Informe Especial: Sudán
La décima primera entrega del informe especial: El Mundo Árabe según occidente, está dedicado a Sudán. La creación de Sudán del Sur en 2011, hace el análisis realmente dificultoso. Este punto es de particular interés porque los datos no siempre se refieren a la misma unidad política. Por la misma razón, la unidad de análisis referida por cada índice será aclarada oportunamente.
Polity IV analiza las características de gobierno, y calificó a Sudán (Sudán y Sudán del Sur) en 2010 con una puntuación de -2 (autocracia). La calificación denota un tipo de gobierno donde la participación ciudadana es limitada o reprimida, donde el poder ejecutivo es elegido por la elite política a través de reglas preestablecidas (normalmente hereditario) y el balance de poder es inexistente. La calificación alcanzada por el país es similar a la obtenida por Irán, Kuwait, Libia y Siria. Para describir el gobierno sudanés, el informe hace hincapié en 3 dimensiones: elección presidencial, límites al poder presidencial, y participación política.
Con respecto al primer punto, elección presidencial, el informe describe el proceso de selección presidencial como autodeterminado. Específicamente, se resalta la existencia de gobierno de facto desde 1989, bajo el control de Uman Hassan Ahmad Al Bashir, y sucesivamente por el Consejo del Comando Revolucionario para la Salvación Nacional y el Frente Islámico Nacional. Tras su asunción, Al Bashir, disolvió la legislatura y suspendió la constitución. Su mandato fue oportunamente extendido en sucesivas elecciones fraudulentas.
Sobre al segundo punto, límites al poder presidencial, el documento los describe como pequeños. Más, Al Bashir promovió la suspensión y reforma de la constitución a medida que enfrentó oposición interna. Esta metodología se repitió a lo largo de su mandato para desplazar líderes políticos. Su poder solo encontró un límite con la creación en 2005 de la Asamblea Nacional, conformada por la elección indirecta de representantes provinciales, y la designación a dedo de 50 de los 450 miembros que conforman la legislatura.
En referencia al tercer punto, la participación política, se describe como restringida y sectaria. Se destaca que la prohibición de agrupaciones políticas que rigió entre 1989 y 1999, los movimientos políticos de oposición continúan siendo excluidos del proceso electoral a través del encarcelamiento. Además, los partidos políticos existentes se agrupan en torno a las comunidades religiosas—islámica en el norte y cristiana en el sur. Sin embargo, esa división es engañosa porque la representación política de ambas regiones se encuentra atomizada en torno a etnias locales.
Transparency International mide niveles de corrupción percibida, y calificó a Sudán y Sudán del Sur en 2014 con una nota de 11 y 15 puntos (muy corrupto), valiéndoles el puesto 173 y 171 entre 175 países observados, respectivamente. En términos comparados, los países completan los últimos cinco puestos junto a Afganistán (172), Corea del Norte (174) y Somalia (175).
Sobre el control de corrupción, el organismo otorga a Sudán (no hay datos desagregados para Sudán del Sur) una calificación de -1,32 puntos (escala +/-2,5). En otras palabras, hay una marcada relación positiva entre los oficiales públicos y el beneficio privado. Quiero decir, el empleado público sudanés está dispuesto a ser corrompido. La organización también analiza el acceso al presupuesto y lo califica con una nota de 8/100 (escaso o ninguno), o lo que es lo mismo, el control del gasto público no es posible.
Visión de la Humanidad estima niveles de conflictividad estatal, asignando a Sudán y Sudán del Sur en 2014 una calificación de 3,362 y 3,397 puntos (alta conflictividad), ubicándolos en el puesto 157 y 160 entre 162 países, con un costo de violencia que alcanza los u$s 11.120 y u$s 3.120 millones, respectivamente.
