Dr. Ramón Exeni: referente internacional en Nefrología Pediátrica
El Diario Sirio Libanés entrevistó al Dr. Ramón Exeni, insigne profesional con más de 50 años de práctica en Medicina Pediátrica, quien a su vez marcó en nuestro país y la región, un nuevo camino en la difusión de la especialización nefrológica aplicada exclusivamente a los niños.
El Dr. Exeni, fue votado por unanimidad, recientemente en 2014, como la figura más importante en Nefrología Pediátrica de América Latina. La ceremonia de homenaje se realizó al finalizar el X Congreso de la Asociación Latinoamericana de Nefrología Pediátrica (ALANAPE) en la ciudad colombiana de Cartagena y contó con la participación de reconocidos especialistas de la comunidad médica internacional.
ENTREVISTA
Dr. cuéntenos sobre el origen de la familia...
Mis padres son de descendencia árabe. Mi padre nació en Florida porque mi abuelo cuando emigró de Siria se radicó primeramente en Estados Unidos, allí estuvo cuatro años hasta que nació mi padre y se volvió a Siria, al pueblo de Zaidal cerca de Homs, donde vivió toda su infancia. Por su parte, mi madre también es de descendencia árabe pero de nacionalidad boliviana. En La Quiaca hay una población árabe importantísima y allí es donde nos radicamos.
Mi padre vino al país junto a mi tío a los 14 años y como hermano mayor se dedicó a trabajar y a traer a sus hermanos y también trajo a mis padres.
¿Sus estudios?
Yo estuve en La Quiaca hasta el año ‘47 y a, mis nueve años me vine para Buenos Aires porque mi padre instaló un taller textil en sociedad con un amigo. Nos instalamos en el barrio de Caballito; allí fui al colegio Antonio Schettino, luego continúe mis estudios en el Nacional Moreno donde me gradué con título en bachiller en el año ‘55 con 17 años. Luego empecé mis estudios de Medicina con un doctor amigo de la colectividad, el Dr. Danas, con quien transité toda mi carrera.
Me recibí en junio del ’63 y luego decidí seguir la especialidad de Pediatría, mientras trabajaba en una guardia en el Hospital de Niños de San Justo donde a la fecha, ya cumplí 50 años de antigüedad.
Coméntenos dr. sobre su experiencia en el Hospital de Niños de San Justo...
Por aquellos días era un hospital muy humilde pero luego con la contribución de todos empezó a crecer. Un día aparece el presidente de la entidad Centro de Ayuda al Enfermo Renal (CAER), quienes ayudaban a los centros de nefrología, y me preguntó sobre nuestras necesidades. Le dije que necesitábamos un lugar para internar, un lugar específico de Nefrología para chicos, aunque sabía que era una tarea complicada. Pero finalmente se logró y en el año ‘82 se inauguró el servicio de Nefrología Pediátrica con ocho camas en el Hospital, lo que significó una gran novedad para aquel entonces.
Ginés Gonzales García, ex ministro de Salud de la Nación, lo nombró Centro Provincial de Nefrología Pediátrica, debido a la carencia de centros de esta especialidad en la provincia de Buenos Aires. Después me fui a Toronto, Canadá a hacer la especialidad, luego todo fue fluyendo. Estuve en la Sociedad Argentina de Pediatría y fui director de la revista Archivos Argentinos de Pediatría, la más importante de Latinoamérica en ese género.
Así fue como comencé mi carrera por Latinoamérica donde me nombraron presidente de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología, que para mí fue el suceso más importante de mi carrera, porque me habilitó para integrar la Comisión Directiva de la Sociedad Internacional como representante latinoamericano. Se trataba de un cargo muy importante porque te permitía acceder al epicentro de la Pediatría a nivel mundial y todos los que tenías al lado eran encumbrados de la especialidad. Allí estuve 12 años, terminé en el 2002. ¡Lo loco es que yo empecé en La Quiaca!
