Los 80 de hoy son los 70 de ayer

En contacto con el Diario Sirio Libanés, el autor, reconocido profesional de la Medicina, la Oncología y entre un sinnúmero de distinciones, premio Ugarit , nos comenta los pormenores de su nueva producción literaria recientemente editada, bajo el título “Los 80 de hoy son los 70 de ayer”.

A su vez, la tapa hace un guiño al contenido mediante el subtítulo “Octogenarios. Un canto a la vida”.

► ENTREVISTA

- ¿Cómo surgió el enfoque de esta nueva obra? ¿Qué lo motivó a puntualizar en la temática específica de los octogenarios?

- Bueno, fue esencialmente una frase. Hace unos años fui a visitar a un médico muy amigo que lo habían operado de un tumor y había cumplido sus 80 años. Al abrazarlo y con la intención de alentarlo le dije que antes los 80 años eran una meta y ahora son una etapa.

Esa frase que me surgió espontáneamente me quedo girando en la cabeza y en base a eso decidí escribir este libro que resume el tema con el subtítulo “Octogenarios. Un canto a la vida”.

- ¿Qué nos puede adelantar de su contenido?

- El libro se conforma de algunas reflexiones filosóficas sobre la vida y los proyectos, más una parte posterior en la que destaco octogenarios ilustres, locales y del mundo, como ejemplos para la humanidad.

Allí hay algunas perlas, por ejemplo la biografía de Albert Lutuli, que es un sudafricano absolutamente desconocido a nivel masivo, que fuera antecesor de Mandela y presidente del Congreso Nacional Africano (ANC), un luchador pacifista seguidor de las huellas de Gandhi, que recibió el Nobel de la Paz en 1960.

En su lucha pacífica y abnegada se manifiesta la cruz del Cristianismo como símbolo de la obtención de logros a través del sacrificio.

También está presente Elías Canetti, un judío sefaradí, nacido en Bulgaria, y que residió y murió en Suiza, y escribió toda su obra en alemán, era ciudadano inglés y también fue Nobel de Literatura, y él dice “en el exilio uno se da cuenta que el mundo está hecho de exiliados”.

También he incluido frases significativas, por ejemplo de Salvatore Quasimodo, un siciliano también Nobel de Literatura, de quien extraigo tres versos que son maravillosos: “Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra, traspasado por un rayo de sol: y enseguida anochece”. Es una alegoría a como la vida pasa tan rápidamente y uno de pronto se da cuenta que entró en la vejez.

Y hay una frase mía en ese mismo sentido que dice “la formidable belleza de la vida es que tiene final”. Y justamente, hace referencia a valorar la propia existencia a partir de la conciencia de su finitud.

Y de figuras nuestras está presente el gran compositor e intérprete Mariano Mores que fuera un hombre longevo, casi llegando a los cien años de edad.

Otras figuras argentinas presentes son el periodista Bernardo Neustadt y el ex-presidente Carlos Menem, así como tres premios Nobel argentinos, los doctores Leloir, Houssay y el escritor y activista Pérez Ezquivel. 

Por otra parte, uno piensa que al referirnos a “Octogenarios” se trata solamente de personas, sin embargo también esta mencionado el Café Tortoni del que busqué reflejar su vida centenaria, sus palpitaciones y lo que representa para Buenos Aires.

Y en ese mismo tenor simbólico o referencial, utilizo la figura del Quijote que permitió mantener la vigencia y fama de Cervantes a través de los siglos y las geografías, de manera similar a como lo hiciera el Martin Fierro con José Hernández. Es el caso de la obra emblemática que inmortaliza al autor.

- ¿A qué público está dirigida la obra?

- Por su contenido amplio y universalista podemos decir que está apuntada al ser humano en general porque es un aprendizaje de vida, entendiendo como idea central que la vejez no está caracterizada por la debilidad física sino por la carencia de proyectos.

-¿Quiénes han colaborado con la producción del libro y cuando salió a la luz?

-El libro fue publicado con fecha marzo de 2017 en su primera edición y tirada, y ya está a la venta  en una de las más importantes cadenas de librerías del país.

El editor es un escritor, poeta, profesor y filósofo, un personaje de una erudición formidable, Sebastián Dozo Moreno, y tiene el prólogo escrito por el Dr. Guillermo Jaim Etcheverry, quien fuera rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

-¿Dónde se ha presentado el trabajo? ¿Ya tuvo repercusiones?

-Se presentó en el mes de junio en la Universidad Católica Argentina (UCA). Muchas personas que lo ha leído me llaman conmovidos y agradecidos pues lo encuentran de fácil lectura y con un aporte muy positivo y necesario. Por cierto que esto es algo muy gratificante.

-¿Podemos decir entonces que su veta de aporte literario está complementando su perfil profesional médico?

-Bueno, yo cumplí 80 años hace un par de meses, y decidí concluir mi actividad quirúrgica después de 55 años, sin baches, estando aun en plenitud y adelantándome a las heridas del tiempo. De modo que dejé la cirugía, antes que ella me deje a mí.

Entonces el primer motivo de mi participación literaria, es que concluida la actividad esencial de toda mi vida, tengo que estimular mi cerebro para esquivarle a la vejez (…risas).

Y esto se suma a mi actividad académica en la dirección de la carrera de Medicina en la UCA, donde continúo en la docencia ya que hace poco fui nombrado Profesor Emérito en esa casa de estudios, siendo el primero y único en Medicina.

También durante 31 años he enseñado en la Universidad del Salvador (USAL), la cual este año me ha nombrado Maestro de la Medicina, sumándose así al otro galardón  del año 2015 de parte de la Academia Nacional de Medicina.

De manera que a la vez que me mantengo en actividad a través de la vida universitaria y la tarea literaria, busco que esta última efectúe en lo posible un aporte de experiencia y reflexión al servicio de toda la comunidad.