Preocupación y enojo tras una nueva caída de la lira libanesa
La lira libanesa cae a un mínimo histórico de 100.000 frente al dólar en el mercado paralelo, acentuando el colapso económico del país, mientras los bancos libaneses reanudan la huelga y se intensifica la investigación de corrupción transfronteriza sobre el gobernador del Banco Central.
La moneda oficial de Líbano ha sufrido una caída vertiginosa en el mercado paralelo, alcanzando un mínimo histórico de 100.000 frente al dólar este martes. Esta situación es el último hito en el colapso económico del país que ha sumido a la mayoría de la población en la pobreza.
A pesar de que la moneda oficialmente se fija a 15.000 por dólar, la depreciación en el mercado negro es un reflejo del estado desesperado de la economía libanesa, que se ha visto afectada por la mala gestión durante décadas.
Además, los bancos libaneses han cerrado indefinidamente en medio de una huelga que comenzó el mes pasado en protesta por las medidas judiciales "arbitrarias" tomadas contra los prestamistas después de que los depositantes presentaran demandas para recuperar sus ahorros.
Algunos jueces intentaron embargar los fondos de los directores o miembros de la junta del banco, o forzar a los prestamistas a pagar los depósitos en dólares de los clientes en libras al tipo de cambio anterior de 1.507 por dólar. En respuesta a las demandas, los bancos libaneses impusieron restricciones draconianas de retiro, esencialmente bloqueando a los depositantes de sus ahorros de toda la vida.
En los últimos tres años, los límites de retiro bancario han provocado indignación pública que ha llevado a algunos libaneses a recurrir a asaltos armados en un intento por apoderarse de su propio dinero.
La huelga se produce cuando todos los ojos están puestos en una audiencia europea sobre el gobernador del Banco Central, Riad Salameh, que tendrá lugar el miércoles como parte de una investigación de corrupción transfronteriza sobre él y sus asociados cercanos.
Salameh está acusado de delitos que incluyen malversación de fondos, lavado de dinero, falsificación y enriquecimiento ilegal. También se presentaron cargos contra su hermano, Raja, y una asistente, Marianne Howayek.
En tanto se agrava a diario la crisis, la élite política, a la que se ha culpado ampliamente del colapso financiero del país -olvidando los groseros factores externos-, aún no ha tomado medidas decisivas. Desde el año pasado, el país no ha tenido presidente y solo un gobierno interino, en medio de un estancamiento persistente entre alianzas rivales en el Parlamento.
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