Finalmente en el 2008 me tocó jubilarme, pero el destino no me lo permitió: el mismo día que firmé mi jubilación me cruce con el vicegobernador, Alberto Balestrini, quien me pidió aumentar el nivel médico en la provincia y me dice que yo no podía irme. Me ofreció hacer el servicio de Nefrología y que yo no me vaya y así fue. Finalmente la Municipalidad, donde yo también participé, hizo el servicio y se instalaron 13 camas de Nefrología Pediátrica, se convirtió en un servicio ejemplar. Junto con el Hospital Garrahan, la Casa Cuna y el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, el Hospital de San Justo es uno de las sedes más prestigiosas referida a los niños, reconocido recientemente por la propia presidenta de la Sociedad Internacional de Nefrología.
Tuvo una experiencia interesante en Cuba, ¿es asi?
Si, en 2003 fui a dar una charla y cuando termino, se contactó conmigo el propio ministro de Salud, quien me expuso dos casos de niños que requerían transplante, práctica que no se hacía en la isla. Ellos tenían dos presupuestos, uno de España por USD 80 mil cada operación y el otro de Canadá por USD 100 mil, y me pregunta si en Buenos Aires se podía hacer, le confirmo que sí y le propuse que para abaratar costos sería mejor en lugar de trasladar a los pacientes, que viaje el equipo médico a Cuba.
De modo que fuimos, un cirujano, un clínico que era yo, y el anestesista. Se hicieron los dos transplantes, afortunadamente ambos super exitosos. Y cuando viene el ministro y me pregunta cuánto va a ser el costo, le digo que esta fue una colaboración entre hospitales, Hospital de Niños de San Justo, Hospital de Niños de La Habana, por lo cual esto no se cobra. Los cubanos no lo podían creer, fue un momento muy especial de regocijo para todos. De allí que me otorgaron la distinción como Miembro de Honor del Consejo Científico Asesor del Centro de Investigaciones Medico Quirúrgicas (CIMEQ).
¿Y su familia, cómo está conformada?
Tengo dos hijas y las dos son nefrólogas pediatras, la mayor, Claudia, trabaja conmigo en San Justo y se dedica a la parte ambulatoria y Andrea, se fue a estudiar a Harvard con su marido. Este caso es particular porque por lo general los hijos de médicos no siguen la misma carrera, pero mis hijas vivieron mucho mi vida, mi actividad, mi crecimiento y se criaron con eso, las marcó mucho en su infancia, uno de mis viajes de trabajo a EEUU, donde por cuestiones familiares mi sra. tuvo que volver antes y las dejo conmigo, allí oficiaron de pequeñas ayudantes e investigadoras ya que las llevaba conmigo a trabajar, lo que hizo que se conecten directamente con la profesión.
¿Cuál es su relación con la colectividad actualmente?
Bueno, lo cultural lo tenemos de familia totalmente incorporado, ahora con la colectividad, especialmente de Buenos Aires no estoy tan conectado, mi mayor lazo es con algunos amigos paisanos de Salta a quienes visito con frecuencia. Es decir, mantengo las costumbres y las raíces pero no estoy muy conectado con las instituciones.
¿Ha podido viajar a Siria?
No, desgraciadamente aún no. Igualmente mantengo la idea de ir pero considero que este no es el momento adecuado. Tengo esa cuota pendiente.
Vayan desde el Diario Sirio Libanés, nuestras felicitaciones y reconocimiento para el gran valor de este argentino encumbrado en su disciplina, iniciándose desde abajo hasta llegar a los máximos niveles de su especialidad a nivel continental e internacional. Todo esto, con el doble valor de pertenecer a una corriente inmigratoria como lo es nuestra colectividad sirio-libanesa, la cual ha transitado un arduo camino de incorporación al tejido social nacional, efectuando a la vez un primordial aporte en el crecimiento del país en todas las áreas.
Así lo testimonia el caso del Dr. Ramón Exeni, a quien, cerrando la nota, describimos como un auténtico ejemplo de esfuerzo, dedicación y compromiso, a todo lo cual, él con humor agrega… “no se crea que tanto, la verdad que fue divertido”.
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