¿China aumenta su presencia en Iraq?

Nawzad Hadi, Gobernador de Arbil, manifestó el pasado jueves (11/12/2014) a la agencia de noticias Xinhua su deseo de profundizar la presencia de capitales chinos en la región. La entrevista brindada por Hadi ocurrió días después de que el Gobierno Regional de Kurdistán alcanzara un acuerdo con el gobierno de Iraq. A través del mismo, el Ministerio de Petróleo Iraquí recibirá 550.000 barriles de petróleo adicionales por día, a cambio del 17% del presupuesto nacional para la región, y u$s 1.000 millones para equipar a la Fuerza Peshmerga. Esta última, es una de las fuerzas militares irregulares combatiendo al Estado Islámico (E.I.).

Al día siguiente (12/12/2014), Ibrahim Jaffari, Ministro de Relaciones Exteriores de Iraq, reveló una oferta de apoyo militar chino para combatir a E.I. El ofrecimiento se concretó el pasado mes de septiembre en el marco de las reuniones de Naciones Unidas, y se mantuvo en secreto hasta saber la posición de EEUU. Por entonces, Washington había demostrado gran descontento por la inacción china, y Obama expresaba en cadena nacional, la peligrosidad extraregional de E.I. El mensaje buscó y logró el apoyo de la opinión pública para la actual intervención militar en Siria e Iraq.

El ofrecimiento de apoyo militar no fue trivial. China es hoy el mayor inversor extranjero en el sector petrolero del país, y sus operaciones en las provincias de Irbil, Maysan y Basra se encuentran amenazadas por las acciones de fuerzas irregulares. Más de 10.000 ciudadanos chinos se encuentran trabajando en instalaciones de capitales chinos. Y el petróleo iraquí es un recurso vital para la estabilidad de la economía asiática desde 2007. Además, la importancia del petróleo iraquí para China quedó en evidencia el pasado mes de octubre, al establecer la primera representación diplomática en la región de Kurdistán. Tan Beglin presentó sus credenciales ante el Ministro Falah Mustafa, quien destacó la necesidad de establecer un vínculo a largo plazo entre las partes.

La creciente presencia china no ha pasado desapercibida ante el Departamento de Estado norteamericano.  El organismo informó que en 2011 ingresó a Iraq un total de u$s 55 mil millones en carácter de inversiones, contratos de servicios y otras actividades comerciales. Un crecimiento del 40.3% sobre el total del valor operado en 2010. Además, según el Centro de Comercio Internacional (ITC) la inversión extranjera directa triplicó su valor total y duplicó su participación como porcentaje del PBI entre 2006 y 2012. En ese periodo se inicia y profundiza la presencia de capitales chinos en Iraq. Todo ello ha entrado en jaque con el avance de E.I. sobre el centro y norte de Iraq, donde se ubican las principales instalaciones de Sinopec y CNOOC.

Los facilitadores regionales. Arabia Saudita, Irán y Turquía no han podido erguirse como el líder que ambicionan ser. Han sido incapaces de mediar una resolución al conflicto en Iraq, y su deseo de liderazgo los arrastro a buscar apoyo internacional. En consecuencia todos han debido más o menos alinearse y ser funcionales a intereses extranjeros. Arabia Saudita y Turquía han sido los aliados de las potencias occidentales en la región por excelencia. Además, mientras que uno es acusado de financiar a E.I., el otro permite por sus fronteras el paso de material letal y no letal. Por último, las fotos de Qassem Soleimani, líder las operaciones de la Guardia Revolucionaria en el exterior, en compañía de oficiales iraquíes evidencia la cooperación secreta entre EEUU e Irán.

Las tensiones intercomunitarias. La fiesta de Ashreen el pasado fin de semana dio pie a una interpretación religiosa de las movidas en el tablero nacional. Es así que los embates de E.I. contra Samarra fueron presentados por la prensa internacional como un ataque de sunníes contra shiís. La tendencia se acentuó luego de que Muqtada Al Sadr anuncie la puesta en alerta de su milicia. La medida sin embargo no es anormal, y responde a una práctica que se ha vuelto común en el Iraq post-Saddam: el rechazo a la autoridad política y demostración de fe shií. Sí, el conflicto es atravesado por la religión, pero está definido por la lucha para acaparar el poder político estatal.

La presencia de China está definida por capitales de inversión, y los poderes políticos de Bagdad y Kirkuk están a gusto con su presencia. Es más, los últimos acuerdos prueban el incentivo de esa presencia por los gobiernos de Bagdad y Kirkuk. Por otro lado, EEUU quiere recuperar su influencia en Bagdad. A ello responde la decisión de intervenir militarmente en la región: contrarrestar la creciente influencia de Beijing en Iraq. Por último, la lucha por el poder regional entre Arabia Saudita, Turquía e Irán facilitó la entrada de China y el retorno de EEUU simultáneamente, por no poder evitar el nacimiento de E.I. y recurrir a potencias occidentales para combatirlo y apuntalarse como líder regional. Por todo ello, la presencia de capitales chinos en Iraq continuara incrementándose, sin transformarse en apoyo militar y asi evitar el choque entre China y EEUU en Iraq.

Al final del día, la fiesta de Ashreen culminó sin tener que lamentar mayores inconvenientes. Mientras, los destinos económicos y políticos Iraq continúan están dirigidos desde China y EEUU, abriendo una brecha entre Kirkuk y Bagdad que acerca al país a su balcanización.