Fallece el papa Francisco
Líder religioso global, el primer papa latinoamericano en la historia de la Iglesia Católica Romana, tenía 88 años y luchaba contra una rebelde infección respiratoria. Los doce años de pontificado del carismático papa jesuita argentino perdurarán para la Historia.
El papa Francisco , primer sumo pontífice latinoamericano y muy popular entre los fieles de todo el mundo, pero enfrentado a una feroz oposición en su reforma de la Iglesia católica, murió este lunes (21.04.2025) a los 88 años, confirmó el Vaticano. La noticia fue anunciada por el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrel, a través de un video.
"Con profundo dolor tengo que anunciar que el papa Francisco ha muerto a las 7.35 horas (05.35 GMT) de hoy, el obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre, su vida entera ha estado dedicada servicio del Señor y de su Iglesia y nos ha enseñado el valor del evangelio con fidelidad, valor y amor universal y en manera particular a favor de los más pobres y marginados", anunció Farrel, quien ocupará el cargo de forma interina.
Y continúo: "Con inmensa gratitud por su ejemplo como discípulo del Señor Jesús recomendamos el alma del papa Francisco al infinito amor misericordioso de Dios Uno y Trino". En el video, grabado en la capilla de la Casa Santa Marta también aparecen el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin y el sustituto de la secretaría de Estado, el venezolano Edgar Peña Parra.
El domingo saludó a los fieles
El viernes 14 de febrero de 2025, Francisco ingresó en el hospital Gemelli de Roma aquejado de una bronquitis que le provocaba graves dificultades respiratorias. Le diagnosticaron una neumonía en ambos pulmones que requirió intenso tratamiento médico, haciendo temer por su estado. Finalmente salió el 23 de marzo.
El domingo 20 de abril, todavía convaleciente, apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro y con una débil voz le deseó una "feliz Pascua" a los miles de fieles congregados allí, así como brindó la bendición Urbi et Orbi tras la misa del Domingo de Resurrección y realizó un llamado para que "cese el fuego en Gaza, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente", así como se frene "la carrera al rearme".
Posteriormente, de manera sorpresiva, recorrió la Plaza de San Pedro a bordo del papamóvil, para saludar a las personas. Sería su última aparición en público.
El fallecimiento del papa dará inicio a una serie de actos protocolares, dictados por la tradición y regidos por normas muy precisas. Se prevén nueve días de exequias y un plazo de entre 15 y 20 días para organizar un cónclave con cerca de 130 cardenales electores, para elegir a un sucesor. Más de dos tercios de ellos fueron nombrados por Francisco.
El primer papa jesuita y latinoamericano de la historia se implicó sin descanso en la defensa de los migrantes, el medio ambiente y la justicia social, sin poner en entredicho las posiciones de la Iglesia en temas como el aborto o el celibato de los curas.
Según lo designado por el propio papa Francisco, sus restos serán sepultados en la Basílica Papal de Santa María la Mayor (Basilica di Santa Maria Maggiore).
El "papa del fin del mundo"
Se ha ido el papa de las imágenes bellas y los grandes titulares, de los muchos planes de reforma, el que tuvo que lidiar con el destape de incontables escándalos de abuso sexual en todo el mundo.
En su segundo aniversario en el cargo, en marzo de 2015, muchos periodistas aún lo ensalzaban sin rubor ni peros. El argentino es diferente a sus predecesores, está haciendo muchas cosas diferentes, celebraban. Y no exageraban. Francisco, Jorge Mario Bergoglio, sorprendió a amigos y enemigos. Inscribió la reforma de su iglesia en su bandera. Mostró otros caminos, a veces con palabras, a veces con hechos sensacionales.
Francisco sumergió a 1.200 millones de católicos en un mar de emociones. El desconcierto se extendió más de una vez –no solo, pero sí especialmente– por el Vaticano. El pontífice criticó duramente a la curia y sus líderes. En un discurso interno de Navidad, fustigó no menos de 15 "enfermedades curiales", incluidas la vanidad, la codicia por el poder y el dinero, y lo que nombró como el "Alzheimer espiritual".
Justo tras su elección, el 13 de marzo de 2013, el papa jesuita dejó claro lo que buscaba. Quería una iglesia más cercana al pueblo, dijo, una iglesia para los pobres, una iglesia que no gire alrededor de sí misma. El mundo estaba emocionado. Francisco insufló sus corazones. El papa visitó a los refugiados en Lampedusa. Mantuvo conversaciones en el Cercano Oriente y en Asia. Reimpulsó el diálogo interreligioso, especialmente con líderes islámicos y judíos. Apeló, en el Parlamento Europeo, al espíritu europeo, recordó la historia cristiana, instó a una apertura del continente a lo trascendente. Con gestos fuertes, Francisco suscitó esperanzas de equidad, de justicia, de paz.
La lucha por las reformas eclesiásticas se intensificó. Al menos en este punto, continuó el camino de su predecesor Benedicto XVI, tras su sorpresiva dimisión. Francisco reorganizó los asuntos económicos del Vaticano, con la ayuda de una Secretaría Económica y un ministro de Finanzas. Creó un Consejo de Cardenales internacional como órgano asesor papal. Alimentó la esperanza de fortalecer las conferencias nacionales de obispos y sus diócesis en todo el mundo.
El carismático y jesuita papa argentino insinuó, más de una vez, que imitaría a su predecesor alemán y renunciaría un día a su pontificado. Pero, el designio divino impuso que la muerte le haya tomado la delantera.
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