Hartmann: “Hoy, la libertad es menor a la de 2011”

Ante un nutrido público, Hartmann presentó el Índice de Transformación Bertelsman (BTI, por sus siglas en inglés) desarrollado por la Fundación Bertelsman en la sede del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), y brindó una entrevista al DSL donde se refirió a las últimas tendencias en Medio Oriente y Norte de África.

-¿Qué es y qué mide el BTI?

El BTI mide el avance hacia una democracia basada en el imperio de la ley y el desarrollo socioeconómico en 129 países. La medición de ese proceso es tridimensional e incluye un aspecto político (Transformación Política), otro económico (Transformación Económica) y por último la administración (Transformación en Gestión).

La última dimensión es la más importante para el BTI porque permite evaluar la calidad de la administración pública, algo que solo un ente privado puede hacer sin entrar en un conflicto diplomático.

-¿Cómo es la relación del BTI con los gobiernos?

Nosotros no dependemos de ningún gobierno. De hecho, no es compatible desempeñar una función pública y formar parte del equipo de expertos del BTI. Esta es una herramienta para controlar la subjetividad en nuestros informes: asegurar la mayor independencia de los expertos.

-¿Recuerda cuál es el país mejor y peor calificado en Medio Oriente y Norte de África?

Turquía (puesto 23, calificación: 7,30) y Túnez (50, 6,15) son los países mejor calificados. Mientras que Libia (124, 2,64) y Siria (127, 1,80) obtuvieron las calificaciones más bajas.

-¿Qué tendencias se observan en Medio Oriente y Norte de África?

Se observan dos tendencias paralelas: desestabilización y autoritarismo. Las grandes esperanzas depositadas en los Levantamientos Árabes no fueron correspondidas. Excepto en Túnez, se observa un fortalecimiento de gobiernos autoritarios.

-Teniendo en cuenta que tanto Libia como Siria son países donde se desarrollan conflictos armados, ¿podemos concluir que el conflicto es la razón de su baja calificación?

No, hay países donde el impacto negativo del conflicto armado fue contrarrestado por la eficiente utilización de recursos, maniobrabilidad política, cooperación internacional, o creación de consenso.

La dimensión más afectada por el conflicto armado es la económica, y todos los países de la región (excepto en los países del Golfo) se puede observar una caída en la actividad económica durante los momentos de rebelión.

-¿Qué diferencias se observan entre el antes y el después de 2011?

Incluso en aquellos países donde la rebelión tuvo un impacto relevante -pienso particularmente en Egipto- la libertad relativa es hoy menor que la observada antes del 2011. Quiero decir que el gobierno de Sisi es en algunos aspectos más represivo que el de Mubarak.

-¿Qué nos puede decir el BTI sobre el futuro de la región?

Lo que vemos hoy son movilizaciones que demandan mayor democracia; no son intentos desestabilizadores a manos de partidarios de la democracia. Por eso, las consignas durante las primeras movilizaciones en los países árabes pedían un mejor gobierno, mayor democracia e inclusión económica.

Ese “movimiento de reforma” –por darle un nombre- inició en 2003 con la elección de un nuevo rey en Marruecos, siguió con movilizaciones en Beirut y Damasco, los intentos de apertura política en Egipto, etc. En fin, la amplia movilización social de esa primera mitad de la década no logró ninguna reforma política profunda, al contrario, la represión aumentó.

Entonces, al mirar el BTI retrospectivamente se llega a la conclusión que lo ocurrido durante 2011 es la consecuencia de promesas y esperanzas insatisfechas previas. En otras palabras, Europa no debe justificar el medio –apoyar gobiernos autoritarios- para lograr un fin -la estabilidad política-. Ese es un error que no debiera repetirse.