UNESCO en defensa del patrimonio cultural iraquí
El 4 de noviembre de 1946, entró en vigor la constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) con “el objetivo de contribuir a la paz y la seguridad en el mundo”.
UNESCO busca la salvaguarda de los patrimonios culturales de las naciones, así como de sus entidades culturales y tradiciones orales.
Ratificada en su fundación por 20 países, la conmemoración 2014 encuentra a UNESCO con 195 Estados miembros y ocho miembros asociados, contestes en “orientar a los pueblos en una gestión más eficaz de su propios desarrollo a través de los recursos naturales y los valores culturales”.
Prioridad 2014: defensa del patrimonio cultural iraquí
La directora general de UNESCO, Irina Bokova, ha reclamado en estos días “detener la barbarie” que significa la destrucción del patrimonio cultural iraquí, en las zonas ocupadas por el Estado Islámico. La jerarca ha resaltado la destrucción sistemática por parte de los extremistas de las milenarias riquezas arqueológicas en la nación iraquí.
“Iraq y su pueblo poseen uno de los patrimonios culturales históricos más ricos, que no pertenecen solo a ellos sino que son de toda la humanidad. Para ello he venido a este país representando a UNESCO: para hacerles llegar nuestro mensaje de apoyo y solidaridad con el pueblo en estos momentos de dificultades y transformaciones”, dijo Bokova, en el Museo Nacional de Bagdad, donde concurrió acompañada por los ministros de Educación y Antigüedades, del país, según informa la agencia china Xinhua.
“Irak tiene no cientos, tiene miles de templos, edificaciones, sitios arqueológicos, que representan un verdadero tesoro para la Humanidad”, puntualizó. “Necesitamos focalizarnos en la educación, porque será un paso fundamental en la reconstrucción de la paz y de la cohesión social, para enfrentar decididamente a los extremismos”, remarcó.
Los últimos reportes señalan que los grupos extremistas continúan su ofensiva para destruir todos los templos e imágenes ajenas a la religión islámica, en una campaña “antiherética” que ha acabado con obras de valor incuestionable en ciudades sirias e iraquíes actualmente ocupadas.
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