Informe Especial: Egipto
La sexta entrega del informe especial: El Mundo Árabe según occidente, está dedicada a Egipto. Los Levantamientos Árabes a partir de 2011 tuvieron un gran impacto en el país. El derrocamiento de Mubarak dio lugar a la aprobación de una nueva constitución, que llevó a un proceso electoral parlamentario y presidencial, para cerrar con la destitución de Morsi y la vuelta al origen, tras la asunción de Sisi.
Polity IV evalúa la calidad de gobierno y otorgó a Egipto en 2010 una puntuación de -3 puntos (anocracia). La calificación es similar a la de Jordania, e describe un gobierno especialmente vulnerable a la inestabilidad política e ineficiente, con una mezcla de rasgos y características democráticas y autocráticas. Las anocracias son solo una categoría intermedia entre democracias y autocracias, no son un tipo de gobierno. Esa ambivalencia es evidente en la celebración de elecciones con participación política limitada.
Sobre la elección del poder ejecutivo, el documento afirma que Egipto es un estado unipartidario porque el electorado está obligado a elegir miembros para la Asamblea del Pueblo (Congreso) entre candidatos de un mismo partido. Los victoriosos, eligen al candidato presidencial. Así fue elegido por cuarta vez consecutiva para un término de 6 años Mubarak en 1999.
Con respecto a los límites al poder ejecutivo, el documento afirma que en Egipto son mínimos o moderados. Ello se debe a que el estado está burocráticamente dominado por un solo partido. En breves palabras, el Poder Legislativo no propone nueva legislación, y el Poder Judicial no da cumplimiento a sus decisiones. Así se confirma una ausencia de controles y contrapesos entre los poderes estatales y un predominio del Poder Ejecutivo.
Por último el informe resalta en Egipto restricciones sobre la participación política. Específicamente, existe una variedad de partidos políticos que enfrenta amplios y sistemáticos límites sobre la libertad de movilización y expresión. En ese sentido, en 2005 se amplió la participación política a través de un grupo de reformas, que sin embargo no tuvo el efecto esperado. Además, la situación política se complejiza por la presencia de un quiebre social y faccionalismo en torno al rol de la religión en la política.
En conclusión, Egipto es un país donde el electorado no elige gobernantes, el ejecutivo domina a los demás poderes, y la participación política es limitada. Este escenario no ha cambiado desde 2011, a pesar del cambio de gobierno. La liberación de los hijos de Mubarak, quien se espera también sea liberado, la persecución política de miembros de la Hermandad Musulmana y militantes laicos, y predominio de Sisi sobre el parlamento y justicia, así lo demuestran. Por la misma razón, no se espera que la calificación de Egipto mejore en un futuro cercano.
Transparencia Internacional mide niveles percibidos de corrupción y calificó a Egipto en 2014 con 37 puntos (corrupto), ubicando al país en el puesto 94 entre 175 países medidos. En comparación con Líbano y Siria, la corrupción percibida no es mucho menor, y se compara con los niveles de corrupción percibidos en Argentina. Esto quiere decir que las empresas privadas pagan al estado egipcio y argentino coimas similares para operar en sus mercados.
Sobre el control de la corrupción, el informe coloca a Egipto en 2010 fuera del promedio (-0.55 puntos). En otras palabras, el funcionario egipcio muestra una marcada tendencia a la utilización del poder de la oficina pública para beneficio privado.
El organismo también calificó el acceso al presupuesto público, otorgando en 2010 una calificación de 49 puntos (algún acceso). Esto quiere decir que algunos documentos del presupuesto público están a disposición de quien los solicite, pero no todos los documentos están disponibles. El dato también desnuda las dificultades para controlar el gasto público, debido a la parcialidad de la información.
En general, el nivel de corrupción percibido en Egipto se encuentra por encima del promedio, y muy cerca del cuarto más alto de mediciones. Además, se evidencia una utilización de la función pública para aumentar el patrimonio personal, y limitado acceso y control del gasto público. Esta cuadro de situación no será fácil de modificar, porque se observa la instauración de la cultura de la corrupción.
Paz Global estima el nivel de conflictividad estatal y en 2014 a calificó a Egipto con 2,571 puntos (conflictivo). La calificación le mereció el puesto 143 entre 162 países, con un costo estimado de la violencia de u$s 35.875 millones. En comparación con la región, Egipto se encuentra se encuentra mucho más cerca de Irak (159) y Siria (162) que de Qatar (22) y EAU (40).
Al observar con detalle los indicadores, manifestaciones violentas recibe la peor calificación (5/5 puntos). De cerca le siguen criminalidad percibida en la sociedad, oficiales de seguridad y policía, conflicto organizado (interno), y crímenes violentos con 4 puntos cada indicador. Armas nucleares e inestabilidad política con 3,5 puntos, completan el cuadro del escenario violento observado desde 2011 en el país.
Sobre la actividad terrorista en el país, el índice otorga a Egipto en 2014 una puntuación de 6,50 puntos (alta actividad terrorista), ubicándolo en el puesto 13 de 162 países. Durante 2013 se reportaron un total de 202 incidentes, con 181 fatalidades, 450 lesionados, y 59 propiedades destruidas.
