La oposición siria decide su presencia en negociaciones de paz en Rusia
Moscú se empecina en dictar el destino del conflicto sirio. Tras revivir la solución occidental a la crisis política, reconoce e invita a la oposición siria a la mesa de negociación.
El día viernes, la Coalición Nacional para la Revolución Siria y Fuerzas de Oposición, inauguró una serie de reuniones que se extenderá a través del fin de semana. Durante el encuentro se espera la elección de un nuevo presidente, y se decida sobre la invitación de Moscú a negociar una salida pacífica al conflicto sirio. Invitación que ha sido extendida a representantes de las demás organizaciones que conforman la Coalición Nacional Siria de Fuerzas Revolucionarias y Oposición, acción disonante con el histórico apoyo de Moscú con Damasco en el plano internacional.
La oposición rusa a la intervención occidental en Siria en los organismos internacionales, generó simpatía entre los seguidores del gobierno liderado por Bashar Al Asad. Al vetar la votación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), y manifestarse públicamente en oposición a cualquier tipo de presencia de fuerzas extranjeras, Moscú escondió sus intenciones imperialistas detrás de una espesa niebla. Estrategia que rememora los tiempos de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos (EEUU) y Rusia usaban al Medio Oriente como tablero de ajedrez, comprando voluntades a través de la venta de armas.
El plan fallido
Durante las dos conferencias en Ginebra el Grupo de Acción por Siria , auspició la iniciativa de ONU y la Liga Árabe, que detalló 6 puntos para la solución del conflicto sirio: trabajar con el enviado de ONU, detener la violencia, permitir la ayuda humanitaria, acelerar la libertad de detenidos políticos, asegurar el libre movimiento dentro del país, y respetar el derecho de asociación y protesta pacífica. Los 6 puntos se complementan con 3 principios: desarrollo de un estado democrático congruente con la legislación internacional, establecimiento de un período para una transición para el cambio de régimen, y creación de un marco de seguridad para un cambio de régimen estable.
En representación de las partes participaron de la Conferencia de Ginebra I y II, Lakhdar Brahimi, enviado de ONU en Siria; John Kerry, Secretario de Estado de EEUU; y el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov.
Los puntos y principios propuestos son complemento de las Resoluciones 2042 y 2043 de ONU. El primer documento crea un equipo formado por 30 observadores militares no armados para monitorear el cese del fuego en Siria. El otro documento establece la Misión de Supervisión de Naciones Unidas en Siria (UNSMIS), compuesta de 300 observadores militares desarmados. En su conjunto, los documentos aseguraron la presencia de fuerzas extranjeras en Siria, formando la punta de lanza de la tan especulada intervención en el país.
El plan Ruso
Tras el fracaso de las conferencias de paz, Ginebra I y II, Rusia tomó la posta que dejo EEUU. Los detalles de la propuesta rusa no se han hecho público todavía, aunque se espera que sigan los lineamientos planteados en Ginebra. En ese momento sin embargo, la principal preocupación era la presencia y uso de armas químicas. Este último punto era de gran interés para Barack Obama y Vladímir Putin porque representaba la Línea Roja que justificaría una intervención militar unilateral de EEUU en Siria.
Siendo que la evidencia del uso de armas químicas apuntó hacia los rebeldes, y Rusia se manifestó enérgicamente en contra de cualquier presencia de fuerzas extranjeras en el país, los esfuerzos militares de EEUU se limitaron a la presencia de buques de guerra en el Mediterráneo y aviones de inteligencia en Chipre. Eso mismo otorgó a EEUU una presencia de avanzada a través de los observadores de ONU, presencia que Rusia pretende contrarrestar asumiendo el rol de mediador en las negociaciones para la paz en Siria.
Hoy, la mayor preocupación de las negociaciones es retener y fortalecer la presencia rusa en la región. La paz es secundaria, como lo fue para la iniciativa de ONU y EEUU. Por la misma razón los analistas internacionales plantean las diferencias entre EEUU y Rusia sobre Siria como una reedición de la Guerra Fría. Además del deseo por mantener su influencia sobre la región, Moscú tiene una preocupación natural por sostener su presencia militar en Siria. Porque en el puerto de Tartús se emplaza la única base militar rusa en el extranjero, región que es de interés para E.I. (Estado Islámico).
Por ello, la continuación del conflicto es funcional a los intereses rusos, al extender el conflicto en el tiempo y su rol como mediador. Además, solo un plan que se sabe fallido garantiza ese rol que Moscú busca cumplir.
Perspectiva a futuro
La nueva iniciativa legitimó a la oposición siria como representante del pueblo sirio, revivió el fracasado proyecto de EEUU, y parapetó a Rusia como actor influyente en el conflicto. La responsabilidad recae sobre las partes en conflicto, por facilitar la intervención extranjera al no reconocer su propia incapacidad para derrotar unilateral y completamente a su rival. Porque los rebeldes no consiguen amasar suficiente apoyo internacional, y el gobierno no tiene los recursos necesarios para derrotar a esa coalición. Así impusieron sobre el pueblo sirio la desintegración del tejido social, facilitando la promoción del plan estadounidense-sionista para la creación de estados confesionales en la región.
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