Crisis diplomática en el Golfo

Un escándalo diplomático de proporciones explotó en el mundo árabe este lunes, con cuatro Estados regionales, Bahréin, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, cortando relaciones diplomáticas con Qatar motivados por su apoyo al terrorismo y su intromisión en asuntos internos, seguidos luego por Yemen y Libia.

El inicio y la excusa

El conflicto entre Qatar y sus vecinos ocurrió a dos semanas de la realización del Foro Árabe Islámico Estadounidense, en la capital saudita, Riad, con la presencia del presidente de EEUU, Donald Trump (20 / 21 de mayo).

El desencadenante fue la publicación por parte de una agencia de noticias qatarí, de un discurso en nombre del emir del país en apoyo de la construcción de relaciones con Irán.  

Durante el Congreso, Arabia Saudita, en representación de todos los invitados, había condenado a Irán por sus políticas hostiles, amenazándolo con una respuesta adecuada.

Tras la publicación del discurso, un funcionario del ministerio de Exteriores de Qatar dijo que el sitio electrónico de la agencia había sido hackeado, alegando la falsedad del texto. Sin embargo, Arabia Saudita, Emiratos y Bahréin, no convencidos, insistieron en que eran palabras del emir qatarí.

Desestabilización y apoyo al terrorismo

Bahréin fue el primero en cortar este lunes las relaciones diplomáticas, motivado por los persistentes intentos desestabilizadores qataríes y el soporte de actividades terroristas, dando un plazo de 48 horas a los diplomáticos qataríes para retirarse de su territorio.

Asimismo, Manama suspendió toda comunicación aérea y marítima con Doha, y prohibió el ingreso de ciudadanos qataríes a Bahréin, tanto en condición de turistas como de migrantes.

Minutos después, Riad , El Cairo y Abu Dhabi efectuaron declaraciones similares, a la vez que Arabia Saudita, y Egipto coincidieron en la suspensión de la comunicación aérea y marítima con Qatar.

Arabia Saudita ordenó a todos los nativos qataríes abandonar su territorio dentro de las próximas dos semanas, y a la vez prohibió el ingreso de qataríes con la excepción de los peregrinos a los lugares santos.

El gobierno saudí también comenzó un proceso de cancelación de licencias de transmisión del canal qatarí Al Jazeera, cerrando sus oficinas en el país.

El gobierno emiratí explicó su decisión en virtud del apoyo, financiamiento y albergue qatarí al movimiento radical “Hermandad Musulmana”.

El Cairo adujo similares razones , así como la continua hostilidad de las autoridades qataríes hacia Egipto.

El movimiento grupal fue apoyado por Yemen , que acusó a Doha de apoyar a los rebeldes Houthies y otros grupos radicales. Lo mismo hizo Libia (gobierno de Tobruk), que consideró que Qatar es “la fuente principal de suministro de armas al brazo libio de la organización Hermandad Musulmana y otros grupos armados extremistas desde 2012”.

Más aun, la participación qatarí en la coalición árabe fue suspendida.

Respuesta de Doha

El ministerio de Exteriores de Qatar expresó su preocupación por la decisión de estos Estados árabes, definiendo las medidas como injustificadas y basadas en afirmaciones sin fundamento. A su vez, rechazó las acusaciones de interferencia en asuntos domésticos ajenos.

Reacciones de Moscú y Washington

El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov , dijo que la decisión de cortar relaciones con Qatar es un asunto perteneciente a los Estados árabes, agregando que Rusia está interesada en mantener relaciones amistosas con todos en la región.

Asimismo, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov , dijo que Rusia aboga en favor de un Golfo Pérsico pacífico y estable, pero que Moscú no puede interferir en asuntos domésticos.

Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson , hizo un llamado a los países del Golfo a resolver sus diferencias, ofreciendo el apoyo de Washington a la vez que remarcó la importancia de sostener la unidad del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC por sus siglas en inglés).