Ocupación turca priva de agua potable a un millón de sirios
Durante los últimos 17 días Turquía y sus milicias agentes mantienen interrumpido, una vez mas, el funcionamiento de la planta de agua de Alouk afectando a los sirios de la provincia de Hasaka, en el noreste del país.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Siria denunció que las fuerzas ocupantes turcas cortaron el agua potable a un millón de personas en la provincia nororiental de Hasaka.
“Reiteramos nuestra enérgica condena a las prácticas del ocupante turco y sus milicias extremistas de interrumpir por 17 días consecutivos el funcionamiento de la planta de agua de Alouk que alimenta a cientos de miles de civiles en Hasaka”, afirma una declaración de la Cancillería siria.
La nota califica de brutal esa medida, que se repite por vigésimo tercera vez desde el ingreso de las fuerzas turcas al norte de Siria en octubre de 2019.
Aclara que esa acción coincide con “la agudización de la pandemia de la COVID-19 y las altas temperaturas”.
“Eso viola las disposiciones del Derecho Internacional Humanitario, especialmente en lo referente a la inadmisibilidad del uso del agua como arma de guerra”, señala el texto.
Anteriormente, el vicecanciller Bashar al-Jaafari convocó a los representantes de las Naciones Unidas y del Comité Internacional de la Cruz Roja que operan en Siria, y exigió que transmitieran a sus superiores en Nueva York y Ginebra la necesidad de presionar a las autoridades turcas para permitir de inmediato el bombeo de agua desde la planta Alouk.
En el mismo sentido, el presidente de la Asamblea Popular (Parlamento sirio), Hammoudah Sabbagh, dirigió 48 mensajes oficiales que incluyeron a la Asamblea General, al Secretario General de la ONU, y al Alto Comisionado para los Derechos Humanos de dicha organización, así como a los jefes de órganos parlamentarias internacionales, condenando los continuos crimenes de la ocupación turca y sus mercenarios y pidiendo se ejerza toda forma de presión sobre el régimen de ocupación turco para detener su atrocidad y restituir el agua potable a más de un millón de ciudadanos en Hasaka y su zona rural.
Tanto en forma directa, como a través de sus milicias extremistas agentes, las fuerzas turcas ocupan extensas áreas en el norte sirio, abarcando territorios de las provincias norteñas de Hasaka, Raqqa, Alepo e Idleb, donde patrocinan y sostienen a dichas milicias armadas ilegales.
Damasco califica esa presencia de flagrante ocupación y acusa a Ankara de fomentar un cambio demográfico al seguir una política de “turquización” mediante medidas como la imposición de la moneda turca, el reemplazo de los enfoques escolares, la imposición del turco como segundo idioma y la constante presión sobre las familias sirias locales con el objeto de desplazarlas y sustituirlas por otras leales a Ankara.
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