Entro los indicadores con la calificación más baja se destacan, para ambos países: criminalidad percibida en la sociedad, homicidios, acceso a las armas pequeñas y armas ligeras, conflicto organizado (interno), crímenes violentos, inestabilidad política y conflictos luchados, todos con 5/5 puntos. El cuadro se completa con los indicadores manifestaciones violentas, terror político, muertes por organizados y relaciones con los países vecinos, todos con 4/5 puntos.
La organización también mide la actividad terrorista en ambos países, otorgando a Sudán y Sudán del Sur una calificación de 5,77 y 5,60 puntos (alta actividad), ubicándolos en el puesto 19 y 20 entre 162 países, respectivamente. En Sudán se reportaron 29 incidentes, con 59 víctimas fatales, 92 lesionados y 13 propiedades dañadas, mientras que en Sudán del Sur los incidentes fueron 9, con 123 víctimas, 97 lesionados y 5 propiedades dañadas.
Naciones Unidas elabora anualmente el Índice de Desarrollo Humano para asesorar las capacidades de crecimiento al alcance de los ciudadanos de cada país. Sudán (no hay datos para Sudán del Sur) recibió en 2014 una calificación de 0,473 puntos (bajo desarrollo humano), alcanzando el puesto 166 entre 187 países. En términos comparados, el país refleja un progreso similar al de Egipto y Marruecos pero se encuentra por debajo de la media para países con bajo desarrollo humano.
El documento resalta que en línea con las tendencias mundiales, la calificación de Sudán entre 1980 y 2013 describió una tendencia positiva, acumulando durante el período un crecimiento del 42,8%. Además, se destaca que el indicador años promedio de escolaridad (200%) tuvo el mayor crecimiento, seguido por expectativa de vida (20%) y PBI per cápita (11%).
Con respecto a la pérdida de desarrollo humano generado por la desigualdad de género, el informe ubicó a Sudán en el puesto 138 entre 149 países con un puntaje de 0,628. Se destaca que 24% de los asientos parlamentarios son ocupados por mujeres, mientras que solo el 12% alcanzó una educación secundaria y el 31% participa del mercado laboral (en comparación con el 16% y 76% de los hombres, respectivamente).
Progreso Social Indispensable evalúa multidimensionalmente las condiciones generales de vida, y debido a la falta de datos calificó a Sudán de manera parcial para el año 2014. El índice solo provee información completa para la dimensión oportunidades, la cual recibe una puntuación de 25.14 puntos. De las cuatro categorías que componen la dimensión—derechos personales (20.01), libertad personal y de elección (27.92), acceso a la educación superior (20.72) y tolerancia e inclusión—sorpresivamente la tercera es la mejor calificada y la única que pasa la barrera de los 30 puntos.
La dimensión necesidades humanas básicas se encuentra incompleta por la falta de datos en la categoría nutrición y asistencia médica básica. Las demás categorías de la dimensión se ubican en el rango de los 30 puntos. La dimensión fundamentos del bienestar, también está incompleta, por la falta de datos relacionados con la categoría acceso a conocimientos básicos. A pesar de ello, las dimensiones calificadas son las más prometedoras.
El último índice es elaborado por Happy Planet , evalúa la capacidad del estado para garantizar vidas largas, felices y sustentables, y calificó en 2014 a Sudán con 37.6 puntos (poco feliz), ubicándolo en el puesto 101.
El índice se compone de tres indicadores y el mejor calificado es impacto ambiental (1,6 puntos), seguido por expectativa de vida es el mejor calificado (61.5 años) y bienestar experimentado (4,4 puntos). Luego de corregir la medición, e incluir indicadores de desigualdad, la ubicación general del país empeora 15 puestos.
En conclusión, y de acuerdo con los datos ofrecidos por los índices analizados, Sudán y Sudán del Sur son países autocráticos, muy corruptos, muy conflictivos, poco felices,y de bajo desarrollo humano.
Nota: Haga click aquí para visitar la introducción de este informe especial y encontrar una descripción de los objetivos e índices
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