Alba Yobe de Abalo: “quien se acerca a lo árabe, fortalece su interior”
El Diario Sirio Libanés viajó a Santa Fe y estuvo con una personalidad de la cultura, la escritora Alba Yobe de Abalo, quien cuenta con una prolongada trayectoria en la provincia. Su producción incluye poemas y narraciones de delicado decir que se ha publicado en antologías y leído en muchos eventos literarios. En 2012, la narradora de origen sirio obtuvo la Distinción Ugarit en el rubro “Cultura” en mérito de su quehacer.
ENTREVISTA ▼
Escribió un libro de poemas dedicado a Siria, “Objetos Amados”, ¿qué nos puede contar sobre el mismo?
Soy una persona que aprendió a amar las raíces sirias, como lo hizo mi padre, nacido en Homs. Es ese amor que él supo inculcarme lo que hace que yo siga con actividades tales como estar en un club, ayudar en lo que sea necesario y, en mi caso, también escribir que es una de las actividades que más me gusta a hacer. Este es uno de los tantos libros que revela, de alguna manera, ese amor por las raíces árabes. El libro se titulaObjetos Amados,porque cuando uno parte de un lugar, sin saber si regresará, intenta poner lo más lindo dentro de su valija, lo más importante para poder darle lugar a lo más querido. Pero, dentro de aquellos objetos están las cosas más inverosímiles, desde un mortero donde se molía la carne para preparar las exquisitas comidas árabes, hasta una foto de un familiar o un perfume que recuerda. Hay historias muy significativas en este libro. Ahora lo dejo en manos de ustedes para que trascienda y todos puedan tener acceso a aquellos maravillosos relatos.
¿Cómo está su actividad en la provincia y cómo ve al Club Social Sirio Libanés de Santa Fe?
La verdad es que el club tiene un grupo a la cabeza que se ha ocupado mucho, es muy meritorio lo que han obtenido con su trabajo constante. El club sigue adelante y está muy bien visto por la comunidad y es muy respetado. Yo ahora soy socia del club, donde mi padre enseñó el idioma árabe, asique me trae muchos recuerdos. Hoy soy supervisora, jubilada, del Ministerio de Educación, pero nunca paro con mi actividad de escritora. Me dedico mucho a escribir poemas, porque significa una terapia para mí, lo vivo como si fuera una necesidad diaria. Cualquier cosa me motiva y enseguida esta la ansiedad de plasmarlo para transmitirlo, porque cada vez que escribís algo deja de ser tuyo para pasar a las manos del lector.
Coméntenos un poco de donde eran sus padres, y ¿por qué se dedicó tanto a la cultura en la provincia de Santa Fe?
Mi padre llego al país en 1905, sin conocer a nadie, sólo tenía la referencia de un tío que vivía en Pergamino. Pero el encuentro no se consolidó y entonces empezó a deambular para sobrevivir. Luego de un tiempo, encontró a mi madre (argentina), en la provincia de Salta, se casaron y distintas circunstancias los trasladaron hacia Santa Fe. Finalmente, tuvieron siete hijos, cinco mujeres y dos varones y todos tuvimos la oportunidad y el beneficio de poder estudiar e ir a los mejores colegios, gracias a los esfuerzos de mis padres. Desde pequeños nuestros padres nos empujaron a instruirnos, asique estudiamos mucho y aprendimos a amar lo que ellos nos dejaron como herencia que fue el afecto, la familia y el amor a la cultura.
¿Tuvo la oportunidad de conocer el lugar de nacimiento de su padre?
No, lamentablemente nunca pude viajar pero me quedé con esa intención. Si tuve la oportunidad de ir a España y acercarme un poco a aquella cultura milenaria, porque allí los árabes estuvieron presentes durante 800 años y han dejado un legado muy importante, sobre todo en la arquitectura. Mucha gente visita para conocer, porque la riqueza esta puesta a su servicio y hasta he escrito sobre eso.
Con la experiencia de su padre y teniendo familiares en el exterior, ¿Cómo se siente el desarraigo?
Mi hijo fue el que lo sufrió al irse a vivir España, en búsqueda de mejores condiciones porque aquí no encontraba trabajo. Sin embargo, estamos en contacto permanente. El caso de mi padre fue distinto. Vino al país a los 18 años, en una época muy difícil, con conocimiento del inglés, francés y nada más que su pasaje. Nunca pudo volver a su tierra de origen hasta los 70 años, ni comunicarse con nadie. Cuando finalmente, logró regresar de visita a Homs, pisó el patio de su casa, levantó tierra y la trajo consigo, y nos pidió que la pusiéramos con él en su última morada y así fue. Pero ahora la tecnología ayuda mucho a la comunicación; con mi hijo hablamos siempre, lo que me hace sentir que lo tengo al lado aunque este tan lejos. Hoy el desarraigo no es tal, hay una diferencia muy grande entre la época que le tocó a mi padre y la actualidad.
¿Cómo ve la situación actual con peligro de desmembramiento del país de sus orígenes?
Hay sentimientos al respecto; uno de mucha tristeza al ver cómo están sucediendo las cosas, y luego está la impotencia de cómo poder llegar, cómo hacer para modificar esto. Me duele profundamente el ataque que se hace contra los niños. Nada justifica la guerra y no entiendo por qué quienes son poderosos no evitan este daño. Lo único que hacen es soslayar la verdadera intencionalidad que hay con respecto a estos ataques.
¿Cómo evalúa la posibilidad de que alguno de sus trabajos llegue al diario para poder encontrarnos con aquella cultura?
Estaría encantada. Quien se acerca a alguna institución árabe, sea cual fuere, lo único que hace es querer fortalecer lo que trae en su interior. Para mí es un compromiso muy serio transmitir todo esto y por sobre todas las cosas volver a reflotar la importancia que tiene la cultura milenaria, porque lo que Siria y Líbano han dado al mundo es muy grande, tuvieron la generosidad de dar y eso es característico de los árabes.
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