Lo que dejó la gira de Pence por Cercano Oriente

La visita de Pence a Oriente Medio es la de más alto nivel desde diciembre, cuando Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel y prometió iniciar el proceso de trasladar la embajada de su país a esa ciudad, cuyo estatus está en el corazón del conflicto que enfrenta al pueblo palestino con la potencia ocupante sionista.

Tibios reclamos e hipocresía

El primer destino de su viaje fue Jordania, donde el rey Abdallah II no ocultó su descontento por la declaración de Trump sobre Jerusalén.

"Jerusalén es crucial para los musulmanes y los cristianos, como lo es para los judíos", dijo el monarca, un aliado regional de EEUU, cuyo país es el guardián de los lugares santos islámicos en la Ciudad Santa.

Esta ciudad "es crucial para la paz en la región, y crucial para permitir a los musulmanes combatir eficazmente algunas de las causas de la radicalización", insistió.

El estatuto de Jerusalén es uno de los escollos del llamado proceso de paz, paralizado desde 2014. Desde 1967 Israel ocupa ilegalmente la parte oriental de la ciudad, y desde entonces no ha cesado un proceso en pos de judaizarla completamente. Por su parte la dirigencia palestina nunca ha abandonado el reclamo de la milenaria metrópoli como histórica capital de su ocupado país.

"Estoy seguro de que su visita está destinada a restablecer la confianza, no sólo para una solución a dos Estados con Jerusalén Este como capital de un Estado palestino independiente, sino también para convivir con un Estado de Israel seguro y reconocido, de acuerdo con el derecho internacional", dijo el rey al alto funcionario de la Casa Blanca.

Por su parte Pence calificó de "histórica" la decisión del presidente estadounidense sobre Jerusalén, a la vez que señaló el compromiso de Washington de "respetar el papel de Jordania como guardián de los lugares sagrados", y de apoyar "una solución de dos Estados si es lo que las dos partes acuerdan".

Besos y abrazos

A continuación, el vicepresidente estadounidense, fue recibido el lunes por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, quien lo calificó  como un "gran amigo".

El presidente palestino Mahmud Abbas rechazó recibir al número dos de Washington, pues señaló que la declaración de Trump es "una bofetada en la cara" y rechazó a Washington como un mediador en cualquier conversación futura con Israel.

Pero el viaje da a Pence, un cristiano conservador (sionista cristiano), y a Netanyahu, un derechista que ha aclamado a los evangélicos estadounidenses por su apoyo a Israel, una oportunidad de poner el foco en la visita a Tierra Santa y cubrir con un manto de santidad pseudo-religiosa, una nueva e hipócrita estrategia de opresión.

Aplausos parlamentarios

El ilustre visitante pronunció un discurso ante el parlamento israelí que infundió indignación y generó que muchos diputados árabes fueran expulsados de la sesión.

El discurso, que estuvo plagado de referencias bíblicas, enfatizó el "comienzo divino" del estado israelí. Citando el texto del Antiguo Testamento, el vicepresidente de EEUU dijo que Dios le prometió a Israel que sus descendientes serían "tan numerosos como las estrellas en el cielo".

Más aun, reclamó un derecho de nacimiento bíblico emocionando a los miembros sionistas del Parlamento mientras enfureció a los parlamentarios árabes que levantaron pancartas con la leyenda: "Jerusalén es la capital de Palestina". Los legisladores de la Lista Árabe Unida, el tercer partido más grande del país, fueron inmediatamente abordados y expulsados del salón mientras sus colegas legisladores aplaudían y abucheaban.

A su vez, Pence dijo a Netanyahu, que la embajada estadounidense se trasladará a Jerusalén en el año 2019, una medida que ha provocado la indignación y condena internacional. La Asamblea General de la ONU respondió a la medida con una resolución que declaró que las acciones de EEUU, "No tienen ningún efecto legal, son nulas y deben rescindirse".

Cierre espiritual

Mike Pence, terminó su gira este mediodía con una breve, pero simbólica visita al Muro de los Lamentos, lugar sagrado del judaísmo, ubicado en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en pleno territorio palestino ocupado.

Con esta simbólica visita, Pence concluyó los actos oficiales de la segunda jornada de su viaje, que comenzó esta mañana en la residencia del presidente israelí, Reuvén Rivlin, en Jerusalén.

“Le agradecemos lo que hace ha hecho por el pueblo judío, hace y lo que hará”, remarcó el mandatario israelí. “Eres un amigo muy querido de los judíos, siempre has defendido en palabras y hechos a Israel, eres un auténtico ‘mensch'(“buena persona” en yidish, dialecto hablado por los judíos europeos)”!, declaró Rivlin.

Además de incidir en el fortalecimiento de los vínculos entre EEUU e Israel, y sus intereses comunes en la región, Pence añadió que “las relaciones económicas nunca han sido tan florecientes” como lo son actualmente.

Huelga y protestas

Frente a la exaltación sionista, se ha extendido la indignación entre los palestinos, a los que Pence instó a volver a la mesa de negociaciones y mostró su convencimiento de que las decisiones sobre Jerusalén y la embajada “crean una oportunidad para la paz”.

Sin embargo, abordó su avión oficial en medio de una jornada de huelga general de comercios y transporte en Cisjordania en protesta por su visita,  y con manifestaciones en varias ciudades palestinas, como Hebrón, Ramalla, Belén y Al Bireh, en las que se quemaron banderas estadounidenses e imágenes con su rostro.

“Las posiciones extremistas de la Administración estadounidense y del mensaje bíblico mesiánico de Pence no solo descalifican a Estados Unidos como mediador para la paz, sino que crean las condiciones de volatilidad e inestabilidad en la región y más allá”, declaró la dirigente palestina, Hanan Ashrawi, junto al embajador egipcio, Isam Ashour.

Reacción palestina

Las relaciones entre Washington y la dirigencia palestina se agravaron todavía más tras la decisión estadounidense esta semana de congelar más de la mitad de sus pagos previstos a la agencia de la ONU para los refugiados (UNRWA).

Previsto en un principio a finales de diciembre, el viaje de Pence a la región fue aplazado después de la unilateral decisión de la Administración Trump que provocó la indignación internacional y el enfado de los palestinos, así como constantes protestas en los territorios palestinos que fueron brutalmente reprimidas .

Esta decisión lleva al extremo una tradición de décadas de una diplomacia estadounidense siempre parcial a su aliado incondicional, el régimen de Tel Aviv,  y de esta forma busca romper impunemente el consenso de la comunidad internacional.

Saeb Erekat, el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), denunció el discurso de Pence en el parlamento israelí como “mesiánico” y “un regalo a los extremistas”.

Mientras resonaba el aplauso sionista en el parlamento, el presidente palestino Mahmoud Abbas lograba el aval de la Union Europea para Jerusalén como capital del Estado Palestino. Durante una conferencia de prensa entre Abbas y la directora de Relaciones Exteriores de la unión, Federica Mogherini, la diplomática europea llamó a los involucrados en el proceso a hablar y actuar “sabiamente” y con “sentido de la responsabilidad”.