Chávez Pavón: Murales por Palestina

Gustavo arribó a la Argentina hace unos días. No es su primera vez en el país, lo que explica el número de eventos en su agenda personal. Ya visitó la ciudad de Corrientes con el Taller de Arte Jaguar Azul, y Puerto Tirol, localidad ubicada en la Provincia de Chaco, donde participó de un congreso de muralistas, y plasmó su arte en la Escuela Primaria Nº 167.

A pesar del mal clima, Gustavo y su equipo conformado por Natalia Revale, Diego Abu Arab, Luciano Galo, Guillermo Quevedo y Daniel Malnati, recorrió la ciudad y el gran Buenos Aires en busca de nuevos espacios para su arte y la reflexión de todos.

El compromiso, la tenacidad, el humor, la pasión y humildad son características que definen a Gustavo y se transmiten a través de su arte. El artista plástico se define como un muralista independiente que mantiene viva una tradición en extinción.

“El muralismo es una forma de comunicación real. Un medio de comunicación de articulación social. Peligroso para el modelo que pregona EEUU en México porque se acerca al pueblo,” afirma.

El mensaje en sus obras nunca es el mismo; a pesar de la reaparición de iconografías distintas. En ese sentido, Gustavo destacó la lucha por la tierra, identidad y justicia. Temáticas que explicó son comunes a la humanidad, producto del sufrimiento impuesto por los poderes fácticos.

Su arte puede ser observado alrededor del mundo. Argentina, México, Venezuela, en países escandinavos y de Europa central, como también Palestina posee hoy parte del legado cultural que Gustavo ha ofrecido al mundo. “Pintar el Muro de la Vergüenza fue muy emocionante. Pintar en México es como pintar el Palestina. ¡Pensé que me iba a caer la voladora!” dijo entre risas.

En su camino por el mundo construyó amistades duraderas, algo que le permite confirmar la continuidad de su trabajo y reflexionar sobre la actualidad del muralismo. Al respecto, Gustavo dice que “Aquí [en Argentina los muralistas] tienen la libertad necesaria para trabajar, y existe un boom que la influencia estadounidense no puede controlar”.

Además, remarcó que el muralismo abre la puerta al retrato de iconografía autóctona, y así poder reflexionar sobre la adopción de creencias y dioses ajenos. Es la rebelión espiritual ante el sometimiento, sojuzgamiento y represión que sufren los pueblos. “Una condición que mexicanos y palestinos comparten, y aquí he retratado,” concluyó Gustavo.

Si bien su obra en Argentina tomará  una pausa, Gustavo continuará compartiendo su arte a través del programa “Los Muros en la Educación”. Una iniciativa independiente que lleva más de 15 años, pintando murales en escuelas públicas de México. 

Nota 1: “Yo nací en la Ciudad de México, soy del barrio de Santa Julia, pero siempre he sido ‘pata de perro’, Desde que estaba en la secundaria he andado de arriba abajo, y recuerdo que uno de los primeros viajes que me impactó –cuando tenía 12 o 13 años- fue el que hice al norte de México. Pasé dos veces a San Diego California, y ahí vi cómo los migrantes cruzaban la frontera. Pero una de las cosas que más recuerdo fue ver cómo también pintaban los murales en el Parque Chicano, o los puentes de San Diego, y creo que fue en ese momento cuando decidí hacer pintura mural”. (Fuente: Crónicas de Sociales ).

Nota 2: La agenda de Gustavo en Argentina se encuentra disponible en la galería de imágenes que acompaña a esta nota.