Condena internacional al asalto a la mezquita de Al-Aqsa y llamado a proteger los lugares sagrados en Jerusalén
El Parlamento árabe, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y la Organización de Cooperación Islámica condenaron enérgicamente el asalto a la mezquita de Al-Aqsa por parte de ministros y extremistas israelíes. Se exige detener las violaciones y proteger los lugares sagrados en Jerusalén, mientras se responsabiliza a Israel por la escalada de la situación y se pide intervención internacional.
El reciente asalto a la mezquita de Al-Aqsa, dirigido por ministros y extremistas israelíes, ha desencadenado una ola de condena internacional. El Parlamento árabe, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y la Organización de Cooperación Islámica (OCI) expresaron su enérgica repulsa ante estos actos provocativos que atentan contra los sentimientos de musulmanes y palestinos, además de representar una peligrosa escalada en la ya tensa situación en Jerusalén y los territorios palestinos.
En un comunicado emitido por la agencia estatal de noticias saudí SPA, el Parlamento árabe responsabilizó a la autoridad de ocupación israelí por las repercusiones de estas acciones, calificándolas como una provocación a los sentimientos religiosos y una violación de las resoluciones internacionales.
Los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein se sumaron a la condena y solicitaron a las autoridades israelíes que detengan la escalada y eviten cualquier medida que agrave la tensión y la inestabilidad en la región.
La postura de ambos países fue enfática en cuanto a la necesidad de proteger la mezquita de Al-Aqsa y detener las violaciones graves y provocativas en su contra. Asimismo, resaltaron la importancia de respetar la situación histórica y legal en Jerusalén, y el papel de Jordania en la gestión y protección de los lugares sagrados de acuerdo con las resoluciones internacionales.
La Organización de Cooperación Islámica (OCI) se sumó a estas voces y condenó enérgicamente los actos de profanación y los rituales talmúdicos racistas realizados en la mezquita bajo la protección de las fuerzas israelíes. La OCI llamó a la comunidad internacional a asumir la responsabilidad e intervenir para poner fin a estas violaciones y preservar el estatuto histórico y jurídico de los lugares islámicos y cristianos en Jerusalén, reafirmando a la ciudad como la capital de Palestina.
La organización también denunció la marcha de la bandera organizada por asociaciones de asentamientos dentro de la Jerusalén ocupada, enfatizando que la ciudad es una parte integral del territorio palestino ocupado en 1967, y reafirmó a Jerusalén como la capital de Palestina, y a todas las medidas adoptadas por Israel para alterar el carácter y la composición de la ciudad como nula y sin valor en virtud del derecho internacional y las resoluciones de legitimidad internacional.
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