Moscú recibió a Damasco

Representantes del gobierno sirio y fuerzas de oposición continúan reunidos en el día de hoy en busca de un acuerdo de compromiso inicial. A mitad de semana, cada parte presentó un documento expresando sus demandas máximas. Los mismos se espera que sirvan de base para un instrumento que de por finalizadas las hostilidades en Siria.

A últimas horas del día miércoles, la Agencia Nazionale Stampa Associata informó sobre la existencia de un borrador con 10 puntos. La existencia del escrito fue confirmado por Qadri Jamil, líder del partido de oposición, Frente Popular por el Cambio y la Liberación (FPCL), luego de reunirse con el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov.

El documento todavía no fue firmado por las partes, pero algunos de sus puntos se filtraron a la prensa. Uno de ellos se refiere al intercambio de prisioneros, y otro, a la distribución de ayuda humanitaria. Ambos puntos revelan la falta de acuerdo sobre el cese de hostilidades.

Por último, las charlas entre el gobierno sirio y parte de la oposición tienen hasta el momento un resultado mixto. Por un lado, existe una base de 10 puntos que sostiene la posibilidad de un acuerdo. Por otro lado, la ausencia de parte de las fuerzas de oposición bloquea cualquier acuerdo de paz duradero.

Una realidad con historia

EEUU tenía los ojos puestos sobre Siria mucho antes de que George W. Bush llegara a la presidencia y John Bolton desembarcara en ONU. En agosto de 1992, Yossef Bodansky, escribió un trabajo de investigación titulado Teherán, Bagdad y Damasco: El Pacto del Nuevo Eje . En el mismo, Bodansky decía que “El origen de la alianza tripartita entre Irán, Irak y Siria se remota a los primeros días del gobierno del Ayatolá Khomeini, cuando se decidió que la Revolución Islámica solo podría triunfar a través de una amplia coalición Islámica liderada por Irán.”

En ese momento, sin embargo, la alianza entre los tres era imposible. Primero, Siria e Irak se encontraban enfrentados por el liderazgo del partido Ba’ath. Segundo, la relación con EEUU de Irak e Irán era diametralmente opuesta. A pesar de todo, Bodansky sirvió como Director de la Fuerza Especial del Congreso sobre Terrorismo y Guerra No Convencional durante 1998-2004, puesto desde el cual bajó línea a la administración Bush.

Su influencia se reflejó en dos oportunidades. Primero, durante el Discurso del Estado de la Unión del Presidente George W. Bush, del 29 de enero de 2002. Y segundo, en la presentación de John Bolton ante el The Heritage Foundation el 6 de mayo de 2002, titulada Más allá del Eje del Mal . Ambas oportunidades sirvieron para redefinir la política exterior norteamericana, y dar fin a la Pax Americana.

Mientras que Bush definió al “Eje del Mal” como Irán, Irak y Corea del Norte, Bolton agregó a la lista Libia, Siria y Cuba. Según Bush, la posesión de armas nucleares y promoción del terrorismo son los requisitos para formar parte del eje. Por su lado, Bolton, resaltó la posesión y capacidad de desarrollar y lanzar armas químicas por parte de Libia y Siria, agregando a Cuba como Estado facilitador.

Tras 7 años desde la salida de Bush, su política exterior continúa viva. Durante el gobierno de Bush se destituyó a Saddam Hussein, mientras que se sancionó a Irán y Corea del Norte a través de la ONU. La administración de Barack Obama continuó con las sanciones económicas a ambos, y destituyó a Muammar Ghadaffi con la ayuda de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Por último, mientras que las relaciones con Cuba repentinamente se compusieron, Siria pasó a ser el centro de atención de la política exterior de EEUU por dos razones. Primero, porque Turquía y Arabia Saudí luchan allí por el liderazgo regional. Y segundo, porque el cambio de régimen en Siria enfrenta directamente a los intereses de EEUU y Rusia.

Camino al 4to aniversario

El próximo 11 de marzo se cumplirán cuatro años desde el inicio del violento enfrentamiento en Siria, y se puede pasar horas repartiendo responsabilidades. Por el lado de occidente se puede apuntar el dedo contra EEUU, Francia, Inglaterra, Alemania, e incluso Rusia. Por el lado de oriente, la lista es más larga y diversa aún. Arabia Saudí, Qatar, Irak, Irán, Turquía y China cargan con más o menos culpa.

Hoy por hoy, algunos de los países mencionados arriba apoyan a las fuerzas oposición, mientras que otros al gobierno de Damasco. Al final del día, ninguno de ellos se envolvió directamente en el conflicto, y cada uno logró promover sus intereses. Más importante aún, condenaron al pueblo sirio a un futuro de mendiga.

Por último, el reinicio de las negociaciones de paz están encalladas desde su inicio por la ausencia de la Coalición Nacional y Estado Islámico. Por eso, cualquier acuerdo forjado en Moscú no asegura el fin de las hostilidades. Para una paz duradera en Siria son necesarias dos cosas. Primero, que las fuerzas de oposición pierdan el apoyo internacional, y segundo, que el gobierno de Damasco derrote militarmente a la oposición.