Informe Especial: Quinta Parte: Arabia Saudita
La quinta entrega del informe especial: El Mundo Árabe según occidente, está dedicada a Arabia Saudita. El carácter autoritario del gobierno, la cercana relación con Washington e una riqueza petrolera incalculable, son los temas que definen la identidad del reino.
Polity IV evalúa la calidad de gobierno y otorga en 2010 a Arabia Saudita -10 puntos (autocracia). La calificación es la peor posible, porque las calificaciones de las dimensiones gobierno y autocracia son -10 y 10 puntos respectivamente. Ese es el resultado natural de una sociedad bajo con un código civil enarbolado en la ley islámica (sharia), una monarquía hereditaria como sistema de gobierno, la ausencia de un poder judicial independiente y la falta de una legislatura.
Con respecto a la elección del poder ejecutivo, el informe destaca la metodología para la selección del príncipe coronado. Teniendo Arabia Saudita una monarquía hereditaria, los conflictos entre príncipes ha sido común a lo largo de la historia. Por eso mismo, se otorgó al Rey la facultad para seleccionar a su heredero, mandato que fue reformado en 2006. La nueva reglamentación estipula la creación de una Comisión para la elección del príncipe coronado, y el debut de la reforma será en la próxima sucesión.
Sobre los límites al poder ejecutivo, el documento afirma que son inexistentes. El Rey detenta un poder absoluto; es jefe de gobierno, jefe de estado, primer ministro y líder supremo religioso. Y, el proceso de decisión está limitado a los círculos familiares íntimos del Rey, evidente en el alto número de miembros de la familia real que componen del Consejo de Ministros.
Por último, el informe resalta la ausencia de participación política, remarcando que la disidencia política es reprimida. Además, las leyes islámicas han sido utilizadas para recortar los derechos de libre expresión, prensa, asamblea y asociación. Y la ola de violencia desatada en 2003 por Al Qaeda, contribuyó al deterioro de los derechos humanos en el país.
Queda claro entonces, que al contrastar el gobierno de Arabia Saudita con los valores occidentales de gobierno, su desempeño es pobre. La ausencia de límites al poder ejecutivo, subordinación del poder judicial e inexistencia del poder legislativo, más la falta de competencia política e influencia del credo, conforman un panorama que rememora la Edad Media europea.
Transparencia Internacional mide niveles percibidos de corrupción y otorgó en 2014 a Arabia Saudita 49 puntos (corrupto), ubicando al país en el puesto 55 entre 175 países medidos. En comparación con Líbano y Siria, la corrupción percibida es mucho menor. Este punto no debe pasar inadvertido, ya que la corrupción tiende a ser mayor en regímenes con poco escrutinio público, y por eso genera sospechas sobre la fiabilidad de la medición.
Sobre el control de la corrupción en Arabia Saudita, el informe coloca al país dentro dentro del promedio (0,14 puntos para 2010). En otras palabras, la utilización del poder público en beneficio de privados ocurre en Arabia Saudita en un nivel moderado. Nuevamente, la fiabilidad de la medición es cuestionable porque hay una clara utilización por parte de la familia real de fondos públicos para su bienestar, como también para el beneficio de amigos empresarios.
El organismo también calificó el pago de coimas de empresas saudíes en el exterior durante 2010. La calificación de 7,4 puntos indica que los empresarios saudíes son poco accesibles al pago de coimas cuando hacen negocios fuera de su país.
Por último, en 2010 también se calificó el acceso al presupuesto, recibiendo 1 punto (pobre o ninguno). Ello quiere decir que el ciudadano no puede controlar el gasto público, con lo cual la posibilidad de malversación de fondos se potencia.
En general, el nivel de corrupción percibido en Arabia Saudita se encuentra dentro del promedio. La fiabilidad de la medición es sin embargo cuestionable, por las características de gobierno y el manejo discreto de fondos públicos.
Paz Global, estima el nivel de conflictividad estatal y calificó en 2014 a Arabia Saudita con 2,003 puntos (poco conflictivo), logrando el puesto 80 entre 162 países con un costo de la violencia estimado en u$s 87.665 millones. Llama la atención que ese costo sea 3 veces mayor al de Israel, pero que el país obtenga una mejor calificación y ubicación general.
Al observar con detalle los indicadores, gasto militar recibe la peor puntuación (3,4/5 puntos). Con 3 puntos le siguen: criminalidad percibida en la sociedad, oficiales de seguridad y policía, acceso a las armas, conflicto organizado (interno), inestabilidad política, terror político, financiación de misiones de paz de ONU, y relaciones con países vecinos. Este escenario presenta una sociedad internamente conflictiva o reprimida.
