Sentada en la Zona Verde de Bagdad
El líder religioso shií de Irak, Moqtada Al Sadr presiona al gobierno de Haidar Al Abadi, en torno a la crisis de corrupción y las reformas prometidas.
La máxima autoridad religiosa de la comunidad shií del país, Sheij Moqtada Al Sadr, ha ingresado este domingo a la fortificada Zona Verde de Bagdad, protagonizando una sentada para presionar al gobierno iraquí a poner en marcha las reformas prometidas el año pasado, y hacer efectiva la lucha contra la corrupción.
Sus demandas solicitan el reemplazo de políticos iraquíes por tecnócratas y la incorporación de las milicias shiíes en el seno de las fuerzas nacionales de Defensa e Interior.
Mañana, martes, se cumplen los 45 días de plazo, desde que Al Sadr diera un ultimátum al primer ministro Haidar Al Abadi , el pasado 13 de febrero. Abadi en tanto, busca convencer a los líderes de su bloque político de cambiar sus posturas.
El influyente clérigo shií, cuyo partido político forma parte de la coalición gubernamental, amenaza con retirar su apoyo al Gobierno nacional.
Centenares de seguidores de Al Sadr acampan a las puertas de la Zona Verde desde hace diez días. Hablando ante ellos allí, los instó a manifestarse pacíficamente y mantenerse en su posición, a la entrada del custodiado distrito.
“Soy el representante del pueblo iraquí en la Zona Verde. Os represento a vosotros, queridos manifestantes. Voy a entrar en la Zona Verde solo y voy a hacer una sentada. Vosotros debéis permanecer a sus puertas. No debéis moveros de aquí”, declaró Al Sadr a la multitud.
Su ingreso, acompañado de su equipo de seguridad y el líder de su milicia, Sarayat Al Salam, se produjo caminando pacíficamente a través del punto de control, mientras los oficiales a cargo lo recibieron con saludos y le proveyeron una silla.
“Agradezco a las fuerzas de seguridad. Aquel que los ataque, me ataca a mí.”, dijo antes de comenzar la sentada.
La Zona Verde de Bagdad, rodeada por muros y alambre de púas, está cerrada a la mayoría de los iraquíes y alberga a la élite política del país y las principales instituciones de gobierno, así como la mayor parte de las embajadas extranjeras de la ciudad. Al Sadr la ha calificado como un "bastión" de la corrupción.
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