Pappé: “La tierra es legítima propiedad del pueblo palestino”
Durante su visita a la Argentina, el Dr. Pappé visitó las instalaciones del Club Sirio Libanés de Buenos Aires.
El profesor Pappé visitó la Argentina invitado por la Cátedra de Estudios Palestinos “Edward Said”, y tras dos exitosas conferencias en la Universidad de Tres de Febrero y la Embajada del Estado de Palestina, el Dr. Ilan Pappé visitó las instalaciones del CSLBA. A continuación, se comparte una reseña sobre la entrevista sostenida con este medio.
- Acercarse a la cuestión palestina no es una tarea fácil. Hay un gran número de libros y trabajos realizados. ¿Cuáles recomendaría Ud. para quienes desean comenzar a interiorizarse en la problemática?
- Creo que los más importantes son: La Cuestión Palestina de Edward Said, La Limpieza Étnica de Palestina de Ilan Pappé, y Lo Que Quedó de Walid Khalidi. Estos tres libros son un buen comienzo. Aunque seguramente haya más trabajos en español igual de importantes con los que no estoy familiarizado.
- Ud. es parte de la corriente revisionista de la historia israelí, y forma parte junto a otros académicos del grupo llamado Nuevos Historiadores. Detrás de sus pasos se abrió lugar una nueva generación de historiadores que continua con el legado. ¿Qué separa a unos de otros?
- La diferencia principal creo que es el genuino divorcio del sionismo. Algunos de los académicos que forman parte de una y otra generación no pudieron separarse del sionismo de forma completa. Todo eso, a pesar de su profunda crítica de las políticas israelíes. Pero ¿son críticos de la idea fundamental del sionismo?
Los conozco a todos ellos, y porque somos amigos me atrevo a decir que ninguno pudo divorciarse exitosamente de las ideas básicas del sionismo. Tampoco podrían vivir cómodamente en una Palestina árabe.
Yo sinceramente creo que la tierra es legítima propiedad del pueblo palestino, y estoy agradecido a los palestinos de que me permitan vivir junto a ellos. Y esta actitud creo que es buena para ambos, porque nos permite construir algo diferente. Pero para esto uno debe cambiar la perspectiva sobre el sionismo.
- El no ir tan lejos como Ud. en su divorcio con el sionismo, ¿cree que tiene algo que ver con el miedo a convertirse en “un judío que se odia a sí mismo”? Y en ese caso, ¿ofrece el libro Cómo Dejé de ser Judío de Shlomo Sand una salida al dilema?
- No creo que el libro de Shlomo Sand ofrezca ninguna solución, porque Sand dice: “No soy judío pero soy sionista”. No ganamos nada de que deje de ser judío y continúe siendo sionista.
La cuestión de fondo es la siguiente: un palestino que sufre la opresión israelí y la denuncia encuentra apoyo en la familia, en la sociedad, pero si un judío denuncia las políticas de Israel se queda solo.
Esa situación es muy difícil porque un judío no es palestino. Y en los ojos de los judíos, ya no es judío. Uno se queda totalmente solo, y creo que para mis colegas ese precio es muy alto. Yo estoy dispuesto a pagar ese precio, y les llevó mucho tiempo a los palestinos aceptarme.
- ¿Es difícil cambiar esa perspectiva? ¿Cómo puede uno darse cuenta si el cambio es realmente sincero y completo?
- El cambio no es fácil, y eso no le quita legitimidad al trabajo que llevaron adelante. Un divorcio sincero del sionismo implica, por ejemplo, hablar árabe. Y ninguno de ellos habla árabe.
Yo soy el único que habla árabe. Y creo que esto no significa algo menor, porque para mí Palestina es parte del Mundo Árabe, de la civilización islámica, de Medio Oriente, y no es parte de Europa.
- En el libro La Cuestión Palestina, Edward Said escribió: “La cuestión palestina es el conflicto entre la afirmación y la negación, la lucha entre la presencia y una interpretación”. ¿Qué opina Ud. sobre la lectura que hace Said del conflicto israelí-palestino?
