Palmira “la novia del desierto” amenazada
La antigua ciudad de Palmira, una de las joyas arqueológicas del Levante, está amenazada por el ataque del grupo terrorista Estado Islámico (E.I.), que se enfrenta al Ejército Árabe Sirio.
Otra joya arqueológica amenazada por el grupo terrorista Estado Islámico (E.I.). Tras la destrucción de los importantísimos enclaves de Nimrod y de Hatra en Irak, los extremistas de E.I. amenazan las ruinas de Palmira en Siria. El Ejército sirio está luchando para contener a los combatientes sectarios a menos de dos kilómetros de la histórica ciudad, situada en el centro del territorio sirio.
Las ruinas de la ciudad, sede del Imperio de Palmira bajo el reinado de la reina Zenobia, en el siglo III, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.
El jefe de antigüedades sirio, Maamoun Abdulkarim, alertó este jueves del peligro de una potencial conquista de E.I. sobre la ciudad de Tadmur, junto a la que se encuentran las ruinas de Palmira. Si toman Tadmur, dijo, "destruirán todo lo que existe allí".
Situada en un oasis, Palmira fue en el pasado uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido desierto del centro de Siria.
Tal es su riqueza monumental que se trata de uno de los seis lugares sirios incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y también en su lista de Sitios en Peligro por el actual conflicto en el país.
Fue en el siglo I y II d.C. cuando el arte y la arquitectura de Palmira marcaron su inmenso lujo. Como reveló la Unesco, la “novia del desierto” estaba en una encrucijada de civilizaciones, y en ella se mezclaron técnicas grecorromanas, con tradiciones locales e influencias persas.
A mitad del siglo I, este oasis pasó a estar bajo el control de los romanos dentro de la provincia romana de Siria. Rápidamente, comenzó a crecer por su localización en la ruta comercial que unía el Imperio Romano con Persia, la India y China.
En el siglo III, la ciudad desempeñó también un papel militar y estratégico con la ascensión de la dinastía sasánida al poder y su rebelión contra Roma, bajo el gobierno de su reina más famosa, Zenobia, que conquistó toda Siria y extendió sus dominios hasta Egipto y Anatolia.
Sin embargo, esto supondría el comienzo del fin de Palmira, ya que los romanos aplacaron la rebelión y destruyeron a la población, reduciéndola a un pueblo sin territorio ni poder. Fue el inicio de su decadencia de cientos de años. No sería hasta los siglos XVII y XVIII cuando los viajeros de la época descubrirían los restos de la ciudad.
Antes del inicio del conflicto en Siria, en marzo de 2011, sus ruinas eran uno de los principales centros turísticos de Siria y de la región.
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