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martes, 07 de abril de 2020

La difícil situación de las trabajadoras domésticas en el Líbano

Por Redacción Diario Sirio Libanés

En medio de la cuarentena obligatoria a causa del coronavirus, los casos de violencia, acoso y discriminación hacia las trabajadoras domésticas en el país evidenció la situación que enfrentan a diario miles de mujeres y niñas.

El impacto de la crisis económica y el aislamiento obligatorio que enfrenta el país del cedro atenta contra todos los aspectos de la vida. Las trabajadoras domésticas, que carecen de protección legal y prácticamente no tienen acceso a compensaciones judiciales, también han sufrido graves consecuencias. 

El pasado 3 de abril, las autoridades libanesas han establecido una línea directa dedicada a la violencia doméstica para hacer frente a un aumento en los casos de abuso físico, sexual y psicológico desde la introducción de la cuarentena domiciliaria por la pandemia de COVID-19.

Según la Comisión Nacional para las Mujeres Libanesas (NCLW), la mayoría de los ataques reportados han sido contra mujeres y niñas. En las últimas semanas, un informe exclusivo de Al Jazeera reveló los últimos días de Faustina Tay, una trabajadora ghanesa que fue hallada muerta el 14 de marzo en el estacionamiento de la casa de su empleador, en Beirut.

Según un informe forense, se determinó que la causa de la muerte fue una caída desde un lugar alto. En la semana previa a su fallecimiento, la joven de 23 años envió varios de mensajes de texto desesperados y más de 40 minutos de notas de voz a grupos activistas por los derechos de las trabajadoras domésticas.

La joven dijo que su empleador, Hussein Dia, y Ali Kamal, el dueño de la agencia de reclutamiento de trabajadoras domésticas Al Kamal Trading and Services -que la llevaron al Líbano-  la habían golpeado en al menos cuatro ocasiones.

El médico no encontró "marcas de agresión física". Una búsqueda en la casa de los empleadores de Tay no encontró signos de lucha, y la muerte estaba siendo investigada como un suicidio, según un informe policial.

El caso de Faustina fue replicado por muchísimos medios libaneses y del mundo árabe. La ministra de Trabajo del país del cedro, Lamia Yammine, informó que el ministerio está investigando la muerte de Tay, luego del informe periodístico.

"Es nuestro deber investigar estos casos, con el empleador y el agente, incluso cuando el fiscal investiga también", dijo Yammine. La funcionaria agregó que la investigación podría llevar a que el empleador y la agencia sean colocados en una lista negra, lo que significa que Dia ya no podrá contratar trabajadores domésticos, y la agencia de Kamal perderá su licencia.

El NCLW, en cooperación con las Fuerzas de Seguridad Interna (ISF) del Líbano, ha establecido una línea telefónica especial vinculada a un sitio web para víctimas de abuso y testigos, a fin de denunciar incidentes de violencia doméstica.

El teniente coronel Joseph Msallam, jefe de la división de relaciones públicas de la ISF, dijo: “Marzo ha visto un aumento en el número de denuncias de violencia doméstica, que llegó a 48 casos. Nos movemos rápidamente para detener a los perpetradores por orden de las autoridades judiciales.

Human Rights Watch descubrió en un informe de 2010 que el poder judicial del Líbano no responsabiliza a los empleadores por los abusos, mientras que las agencias de seguridad a menudo no "investigan adecuadamente las denuncias".

En este contexto, un proyecto de Trabajadoras Domésticas Unidas (DWU) llamado This is Lebanon (Esto es Líbano), conformado por ex trabajadoras domésticas y activistas que exigen la protección de las trabajadoras domésticas migrantes, el fin de la explotación y el abuso laboral, brinda un espacio para denunciar estas metodologías con el objetivo de poner fin a esta esclavitud en el país.

'La esclavitud moderna'

El caso de Tay no es un caso aislado en el Líbano, un país con aproximadamente 250 mil trabajadores domésticos. Según la agencia de inteligencia de Seguridad General del país, dos personas mueren  por semana, y muchos caen de edificios altos durante intentos de escape fallidos, en casos que se consideran suicidios.

En el país, las trabajadoras domésticas están empleadas bajo el notorio sistema de “kafala” del país, que vincula su residencia legal a su empleador, lo que les dificulta mucho terminar sus contratos.

Este sistema de patrocinio, que existe en varios países del Medio Oriente, ha facilitado abusos por parte de los empleadores, como la falta de pago de salarios, la falta de tiempo de descanso, y agresión, tanto física como sexual.

Las mujeres que vienen al Líbano para el trabajo doméstico de una serie de países del sudeste asiático y africano, como Filipinas, Nepal y Etiopía, generalmente buscan apoyar a sus familias en sus países y eventualmente regresar.

La ex ministra de Trabajo del Líbano, Camille Abousleiman, comparó el sistema con la "esclavitud moderna" y comenzó un proceso de reforma que aún se encuentra en sus primeras etapas.

Frente a este panorama, la nueva ministra de Trabajo, Yammine, tiene la oportunidad de corregir este comportamiento histórico. Desmantelar el sistema kafala no resolverá la crisis económica, pero asegurará que los derechos de las miles de mujeres que dejaron sus hogares y sus familias para trabajar en el Líbano dejen ser vulnerados.

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