Descubriendo a Jordania

Es mucha la belleza que esconde Jordania en todos sus rincones. Las maravillas de Petra, Amán, Wadi Rum o el Mar Muerto son los lugares habituales que todo amante de la historia, la cultura y la naturaleza debe conocer. Pero la magia de este emocionante y asombroso país va más allá.

Azraq

Situado en el corazón del desierto, posee estanques naturales, marismas y lodazales. Debido a su situación estratégica, los peregrinos paraban a descansar en su camino hacia la Meca y Medina.

Curiosidades: fue un inmenso oasis donde sus estanques gozaban de una compleja red de acuíferos en la que sus aguas podían tardar hasta 50 años en llegar a su destino final.

Lo que no hay que perderse: La observación de aves. Gran variedad de aves se detienen cada año para descansar de su duro viaje entre Asia y África. Algunas fijan su residencia de invierno, como la grulla. Merece la pena ver en primavera su danza de cortejo, todo un espectáculo. Es también zona de cría para aves reproductoras.

Shawmari

Es el hábitat de gran variedad de plantas del desierto.

Curiosidades: su reserva es un centro de cría para especies en peligro de extinción, en particular los orix.

Lo que no hay que perderse: la torre de observación, para contemplar la vida salvaje de la reserva. 

Ajlun

Su rica historia se refleja en la gran cantidad de ruinas arqueológicas repartidas por los bosques y poblados circundantes.

Curiosidades: su castillo es uno de los ejemplos mejor conservados y más completos de la arquitectura militar árabe medieval de todo el mundo.

Lo que no hay que perderse: posee dos de las atracciones históricas y ecológicas más importantes de Oriente Próximo, sus increíblemente extensos bosques de pinos y el Castillo Ayubí que ayudó a derrotar a los cruzados hace ocho siglos.

Pella

Es la ciudad favorita de los arqueólogos. La religión era un aspecto básico de la vida cotidiana de Pella y actualmente se pueden visitar los restos de tres iglesias.

Curiosidades: su iglesia bizantina más grande e importante es la iglesia del complejo cívico, que se utilizó para el culto cristiano hasta bien entrado el periodo islámico.

Lo que no hay que perderse : Los restos de un asentamiento calcolítico perteneciente a cuatro mil años a.C, sus vestigios de las ciudades amuralladas de las Edades del Bronce y del Hierro, iglesias y casas bizantinas, su barrio residencial islámico y una pequeña mezquita medieval.

Umm Qays (Gadara)

Fue una de las ciudades de la Decápolis y su planificación urbanística es la de una ciudad romana. Fue el hogar de varios poetas y filósofos clásicos como Teodoro, fundador de la escuela retórica de Roma.

Curiosidades: El Nuevo Testamento cuenta que Jesucristo lo visitó y curó a dos hombres dementes, pero el milagro asustó al pueblo y le pidieron que regresara a Galilea. Su emplazamiento es especialmente significativo, se pueden contemplar los Altos del Golán de Siria, el monte Hermón, el lago Tiberíades y las planicies del norte de Palestina.

Lo que no hay que perderse: las ruinas de la ciudad romana y cenar en la terraza de algún restaurante, donde poder disfrutar de las increíbles vistas de tres países.

As-Salt

A tan sólo media hora de Amán, As-Salt fue en su día el asentamiento más importante de la zona comprendida entre el Valle del Jordán y el desierto del este. Los romanos, bizantinos y mamelucos contribuyeron al crecimiento del lugar, pero fue a finales del siglo XIX y principios del XX, durante el dominio otomano, cuando disfrutó de su época dorada.

Curiosidades: Tanto en As-Salt como en sus alrededores, hay varias tumbas de figuras muy importantes del Islam y de otros personajes mencionados en el Corán, como la del profeta Josué.

Lo que no hay que perderse: pasear por la parte vieja y explorar sus calles estrechas.

Jordania, un oasis de paz en Oriente Medio

El Reino hachemita de Jordania, sorprende al viajero por ser una nación moderna, dinámica, estable y totalmente segura. Desde las evocadoras y antiguas estepas de Wadi Rum hasta el bullicioso centro de Amán, y desde las majestuosas ruinas de antiguas civilizaciones hasta el esplendor atemporal del Mar Muerto, Jordania se revela como un destino único de lugares imponentes y misteriosos, alojamientos de alto nivel, exquisita gastronomía e incontables actividades para inspirar, motivar y rejuvenecer al visitante.