Cumbre de la Liga Árabe 2016

Las cuestiones de seguridad que apremian a las naciones árabes fueron el punto focal de discusión durante la cumbre de la Liga Árabe celebrada este lunes en Nouakchott, Mauritania, haciendo de la obviedad y la falta de profundidad en el compromiso, las estrellas del evento.

¿Qué dijeron?

La Declaración de Nouakchott destacó el compromiso de los Estados árabes a "utilizar los medios más eficaces para proteger la seguridad nacional árabe mediante el desarrollo de mecanismos para luchar contra el terrorismo en todas sus formas, promoviendo la paz y la seguridad, fomentando el diálogo y defendiéndose del odio y el extremismo".

Los líderes árabes expresaron su deseo de crear ambientes libres de extremismo y violencia, infundiendo valores de solidaridad entre los países árabes, así como mediante la promoción de las capacidades humanas, el fomento de la investigación científica árabe, y la oferta de oportunidades de trabajo adecuadas para los ciudadanos.

La Declaración también expresó el apoyo de los líderes árabes a los esfuerzos internacionales y árabes de ayuda humanitaria destinados a asistir a los residentes de los países asolados por la guerra, así como a los refugiados, desplazados y emigrantes.

También pidió por el desarrollo de mecanismos modernos para satisfacer las necesidades humanitarias urgentes y ayudar a los países que reciben refugiados.

En el ámbito nuclear, los líderes árabes reiteraron la necesidad de que Israel firme el Tratado de No Proliferación (NPT), así como de imponer un control internacional sobre su programa nuclear.

Sobre la cuestión palestina, destacaron que debe estar en el centro de sus esfuerzos, reiterando su compromiso de apoyar la lucha contra la agresión metódica israelí y el despliegue de todos los esfuerzos hacia el establecimiento de una paz justa y sostenible que se base en la Iniciativa de Paz Árabe, la Conferencia de Paz de Madrid y las resoluciones internacionales pertinentes.

Los líderes árabes han dado la bienvenida a la iniciativa francesa que pidió la celebración de una conferencia internacional de paz que conduzca a la creación de un estado soberano palestino con Jerusalén oriental como su capital en un plazo de tiempo determinado.

También pidieron a la comunidad internacional aplicar las resoluciones internacionales que pondrían fin a la ocupación israelí y lograr la retirada de las fuerzas israelíes de la totalidad de los territorios ocupados árabes, incluido el Golán sirio y las zonas ocupadas en el sur del Líbano.

Sobre la situación en Libia, la Declaración de Nouakchott pidió a las partes en conflicto el despliegue de todos los esfuerzos posibles para reconstruir el país y enfrentar a los grupos terroristas.

Los líderes árabes también han instado a las partes en conflicto en Yemen a lograr soluciones positivas en las conversaciones de paz en curso en Kuwait. Agregaron que las actuales reuniones celebradas en Kuwait deben ser una oportunidad para promover el diálogo pacífico que se espera pueda resultar en el establecimiento de la estabilidad y la seguridad en el país devastado por la guerra.

La Declaración de Nouakchott también consigno su esperanza en que una solución pacífica se alcanzará en Siria, para restaurar la soberanía del país, la unidad y dignidad del pueblo sirio.

También expresó el compromiso de los líderes árabes a apoyar a Irak en la preservación de su unidad y la seguridad y para hacer frente a los grupos extremistas y liberar los territorios controlados por E.I.

Escasez de resultados tangibles

El comunicado final emitido en la capital de Mauritania la noche del lunes, reiteró sobradamente posiciones en las que los Estados árabes coinciden mientras que se esmeró en ignorar temas de conflicto.

“El comunicado final de la cumbre fue ampliamente un sinsentido”, dijo Hassan Nafaa, profesor de ciencia política de la Universidad de El Cairo, a la agencia Anadolu. “Las afirmaciones declaradas no pretenden afectar ningún resultado en el terreno”. La cumbre, “no servirá para resolver ninguno de los problemas y crisis en proceso en el mundo árabe”, sentenció.

“Esta cumbre no cambiará las posiciones de Rusia o EEUU sobre Siria”, agregó. “Tampoco cambiará aquellas de los Estados árabes con relaciones directas con los principales actores en Siria”.

El texto emitido no hizo referencia alguna a la presencia militar de Turquía en el norte de Irak, considerado un tema conflictivo luego que un número de países árabes se rehusaran a emitir una resolución condenatoria del mencionado despliegue militar turco en el país.

“A pesar que algunos miembros, especialmente Irak, habían intentado pasar un borrador de resolución condenando la presencia militar turca en Irak, el tópico fue excluido del comunicado final”, dijo Nafaa.

Sin embargo, sobre Irán y su perceptible creciente influencia en la región, la Liga fue explicita, reiterando su rechazo a la “interferencia iraní en los asuntos internos de los países árabes, especialmente aquellos que pueden amenazar la seguridad nacional árabe”.

Por otra parte, la cumbre falló completamente en mencionar la propuesta de establecer una fuerza conjunta árabe, una idea propuesta primeramente el año pasado por el presidente de Egipto, Abdel Fattah Al Sisi.

Haciendo números

En materia de máximas autoridades, la cumbre fue uno de las menos asistidas en la historia de la Liga, con sólo ocho jefes de estado árabes presentes. Los restantes 14 se ausentaron por diferentes razones, no todas las cuales fueron difundidas.

El evento contó con la presencia de los presidentes Mohamed Ould Abdel Aziz (Mauritania), Omar Al Bashir (Sudan), Abd Rabbuh Mansour Hadi (Yemen), Hassan Sheikh Mohamud (Somalia), Ismail Omar Guelleh (Djibouti), Iklil Zanin (Comoros), y los emires Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani (Qatar), y Sheikh Sabah Al Ahmad Al Jaber Al Sabah (Kuwait).

Asimismo, con una duración de seis horas fue una de las más cortas cumbres de la Liga Árabe en términos de tiempo, según notaron los analistas, si se considera que las anuales asambleas del organismo suelen durar dos días.