- Esta cita tuvo un impacto profundo en mi vida. Said fue el primero en mostrar que lo académico puede ser una mentira, porque detrás de las narrativas se esconde el poder. Y si el poder es lo suficientemente fuerte crea un hecho y víctimas humanas. Por eso para mí esta cita y otras, son una guía para navegar entre los hechos, la realidad y la conciencia moral.
Said escribió un artículo titulado Permiso para Narrar, donde responde a Noam Chomsky y su postura de que “los hechos hablan por sí solos”. Allí, Said afirma que se necesita acoplar la dimensión moral a los hechos. Hay que identificar al villano y a la víctima. Hay que tomar una posición moral cuando se habla de hechos. No se puede pretender ser objetivo, en el sentido de no tomar una posición moral.
Creo que eso mismo transmite esta y otras citas de Said. Debemos mirar el caso de Palestina y comprometernos moralmente con el sufrimiento del pueblo palestino para entender exactamente lo que él escribe.
- Ud. escribió un artículo titulado La Mejor Corredora de la Clase. Es una ficción que gira en torno a la investigación académica de una masacre en Palestina. Entre sus personajes principales se encuentra el profesor Mousallem y el alumno Yacoob. ¿De dónde sacó la inspiración? ¿Cuánto hay de realidad en esa ficción?
- La ficción no es un fiel reflejo de la realidad, pero siempre algo toman de ella. Cuando escribía esta historia pensé en dos cosas. Primero, quería reflejar la dificultad enfrentada por la academia israelí cuando investiga lo ocurrido en la Nakba, y particularmente en Tantura. Y segundo, las diferentes posiciones tomadas por la primera y segunda generación de palestinos frente al hecho.
La historia termina con una gran desilusión, porque refleja mi miedo a no poder satisfacer las expectativas generadas en los palestinos. Quiero decir, ¿qué hubiera pasado si los palestinos contaban su historia y nada hubiera cambiado? ¿Qué hubiera sido si Israel continuaba controlando la narrativa?
El poder de la ficción como herramienta de comunicación es muy fuerte. Creo que cuando nos sentamos a escribir, tenemos que saber que el relato académico no es el único recurso.
-Ud. y otros académicos dedicaron gran parte de su vida a investigar la historia de Israel. Por eso, sufrieron el rechazo de la sociedad israelí al tiempo que ganaron gran notoriedad. ¿Si lo acusara de eclipsar a los académicos palestinos tan solo, Ud. que me respondería?
- No creo hayamos eclipsado a los académicos palestinos, porque propusimos la misma narrativa y tuvimos mayor repercusión. No quiero decir que esto sea justo, pero así es cómo se dio. Además, nuestro trabajó contribuyó a la legitimación de la narrativa palestina, y hoy la mayoría de las investigaciones sobre Palestina es realizada por académicos palestinos.
En la década de 1980, si se quería compilar artículos sobre la historia de Palestina durante el Imperio Otomano, la gran mayoría eran de autores israelíes. Hoy, contamos con un mayor volumen de trabajos escritores, y de mejor calidad, elaborados por académicos palestinos.
- ¿Podría nombrar a algunos de los académicos palestinos que llevan adelante investigaciones sobre Palestina?
Sí, como no. Lila Abu Lughod, Janet Abu Lughod, Ruba Saleh, Rema Hammami, Nahla Abdo, Beshara Dumani, Rashid Khalidi, Ibrahim Abu Lughod, Edward Said, Mahmoud Yazbak, Salim Tamari, Butrus Abu Manneh, Musa Al Budeiri, Saleh Abdel Jawad, y Adel Manna, por solo nombrar a algunos.
Igual creo que lo mejor está por venir, porque la nueva generación de palestinos investigadores, escribe con gran compromiso además de conocimiento. Yo sólo estoy tutoreando más de 100 investigaciones en la Universidad de Exeter.
- Cuando se habla de los Nuevos Historiadores normalmente se destaca la narrativa, y su oposición a la “historia oficial israelí”. ¿Cómo se llega a esa nueva narrativa?
