Joven deportista palestino superando barreras día a día
Lo que más le gusta a Jihad Masri es correr, y en 100 metros lisos se puede decir que es todo un campeón: oro, plata y bronce en las Olimpiadas especiales de Asia, África y los países árabes. En 2013 consiguió el cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de invierno de Corea. Estuvo entrenando en la arena, ya que la competición fue en la nieve, lo que no es nada habitual en su zona, Tulkarem.
Jihad nació en el campo de refugiados de Nur Shams hace 24 años. Este campo se creó en 1952 con población originaria de Haifa, y actualmente viven en él más de 9.000 personas refugiadas. En el campo la vida no es fácil: las calles son estrechas, hay problemas de saneamiento y, debido a la falta de viviendas, los edificios se construyen a lo alto. Además, no hay espacios de juego y la falta de empleo es uno de los mayores problemas, sobre todo entre la gente joven.
Tulkarem, la ciudad en la que está el campo, al norte de Cisjordania, es una de las zonas más afectadas por la construcción del Muro, ya que éste se adentra hasta tres kilómetros en territorio palestino, separando tierras de cultivo y casas, que ha anexado Israel de manera ilegal. Además, la movilidad no es fácil, el acceso a Tulkarem se realiza a través de un checkpoint, un puesto de control militar israelí que de manera aleatoria abre o cierra para limitar el acceso de la población.
En este contexto, el día a día de Jihad es una lucha por la superación. El suyo fue un parto difícil, la falta de oxígeno momentánea hizo que naciera con dificultades cognitivas y en el habla. Sin embargo, desde los nueve años asiste al Centro de Rehabilitación del campo. Fue allí donde en 2006 conoció al que ahora es su entrenador y gran amigo, Thaer Daraghma. Desde entonces son inseparables y cada día entrenan para que Jihad se mantenga en forma.
Cuando no viaja, su vida es muy tranquila, entrena entre dos y tres horas al día y vive con sus cuatro hermanos y su padre. “Su madre murió de cáncer mientras estaba compitiendo en Grecia. Fue muy triste cuando se enteró”, cuenta Thaer. El deporte ha supuesto un gran cambio en la vida de Jihad: “Ahora es más autónomo, más sociable”, explica su entrenador. Pero salir de Cisjordania no siempre es fácil. Su amigo Zaheb, con el que compite a menudo, fue detenido por los israelíes cuando se disponía a viajar a Corea y estuvo cinco meses en la cárcel.
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