Séneca y Colón
Compartimos la carta enviada a la redacción por el Dr. Hugo Said Alume, donde reflexiona sobre el arribo de Cristobal Colón a América.
Leer las cartas a Lucilio de Séneca, ilustre sabio de la era cristiana, visionario de la vida, mentor de Nerón en sus primeros años fructíferos, es aleccionador. Séneca lamentará luego que a Nerón el desvarío lo lleve a la locura y la sinrazón, hasta condenarlo a muerte, que él anticipa para conservar la dignidad ante la muerte y evitar vejaciones. Sin embargo, el arco de triunfo de Nerón quedó indemne pese a que su destinatario ordenó quemar Roma. Tampoco a nadie se le ocurrió derribar el Coliseo, circo romano donde se arrojaba a los cristianos a los leones y los gladiadores luchaban hasta morir...
Vaya diferencia. En la era moderna, la monumental estatua de Colón fue derruida al atribuirse al homenajeado, desde una visión actual e ideologizada, una conducta aberrante, cuando en realidad contribuyó al hecho histórico que transformó el mundo para siempre. Sebastián Dozo Moreno acota que Fernando Colón dijo en su libro sobre su padre que el ilustre genovés cruzó el océano "ebrio de estrellas". Sería justicia emplazarlo al lado de Juana Azurduy como símbolo de ambos mundos, en un intento de pluralidad y racionalidad.
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