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viernes, 27 de febrero de 2015

Arte por Siria

Por Redacción DSL

En Líbano acoge a artistas sirios en un espacio para la creación y la comunicación.

Raghad Mardini no sabe explicar exactamente por qué, pero el mismo día en que pisó por primera vez la finca de Monte Lebanon (Aley, a 17 kilómetros de Beirut) supo que aquel terreno estaba destinado a albergar vida.

Raghad, ingeniera civil, estaba visitando el terreno para estudiar la posibilidad de recuperarlo y convertirlo en una zona de viviendas, pero descartó rápidamente la idea. Tal vez la señal fuese un nogal que milagrosamente sobrevivía en aquel abandonado durante años. O tal vez fuese la quietud que, pese a todo, envolvía los jardines adyacentes. Sea como fuere, ella percibió al instante que aquel lugar merecía algo más elevado. Paseó por los alrededores, observó el establo desde diferentes puntos y, de repente, pensó que sería el sitio perfecto en el que un artista podría descansar y crear. Sin saberlo, ese día puso la primera piedra de lo que hoy es la Art Residence Aley, un espacio para la creación y la comunicación que ayuda a jóvenes artistas sirios que deben escapar del conflicto en su país y mostrar su obra a una audiencia mayor.

El refugio de la risa

"La idea de la residencia nació espontáneamente", reconoce Raghad Mardini, oriunda de Damasco pero residente en Beirut desde hace años. "Yo conocía a muchos artistas sirios que se habían trasladado a Líbano. A veces iba a visitarlos a sus diminutos apartamentos en Beirut, en los que compartían habitación cuatro personas o más, y me daba cuenta de que cada vez se iban alejando más de su proyecto artístico. Entonces, sentí que era mi responsabilidad hacer algo por Siria, mi país, así que decidí ayudarlos. Yo tengo la firme creencia de que en tiempos difíciles hay que proteger el arte y a sus creadores".

Con ese propósito, hace tres años, Raghad, inauguró esta residencia que cada mes acoge a dos artistas sirios. “Aquí tienen la oportunidad de vivir y trabajar sin tener que preocuparse por el dinero”, comenta. Allí se les ofrece alojamiento, comida, materiales para llevar a cabo sus obras y 150 dólares a la semana para cubrir sus gastos.

Hasta el momento han pasado por la residencia 40 artistas provenientes de diferentes corrientes de expresión.

"Una vez que vives en un conflicto como el que lamentablemente le toca transitar a Siria, ya no eres el mismo. Yo trabajé en campamentos ayudando a gente y lo que vi allí me impresionó", dice Imad Habbab uno de los residentes de Aley. Sin embargo, aquella experiencia le sirvió de inspiración para crear La Explosión, una serie de pinturas en las que pretende plasmar todas las emociones, ideas y detalles que puede contener un evento que sólo dura un segundo. Esa obra la inició, precisamente, durante su estancia en Aley en el verano de 2012. "Me gusta la idea de las residencias para artistas porque es un buen espacio para conocer a gente e intercambiar experiencias", explica. "El aire puro del monte, alejado de la ciudad, me empujaba a levantarme cada día temprano y seguir trabajando con energía en mi proyecto el día entero. Y por las noches disfrutaba hablando y escuchando música en el jardín con amigos". Hoy, tres años después de llegar a Beirut, Imad planea iniciar una nueva obra sobre la identidad de las ciudades que le llevará a viajar por todo el mundo.

Aley mantiene siempre abierta una convocatoria para recibir jóvenes artistas entre 20 y 30 años. Un jurado formado por profesores y artistas consagrados evalúa los proyectos y elige aquellos más interesantes. Los jóvenes pueden ser de cualquier religión u origen social.

 Aparte de Imad, hasta el momento han pasado por la residencia otros 40 artistas provenientes de diferentes formas de expresión: pintura, escultura, fotografía, performance, instalación y vídeo arte. Entre todos ellos han producido unas 300 obras de arte en los tres últimos años. Estos jóvenes han perdido mucho pero ahora quieren mostrar al mundo que Siria no es solamente números de refugiados: es una nación con mucha creatividad y talento.

Aunque los artistas sólo viven un mes en la residencia, su relación con Aley no termina ahí. Raghad, organiza exposiciones tanto en Líbano como en el extranjero. Hasta la fecha, ha comisariado muestras colectivas con trabajos salidos de Aley en Washington, Berlín, Ammán y Kuwait. Además, les pone en contacto con galeristas y les ayuda a vender sus obras a través de la web con el fin de que puedan continuar sus estudios y conseguir el difícil objetivo de vivir del arte.

 

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