Informe Especial: Bahréin

Polity IV  analiza las características de gobierno, y calificó a Bahréin  en 2010 con una puntuación de -8 (autocracia). La calificación denota un tipo de gobierno con participación política limitada o reprimida, elección del poder ejecutivo a través de reglas preestablecidas por una elite política, y ausencia de balance entre los poderes constitucionales. La calificación asignada a Bahréin se encuentra por detrás de Libia, Siria, Kuwait, e Irán (-7) en pie de igualdad con Omán (-8), y por delante de EAU, Qatar y Arabia Saudita (-10).

Bahréin adoptó en 2002 como sistema de gobierno la monarquía constitucional, y la elección del ejecutivo se realiza a través de la designación de un miembro de la familia Al Khlalifa desde la segunda mitad del Siglo XVIII. El elegido para el puesto ejecutivo es nombrado Rey y concentra todo el poder decisión. Actualmente, el Rey Hamad gobierno con la asistencia de un Primer Ministro y un Gabinete, ambos seleccionados por el mismo rey.

Los límites al poder ejecutivo son mínimos, porque la familia real controla todos los aspectos de la vida y gobierno de Bahréin. Al mismo tiempo, algunas responsabilidades políticas son compartidas entre el Rey y el Primer Ministro. Más importante aún, el Rey Hamad promovió la reforma institucional con el objetivo de la liberalización política. En ese sentido, se creó un poder legislativo bicameral y asigna al electorado la responsabilidad de elegir los miembros de la cámara baja.

La participación política es restringida, porque a pesar del respeto por los derechos humanos, la libertad de prensa, asamblea y organización es restringida. La presencia de asociaciones conformadas en torno a comunidades religiosas o cuestiones políticas específicas en detrimento de los partidos políticos. Un escenario fruto de la persecución de líderes políticos, como sucedió durante 2010 y 2011.

Transparency International  mide niveles de corrupción percibida, y calificó con 49 puntos (corrupción media) a Bahréin  en 2014. Esa calificación le valió el puesto 55 entre 175 países observados, compartiendo la ubicación con Jordania, Ruanda y Arabia Saudita.

Sobre el control de corrupción, calificó a Bahréin con una nota de 0,24 puntos (escala +/-2,5). En otras palabras, hay una leve relación negativa entre el ejercicio de una oficina pública para el beneficio privado. En el país el secreto financiero es débil y no adhiere a la Convención Anti Corrupción de OCDE.

Visión de la Humanidad  estima niveles de conflictividad estatal, y asignó a Bahréin  en 2014 una calificación de 2,161 puntos (conflictivo). Esa nota le valió el puesto 107 entre 162 países, con un costo estimado de la violencia de u$s 6.576 millones.

Por su mala calificación se destacan los indicadores  oficiales de seguridad y policía (5/5), criminalidad percibida en la sociedad, intensidad de conflicto (interno), manifestaciones violentas (4/5) e inestabilidad política (3,5/5). Entre los indicadores mejor calificados se destacan homicidios, muertes por conflictos organizados (internos), personal de las fuerzas armadas, exportaciones de armas convencionales, personas desplazadas y conflictos luchados (1/5).

Sobre la actividad terrorista Bahréin  obtuvo una calificación de 4,41 puntos (alto impacto), alcanzando el puesto 34 entre 162 países, y se denunciaron en 2014 51 incidentes y 3 víctimas fatales.

El Índice de Desarrollo Humano  evalúa el crecimiento social, y en 2014 calificó a Bahréin  con 0,815 puntos (muy alto desarrollo humano), alcanzando el puesto 44 entre 187 países. La calificación ubica al país por debajo del promedio para los países de muy alto desarrollo (0,890), y por encima del promedio para los países árabes (0,682).

En términos comparados, durante el período 1980-2010 el país refleja un progreso social similar al de Libia y Kuwait, registrando una mejora acumulada del 20%. El indicador años de escolaridad promedio mostró la mayor mejora, seguido de cerca por años de escolaridad esperados,mientras que PBI per cápita sufrió un retroceso.

El índice desigualdad de género asignó al país una calificación de 0,253 puntos (alta desigualdad), ubicándose el puesto 46 entre 149 países. Se destaca que las mujeres ocupan el 18,8% de los asientos parlamentarios, el 74,4% alcanzó el nivel de educación secundaria (6% menos que los hombres), y el 39,4% participa en el mercado (50% menos que los hombres).

Progreso Social Indispensable  evalúa las condiciones generales de vida y Bahréin   no recibió en calificación en 2014 debido a la falta de datos para los indicadores prevalencia de subnutrición e intensidad del déficit alimentario para la categoría nutrición y asistencia médica básica de la dimensión necesidades humanas básica.

En términos comparados con países de PBI similar, las dos dimensiones restantes se ubican por debajo del promedio. La dimensión fundamentos del bienestar recibió 67,17 puntos, mientras que oportunidades recibió 46,94 puntos. De las categorías calificadas, acceso a conocimientos básicos recibió el puntaje más alto (95,29 puntos), y derechos humanos (29,28 puntos) el más bajo.

Happy Planet  evalúa la capacidad del estado para garantizar vidas largas, felices y sustentables, y calificó a Bahréin con 26,1 puntos (muy infeliz), ubicándolo en el puesto 146 entre 151 países. La baja calificación es producto de un alto impacto ambiental (6,6 puntos) y mala experiencia de bienestar  (4,5 puntos) y buena expectativa de vida promedio (75,1 puntos). Tras ajustar por desigualdad, y a pesar de reducir en 5 años la expectativa de vida, la clasificación general mejora 4 puestos (142).

En conclusión, y de acuerdo con los datos ofrecidos por los índices aquí presentados, Qatar es presentado como un país autocrático y corrupto, conflictivo, con un desarrollo humano muy alto, y una sociedad muy infeliz.

Nota: Haga click aquí   para visitar la introducción de este informe especial y encontrar una descripción de los objetivos e índices.