman; brindarles apoyo logístico y tribuna mediática para difundir sus devastadoras ideas oscurantistas, y armar a los terroristas; todo eso devela la hipocresía de la política británica, la falsedad de sus pretensiones de difundir democracia, luchar contra el terrorismo y proteger los derechos humanos, y muestra la verdadera meta detrás de las cartas británicas dirigidas al consejo de Seguridad como la carta N° 641/2015/S, sumándoles las declaraciones del canciller británico que contienen un apoyo directo al terrorismo y sus organizaciones.

La negación de los responsables británicos  respecto al derecho de Siria de luchar contra el terrorismo, proteger a su pueblo, tratar de restaurar la seguridad en su territorio, y echar a terroristas procedentes de 100 países, incluida Gran Bretaña, es un hecho vergonzoso que contradice la responsabilidad de los países según   la Carta de la ONU y las resoluciones de su Consejo de Seguridad en favor de la defensa del territorio y pueblo sirios.

Quien desea  dar sermones a los demás  siendo un miembro permanente en el Consejo de Seguridad,  debería darlo y aplicarlo a sí mismo.

El primer ministro británico Cameron debería echarse atrás y  pedir disculpas al pueblo británico por sus declaraciones emitidas en la fecha de 11/08/2011 en las cuales dijo que utilizaría  el ejército para detener las manifestaciones, que causaron la muerte de tres personas y el arresto de 750, agregando que no permitiría que las  declaraciones falsas sobre los derechos humanos sean obstáculos al arresto de esa gente, acompañó esas declaraciones con las palabras de una fuente gubernamental que reveló: "Gran Bretaña busca la posibilidad de interrumpir la red social y los mensajes vía internet, tales como los mensajes de Blackberry y Twitter durante los disturbios”.

Estas posturas reflejan de nuevo la hipocresía política del gobierno británico y el doble estándar de su acción política.