Sobre la actividad terrorista en el país, en índice ubica a Arabia Saudita en el puesto 55 sobre 162 países, con una calificación de 2,71 puntos (poca actividad). Durante 2013 se reportaron un total de 6 incidentes, con 1 fatalidad y 2 heridos.
Ambas mediciones presentan un país relativamente pacífico y con poca actividad terrorista. Este resultado no debe sorprender a nadie, ya que el territorio no ha sido testigo de conflictos armados desde el final de la 1ra. Guerra Mundial. A pesar de ello, los indicadores evidencian la presencia de un estado policía.
Desarrollo Humano computa un promedio de bienestar , y ubicó a Arabia Saudita en 2014 en el puesto 34 con una calificación de 0,836 puntos (alto desarrollo humano). En términos comparativos, la calificación ubica al país por debajo de la media de los países con alto desarrollo (0,890), y por encima de la media regional (0,682).
El informe resalta un crecimiento acumulado del 43,3% entre 1980-2013, siendo años de escolaridad promedio el indicador con mayor evolución (105%). Los indicadores expectativa de vida y producto bruto nacional también muestran entre 1980 y 2013 una tendencia positiva.
En esta ocasión, la corrección por desigualdad no está disponible. Se sospecha que la distribución del desarrollo humano en Arabia Saudita no es equitativa. Parte de esa desigualdad es sin embargo observada a través de la desigualdad de género. El país recibe una calificación de 0,321 puntos (alta desigualdad) debido a la baja participación política y en el mercado laboral de mujeres.
Arabia Saudita posee un alto desarrollo humano, similar al de otras monarquías del Golfo Pérsico, que esconde una amplia desigualdad social, parcialmente visible a través del género.
Progreso Social mide múltiples dimensiones de mejoramiento social , y para el año 2014 Arabia Saudita recibió una puntuación de 64,38 puntos (promedio), ubicándolo en el puesto 65 entre 132 países. En comparación con países de similar producto bruto interno, Arabia Saudita obtuvo calificaciones menores en las 3 dimensiones que componen el índice.
Las dimensiones necesidades humanas básicas y fundamentos del bienestar obtuvieron las mejores calificaciones, 83,12 y 69,84 puntos respectivamente. Se destacan las categorías nutrición y asistencia médica (95,15 puntos) y acceso a conocimientos básicos (94,07 puntos) por sus altas calificaciones. Mientras, la dimensión oportunidades recibió la peor calificación (40,18 puntos), obteniendo la categoría derechos personales la calificación más baja (9,60 puntos).
Por último, el progreso social en Arabia Saudita presenta una imagen simple de interpretar. El estado provee eficientemente todos los servicios básicos a cuesta de importantes límites a la libertad y diversidad en todas sus formas. Ello se debe a la instauración de un estado rentista, que no recauda impuestos y cubre los servicios básicos con la remuneración obtenida por la venta de petróleo.
El sexto y último índice, Planeta Feliz, calcula la capacidad estatal para suministrar vidas largas, felices y sustentables. Arabia Saudita recibió una calificación de 46 puntos (felicidad alta), ubicando al país en el puesto 52 entre 151 países. En comparación con el resto de los países, la dimensión mejor clasificada es sensación de bienestar (6,7/10 puntos), e impacto ambiental (4/10 puntos) la peor.
La corrección por desigualdad tuvo un impacto negativo sobre la calificación de Arabia Saudita, retrasando 4 puestos la ubicación del país en la clasificación general. La corrección es una importante confirmación de la existencia de desigualdad en el país.
Por otro lado, la fiabilidad de la medición debe ser cuestionada por la presencia de un amplio estado policial. Si bien el mismo no conduce la encuesta, su presencia tiene un impacto sobre el inconsciente colectivo. Por ello mismo, el índice es por lo menos cuestionable, y merecedor de una revisión que contemple este aspecto.
A modo de resumen, y según los indicadores, Arabia Saudita es un país con un gobierno autocrático, con bajos niveles de corrupción y poco conflictivo. Además, posee un alto nivel de desarrollo humano y felicidad pero con un progreso social promedio.
En general, la imagen de Arabia Saudita propuesta por los índices es acertada y apunta a características importantes. Por un lado, la centralización del poder permitió un manejo indiscriminado de los fondos públicos e instauración de un estado policía, razón por la cual se percibe poca corrupción y alta felicidad. Por otro lado, la conflictividad del país es menospreciada, especialmente cuando se toma en cuenta el gasto militar y la activa participación en intervenciones internacionales.
Nota: Haga click aquí para visitar la introducción de este informe especial y encontrar una descripción de los objetivos e índices.
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