- Hay varias diferencias con los historiadores oficiales, primero, nuestro acercamiento a la historia es distinto. Yo, por ejemplo, no soy un positivista. Para mí los hechos no hablan por sí solos. Yo quiero que la gente entienda que mis libros se basan en hechos, pero que mi interpretación de los hechos hace que mis libros sean libros y no una cronología.
Y segundo, yo tomé una posición diferente frente a los relatos orales. En Israel, los testimonios orales de aquellos que sobrevivieron la Shoah son respetados como algo sagrado. Pero los testimonios palestinos de la Nakba son considerados producto de la imaginación. Por eso pregunto, ¿por qué la memoria de unos es sagrada y la de otros ilusiones? Yo doy la misma credibilidad a los documentos oficiales israelíes que a la memoria del pueblo palestino.
Tuvimos un acercamiento diferente desde lo filosófico y metodológico entre los nuevos historiadores, pero al mismo tiempo compartimos que la narrativa palestina podía confirmarse con documentos oficiales israelíes. Y esto era lo importante.
Nuestra contribución más importante fue que pudimos decir al mundo: “Podemos demostrar que los palestinos no alucinan. Sus acusaciones pueden comprobarse utilizando los archivos israelíes”. Lamentablemente, el gobierno israelí clasificó esos documentos nuevamente para evitarse una nueva generación de historiadores revisionistas.
- En el libro El Funtamentalismo Judío en Israel,Israel Shahak y Norton Mezvinsky explican que “Cada fundamentalismo religioso desea restablecer los “viejos buenos tiempos” cuando la fe era pura y practicada por todos”. ¿Cómo se disocia entonces la promoción de un Estado sin dar al sionismo una razón para que piense haber alcanzado su objetivo?
- Creo que hay una diferencia entre la nostálgica recreación de los años dorados de un Estado –como los fundamentalistas ven al Estado-, y la idea de un Estado como restitución, como corrección de un mal. Este es justamente un debate que tuve con mi amigo Gideon Levy.
Levy escribió un artículo para el Haaretz donde deseaba que mañana haya un Estado donde todos sean iguales. Yo le comente que no es tan fácil, y que había más cosas por hacer. Para crear un Estado basado en la igualdad es necesario cambiar el pasado que pueden ser muy dolorosas para quienes gozaron de los privilegios.
Por eso, la solución de un Estado es pedirles a los israelíes que devuelvan parte de la tierra, y rescindan algunos de sus privilegios, del poder. No es tan fácil como decir: “Somos todos iguales”. Es necesario abordar la solución de un Estado como la rama del derecho restitutivo aborda los crímenes. Por eso creo que la solución de un Estado es una corrección en lugar de la reconstrucción de un pasado glorioso.
- En el libro Política de Partición, Avi Shlaim propuso la siguiente tesis: “En 1947, el Rey Abdullah y la Agencia Judía acordó la división de Palestina tras la finalización del Mandato Británico de Palestina. Ese entendimiento, además, se encuentra en la base de la no agresión durante la Guerra Árabe-Israelí de 1948 y la continua colaboración tras el conflicto. ¿Ud. coincide con la tesis?
- Primero, coincido totalmente con la tesis. Creo efectivamente que ese acuerdo entre el Rey Abdullah y la Agencia Judía existió. Y segundo, creo que Jordania fue más allá de no agredir y colaborar con Israel, porque se desarrolló una relación especial entre ambos Estados.
Lo que Shlaim no menciona es que, desde una perspectiva palestina, la cuestión no es la ausencia de una acción militar en contra de Israel, sino más bien se trata de traición al pueblo palestino. Si bien es lindo ver que dos Estados no se pelean, esto es solo una parte de la realidad.
- Sé que no ha conocido a la comunidad judía en Argentina, y entiendo que parte de la misma no debe estar muy contenta con su visita. ¿Qué mensaje le enviaría?
- En nombre de todos los que viven en Israel y Palestina, mientras más rápido divorcien al judaísmo del sionismo, más rápido podremos vivir en paz. Necesitamos que intervengan en nuestro futuro como militantes de la humanidad, no como judíos.
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