El profesor Ricardo Marzuca visita Buenos Aires

El Prof. Ricardo Marzuca, magister, historiador y catedrático del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile , visita la capital argentina como parte de su tarea de investigación académica relacionada al estudio de la presencia árabe en América Latina.

En ese marco compartió un almuerzo en el Club Sirio Libanés y brindó una entrevista a DSL en la que repasó su herencia cultural, actividad académica y visión de la actualidad palestina y regional.

ENTREVISTA

-Profesor, ¿puede comentarnos su formación académica?

- Soy historiador formado en la Universidad Católica, tengo títulos del Centro de Estudios Árabes (CEA), un magister en Educación y ahora estoy finalizando mi tesis de doctorado en estudios latinoamericanos.

Participo en el equipo académico del CEA , que es una unidad dependiente de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, de extensa actividad desde 1966, contando actualmente con una serie de destacados programas, cursos y diplomaturas en estudios políticos y culturales árabes, palestinos, islámicos, etc.

Ahora estamos estructurando un Magister en Estudios Árabes, algo que no hay en toda Latinoamérica. Lamentablemente aquí hemos tenido hace poco una tremenda perdida, que fue la del Prof. Saad Chedid.

Precisamente, en este viaje estuve con el Prof. Gabriel Sivinian en la Cátedra Edward Said de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, quien me invito a su clase y estuvimos compartiendo nuestras experiencias con los estudiantes. Quedamos en seguir trabajando en conjunto. En el CEA tenemos ahora un coloquio a principios de diciembre por los 40 años de la edición de la obra “Orientalismo” de Edward Said.

- ¿Qué es lo que lo ha traído a Buenos Aires?

- Justamente la investigación que estoy haciendo es en función de mi tesis doctoral, enfocándome en la presencia árabe en América Latina, pero fundamentalmente en Chile y Argentina, donde hay más factibilidad de investigar y donde hay mayor solidez y antigüedad en las respectivas instituciones y colectividades locales.

De modo que he estado revisando la prensa árabe en ambos países, y de ahí el interés entre otros medios, especialmente por el archivo del Diario Sirio Libanés histórico. También me he estado apoyando en consultas a los archivos de la Biblioteca Nacional donde cuentan con copias de mismo desde el año 1932 hasta 1962.

También estoy investigando medios como Al Watan, ó Al Istiqlal, publicado por el Emir Arslán, De este último en la Biblioteca Nacional tienen ejemplares de algunos años, pero por desgracia en un estado de bastante deterioro.

- ¿De dónde proviene el interés por estos temas?, evidentemente hay un origen…

- Si, por supuesto. Provengo de una familia palestina, de la ciudad de Belén, que llegada a Chile en el año 1956. Mis tres hermanos mayores nacieron en Belén y yo soy el único nacido en Chile.

A su vez, desde joven he tenido participación en las instituciones árabes y palestinas, participé en la juventud de Fearab a principios de la década del ‘80, también con un grupo de compañeros fundamos la Unión General de Estudiantes Palestinos (UGEP) que existe hasta el día de hoy. Y me he vinculado siempre a instituciones de carácter árabe y palestino. De hecho este año me invitaron a participar en el Directorio de la Comunidad Palestina de Chile.

- ¿Cuál es su visión de la actualidad palestina y regional?

- La situación en Palestina es muy compleja, tanto en Gaza como en la margen occidental, ambas son una suerte de cárceles al aire libre. Sin duda, la de Gaza es la más deteriorada, hacinada y cercada por cielo, tierra y mar, y por lo tanto la situación de la población es la más grave. Desde Chile, sostenemos y apoyamos la causa por supuesto y estamos siempre en contacto con la Autoridad Palestina y otras instituciones y movimientos.

La situación regional se ha complejizado a partir de inicios de los años 90, con lo que es la neo-colonización del mundo árabe, un proceso que se ha movido en dos ejes de forma comparable al proceso de imposición de los mandatos en el periodo entre-guerra (1918-1939) que llevó a un primer fraccionamiento, según los intereses franco-británicos, de la región de Bilad Al Sham que tiene una unidad cultural e identitaria con una historia en común.

Me parece que hoy en día a partir de la política de Washington, aliado con Gran Bretaña y Francia, está nuevamente la intención de revitalizar ese proyecto colonial en una nueva forma. Eso comenzó con el asedio a Irak a partir de 1991, luego la toma de posesión de Irak en 2003, y a partir de 2010 en adelante se amplifica al segundo eje regional que es Siria.

Así como se destruyó Irak, hoy el objetivo es destruir a Siria, buscando cantonizarla en estados “confesionales”, lo cual sería funcional a la existencia del único estado confesional de la zona que es Israel. En ese contexto, hay estados árabes que han colaborado con esa política neo-colonial, especialmente Arabia Saudita y los estados del Golfo junto con Egipto.

Todo ese proyecto es parte de lo que se incorporó en el discurso ya de J. Bush hijo cuando Condoleezza Rice anunciaba la creación de un nuevo orden regional, que tiene que ver con consolidar la hegemonía israelí en la región; lo cual inicia con lo que en palabras de Edward Said, fue un “garrafal error” de la dirigencia palestina: “los acuerdos de Oslo”, ya que los mismos no fueron definitivos, ni tampoco fueron un acuerdo de paz que facilitara la creación de un estado palestino, sino que fueron una promesa de conversar los puntos fundamentales para solucionar el tema.

Y a partir de ahí, Israel ha actuado con la política de hechos consumados; es decir expandir las colonias y asentamientos y continuar con su plan original de ocupación y expansión.

Entonces así como Gran Bretaña, en su época colonial, controló Irak para explotar su petróleo y evacuarlo  a través del puerto de Haifa en Palestina, y consolidó la instauración del Estado de Israel; me parece que hoy en día EEUU, casualmente con los mismos socios, Gran Bretaña y Francia, ha sumado a la destrucción de Irak, el proyecto de división y fraccionamiento de Siria, la consolidación de Israel y la articulación de un eje con los países árabes que están colaborando, sumados a Turquía que es el otro aliado de Washington en la región, junto con Israel.

- Y para todo ello se usa la excusa del enfrentamiento religioso

- Así es, se ha construido un conflicto artificialmente como intra-islámico (sunna-shía), a partir de la oposición entre Arabia Saudita e Irán, pero el problema es político y tiene que ver con los intereses de las grandes potencias en materia de petróleo, gas y los recursos del mundo árabe, fundamentalmente de EEUU y Europa.

En ese marco, la emergencia del fenómeno del llamado “islam político”, ha sido estimulada por Washington, como un factor de caos y desestabilización que justifica luego la intervención.

Esto es un poco lo que estamos viviendo hoy, lo cual requiere de unidad en los sectores políticos árabes que deben tener conciencia y claridad con respecto a lo que está pasando, lo cual a su vez no deja de impactar en las comunidades de inmigrantes y descendientes; por lo que es esencial no permitir que las comunidades sean permeadas por esas puntas de lanza que pretenden ponernos en conflicto unos con otros, sobre la base de diferencias religiosas que siempre hemos superado.