Netanyahu, el Remy Danton israelí
Washington denunció la filtración de información descontextualizada sobre las negociaciones de desarrollo nuclear que las potencias nucleares occidentales e Irán están llevando a cabo. Una jugada que solo le cabe al actor secundario, Remy Danton.
Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca, hizo público el descontento de Washington con Tel Aviv por la filtración de información inexacta. Los detalles se refieren a las negociaciones que EEUU, junto con Rusia, China, Francia, Inglaterra y Alemania están desarrollando junto a Irán para lograr un acuerdo sobre desarrollo nuclear.
Según Earnest, “No quedan dudas de que lo dicho por israelíes sobre nuestra posición durante las negociaciones no ha sido correcto.” La acusación fue reiterada por Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado, quien culpó a Israel de “elegir información para compartir.” Ambos se refieren a los avisos televisados por el canal 2 israelí el pasado domingo, donde se informaba al público que la Washington dejó de comunicarse con Tel Aviv.
La administración de Obama reconoció la necesidad de mantener en privado las temáticas y detalles de las reuniones, motivo el cual originó molestia dentro de los representantes israelíes en Washington.
Debido a la sensibilidad del tema, Israel entiende que debe tomar parte del debate y acusó a EEUU de dejarlos en la oscuridad. Por la misma razón, Earnest explicó que “EEUU es consciente de la importancia de no negociar públicamente, para asegurar que la información debatida en la mesa de negociación no sea descontextualizada, perjudicando la posición de EEUU y sus aliados.”
Única oportunidad
Para la administración de Obama, el éxito de las negociaciones ofrece la oportunidad de recomponer la relación con Irán luego de tres décadas sin comunicación directa. Al mismo tiempo, el fracaso de las negociaciones ofrece a Netanyahu la oportunidad de ganarse el apoyo de las águilas que anidan en el Knesset de cara a las elecciones del próximo mes.
El actual escenario describe un enfrentamiento entre los intereses de Washington y Tel Aviv. Por el momento, Obama tiene la sartén por el mango; la estrategia israelí fue denunciada públicamente, y la información compartida con sus representantes será menor.
Netanyahu, sin embargo no da el brazo a torcer. El Primer Ministro Israelí confirmó su asistencia al Congreso de EEUU, tras ser invitado por el Presidente de la Cámara de Diputados de EEU, John Boehner (Republicano), para influenciar la opinión de los miembros del recinto, con respecto al acuerdo sobre desarrollo nuclear que Washington podría firmar con Teherán a mediados de año.
La decisión no fue bien recibida por haber violado el protocolo diplomático. De acuerdo con la costumbre estadounidense, ningún mandatario que se encuentre en campaña será recibido por la Casa Blanca. Además, el Vicepresidente Joe Biden tampoco lo recibirá por encontrarse de gira por Latino América al momento de la visita de Netanyahu.
Todo ello hace pensar que la visita de Netanyahu pretende lograr dos objetivos: influenciar a los miembros del Congreso de EEUU a vetar un futuro acuerdo con Irán, disminuir el apoyo económico y electoral que la comunidad judía brinda a Obama, y asegurarse el apoyo del ala reaccionaria del Partido Likud en las próximas elecciones.
El norte es el sur
Al igual que en Argentina, el cabildeo israelí no cesa de operar en contra de la libre voluntad de las naciones. Hoy es EEUU, ayer fue Argentina; pero el escenario es el mismo: la oportunidad de restablecer un vínculo diplomático quebrado a través de un acuerdo diplomático.
A simple vista, la conclusión es sencilla: Israel hará todo lo posible por aislar a Irán. Perfecto. Es un objetivo válido para la política exterior de Israel, pero no tiene porqué ser el objetivo de la política exterior del resto de los países.
Tampoco están obligados los judíos del mundo a seguir y defender esa política exterior. No están obligados porque no todos los judíos son ciudadanos israelíes. Muchos son ciudadanos estadounidenses o argentinos, e incluso de otros países. Por esa misma razón, yo, a pesar de ser católico apostólico romano, no estoy obligado a promover la política exterior del Vaticano.
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