Ambas mediciones presentan un país altamente conflicto hacia adentro, agravado por un alto número de hechos violentos. Ambas situaciones se encuentran íntimamente relacionadas con las protestas observadas a partir de enero de 2011. Por otro lado, Egipto se ha visto envuelto en los ataques contra E.I. en Libia, retomando la violencia externa abandonada en 1973.
Desarrollo Humano computa un promedio de bienestar , y en 2014 calificó a Egipto con 0,682 puntos (desarrollo humano medio), alcanzando el puesto 110 entre 187 países. En términos comparativos, Egipto se encuentra en la media regional, con un nivel de desarrollo humano similar al de Irak y Túnez.
El informe resalta un crecimiento acumulado del desarrollo humano en Egipto de 50,8 % entre 1980-2013, siendo años de escolaridad promedio el indicador con mayor evolución (200%). Los demás indicadores, expectativa de vida y producto bruto nacional, también muestran una tendencia positiva durante el mismo período.
Al corregir por desigualdad, la calificación de Egipto se reduce un 24%, y cae a 0,518 puntos. En promedio, los países de desarrollo humano medio pierden 25.6%, mientras que los países árabes pierden en promedio un 24.9%. Esto quiere decir que la desigualdad en Egipto se encuentra por debajo, pero muy cerca, de la media para países con desarrollo humano medio y países árabes.
Con respecto a la desigualdad de género en particular, Egipto se ubicó en 2013 en el puesto 128 entre 148 países medidos. Solo 2.8% de los asientos parlamentarios son ocupados por mujeres, mientras que el 43,4% de la población femenina comenzó una educación secundaria (16% menos que los hombres), y por último, apenas el 23.6% de las mujeres trabaja (51% menos que los hombres).
De acuerdo con los últimos datos disponibles (2008), el 8,9% de la población sufre de pobreza multidimensional, mientras que un 8,6% está muy cerca del nivel de pobreza multidimensional. Esto quiere decir que casi el 20% de egipcios sufre de alguna privación (de salud, educación, o condiciones de vida) que le impide desarrollar la totalidad de su potencial humano.
Egipto posee un desarrollo humano medio, muy cerca del promedio para la categoría y la región. Incluso cuando ajustado por desigualdad la calificación se mantiene dentro de los promedios. Sin embargo, una observación más profunda devela amplias desigualdades de género, y un alto nivel de privación y pobreza. Este último aspecto, ha sido ampliamente asociado con el levantamiento observado a partir de 2011.
Progreso Social mide múltiples dimensiones de mejoramiento social , y Egipto recibió en 2014 una puntuación de 59,97 puntos (promedio), alcanzando el puesto 84 entre 132 países. En comparación con países de similar producto bruto interno, Egipto obtuvo una mejor calificación en la dimensión necesidades básicas humanas (76.77). La dimensión fundamentos del bienestar (68,98) se mantuvo dentro del promedio, y oportunidades (34,17) por debajo del mismo.
Dentro de la dimensión necesidades básicas humanas, se destacan las categorías nutrición y asistencia médica básica y agua y saneamiento. Por otro lado, la bajo calificación de las categorías libertad personal y de elección (57,07), derechos personales (28,21) y tolerancia e inclusión (24,67) es alarmante.
Por último, el progreso social en Egipto es promedio, con una tendencia notablemente negativa con respecto a las libertades individuales y derechos políticos. Además, la provisión de servicios públicos es llamativamente alta, y se observa un creciente problema de vivienda.
El sexto y último índice, Planeta Feliz, calcula la capacidad estatal para suministrar vidas largas, felices y sustentables. Egipto recibió en 2014 una calificación de 39,6 puntos (felicidad intermedia-baja), ubicando al país en el puesto 91 entre 151 países. En comparación con el resto de los países, la dimensión mejor calificada es expectativa de vida (73,2/100 puntos), y bienestar disfrutado (4/10 puntos) la peor.
La corrección por desigualdad tuvo un impacto negativo sobre la calificación de Egipto, retrasándolo 16 puestos en la clasificación general. La corrección confirma la existencia de desigualdad en el país evidenciada por otros indicadores en este informe.
En resumen, Egipto no es un país feliz de acuerdo con el índice, y la evidencia está a la vista de todos. Los levantamientos comenzados en enero de 2011, la desilusión con el proceso político de reforma, el desempleo, la pobreza, y las repetidas protestas violentas, han desgastado el humor de la sociedad egipcia.
A modo de resumen, los índices presentan a Egipto como un país con gobierno poco democrático e inestable, con alto nivel de corrupción e internamente conflictivo. Además, posee un nivel de desarrollo humano y progreso social promedio, pero con una sociedad poco feliz.
En general, la imagen de Egipto propuesta por los índices es acertada y destaca características importantes. Por un lado, el proceso político iniciado en 2011 han impactado considerablemente sobre una sociedad volátil con amplias e importantes demandas de reforma. Más importante aún, las protestas han cuestionado profundamente a las autoridades de gobierno y seguridad. Es de interés en este sentido, destacar la baja estima que la sociedad egipcia tiene de la policía. Por último, llama poderosamente la atención la diferencia entre géneros.
Nota: Haga click aquí para visitar la introducción de este informe especial y encontrar una descripción de los objetivos e índices.
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