Mustafa Ali: creatividad y proyecto cultural

A través de una destacada carrera, el escultor Mustafa Ali logró su propio lugar en la escultura siria e internacional mediante una amplia trayectoria enriquecida con una incesante creatividad y la experiencia única que refleja su particular visión de la vida y el ser humano.

Nacido en Lataquia en 1956, el artista inició su sendero en la escultura desde sus primeros años en su entorno natal costero y concretó su carrera en 1979 tras cursar estudios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Damasco.

En 1988 realizó su primera exhibición que incluía obras realizadas en bronce, uno de los más antiguos materiales de la escultura.

Continuó sus estudios con especializaciones en la Academia de Bellas Artes de Carrara, Italia (1996). Creó la organización Makan, para promover el movimiento artístico en Damasco y ganó varios premios en Siria, Jordania, Francia y Emiratos Árabes Unidos.

Realizó exposiciones individuales en Siria (Damasco, Alepo), Líbano (Beirut), Jordania (Amman) y Bahrein (Manama). También participó en exposiciones colectivas en Siria, Grecia, Turquía, Francia, Suiza, Reino Unido, Canadá, Italia, Marruecos, Arabia Saudita y Emiratos; e hizo lo propio en distintos simposios en distintos países de la región árabe y Europa, así como en China.

En su trabajo, Ali fusiona el patrimonio visual y cultural de Siria, por un lado, y las tendencias del arte moderno, por el otro. A través de la relación entre los cuerpos humano y animal, expresa su inspiración por las civilizaciones locales en un estilo de arte contemporáneo.

El artista y su obra

“El tema principal que me atrae constantemente es el ser humano y el método a través del cual nos expresamos para producir el trabajo artístico y, a menudo, elijo personajes para mi trabajo sin tener en cuenta la forma externa como tema. Me preocupo principalmente, en dar más tiempo y desarrollo a mis trabajos”, dijo Ali en una reciente entrevista a la agencia SANA.

En lo relativo a los materiales, el artista dio sus primeros pasos en la infancia con la arcilla, para luego ingresar al mundo de los metales, especialmente el bronce de sus primeras obras, que luego combinó con la madera en obras mixtas enriquecidas también en otros casos con hierro y cromo.

Sobre el impacto de la guerra en sus obras, Ali dijo que “la guerra tuvo un gran efecto psicológico en todos los sirios, pero cuando ese efecto interactúa con la realidad, se vuelve positivo ya que durante los últimos diez años, produje obras a partir de restos de guerra y metralla que atacó a mi país, creando obras construidas sobre la destrucción pero con voluntad de volver a la vida”.

Su tradicional casa árabe en el Viejo Damasco, un paraíso personal soñado en sus años de estudiante, fue transformada por el escultor sirio en una galería que es considerada hoy como un establecimiento cultural y artístico que integra el mapa de los sitios culturales activos, recibiendo visitantes y seguidores de todo el mundo.

“Hemos tenido proyectos culturales que han contribuido a activar el movimiento artístico en Damasco a lo largo de los últimos años y nuestras puertas estuvieron siempre abiertas de par en par a todos los amantes del arte, especialmente porque creo que el cambio de la realidad puede llegar posiblemente a través del arte ya que es una necesidad imprescindible en la vida del ser humano”, afirmó Ali.

La capacidad creativa del artista es incesante. Confirmó que tiene cerca de diez mil bocetos de obras en espera de ejecución en todos los tamaños. Ello exhibe la constante renovación en sus obras que en el último periodo expresan con fuerza la dura realidad vivida por los sirios durante los años de guerra.

En ese sentido, Ali expresó que todas sus obras e ideas están expuestas en su página web y en las redes sociales con el objetivo de enviar el mensaje de que el pueblo sirio es capaz de crear y dar en las circunstancias más difíciles.

Video-reporte SANA: