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miércoles, 02 de septiembre de 2020

Mejor lanzar globos que morir en silencio

Por Ahmed Abu Artema

En las últimas semanas ha aumentado la tensión entre los palestinos de Gaza y las fuerzas de ocupación de Israel que han utilizado el lanzamiento de globos incendiarios por parte de jóvenes palestinos como pretexto para bombardear Gaza, una vez más.

Fuente: The Electronic Intifada / Rebelión

El lanzamiento de los globos es un gesto de protesta contra la postergación de la ocupación israelí del cumplimiento de sus acuerdos previos con la resistencia palestina. En virtud de esos acuerdos, Israel se comprometió a aliviar el asedio a Gaza.

Esta reiteración de bombardeos ha provocado el continuo deterioro de los servicios públicos y de salud de Gaza y de su economía. Mientras tanto el Gobierno israelí continúa controlando el movimiento de mercancías y personas dentro y fuera de Gaza.

El ejército israelí ha respondido a los globos incendiarios llevando a cabo decenas de redadas en sitios utilizados por los combatientes de la resistencia palestina con aviones F-16 de fabricación estadounidense. Las fuerzas navales israelíes, que sitian Gaza desde el mar, han impedido a los pescadores hacer su trabajo y han disparado contra sus barcos.

El Gobierno israelí también ha clausurado el único cruce por el que ingresan mercancías comerciales a Gaza. Este cierre provocó la inactividad de la única central eléctrica del territorio, lo que a su vez significa que los hogares de Gaza reciben solo cuatro horas de electricidad al día.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha declarado francamente que Israel respondería a los globos incendiarios de la misma manera que responde a los cohetes disparados desde Gaza. Israel, al parecer, desea seguir respondiendo con fuerza letal a los actos de resistencia -en gran parte simbólicos- que utilizan materiales muy básicos.

Israel ha puesto en práctica ese propósito lanzando misiles altamente destructivos desde F-16 sobre Gaza, densamente poblada, durante 13 noches consecutivas.

Los globos incendiarios no se parecen a las sofisticadas y modernas armas de Israel. Los jóvenes simplemente han pegado mechas encendidas a globos y los han lanzado hacia Israel.

Los globos han sido llevados a Israel por el viento. Han provocado algunos incendios en tierras agrícolas y como resultado han causado un pequeño daño a la economía de Israel.

Sin embargo no han provocado heridos ni muertos.

Obligados a actuar

Israel y los medios proisraelíes exageran los efectos de esta forma de resistencia, y a la vez ignoran por completo las razones que la motivan.

Si se desea comprender por qué se han lanzado globos incendiarios desde Gaza, es fundamental volver a las circunstancias en las que los jóvenes palestinos se sienten obligados a actuar.

Muchos periodistas occidentales me han preguntado repetidamente si los jóvenes que lanzan globos incendiarios están contradiciendo los principios de la Gran Marcha del Retorno, protestas desarmadas que comenzaron en 2018.

He respondido pidiendo a los periodistas que imaginen a una persona encerrada en una habitación sin acceso a alimentos ni medicinas mientras muere lenta y silenciosamente. La persona decide golpear la puerta de la habitación con todas sus fuerzas e ira y grita por su libertad y su necesidad de escapar de la muerte.

Luego su carcelero viene de afuera para dar un sermón moral y decir a la gente: miren la barbarie de estos prisioneros. No se están portando bien porque no están llamando a la puerta con calma y no nos presentan sus demandas de manera respetuosa.

Es injusto culpar a la víctima, estar preocupado por evaluar su comportamiento. Al no abordar la raíz del problema nos distraemos del verdadero criminal, el que puso a un prisionero en esas condiciones inhumanas que amenazan su vida.

Independientemente de lo que haga un preso que siente que la muerte se acerca, su comportamiento estará de acuerdo con los principios de libertad y justicia, incluso si rompe la puerta de la celda de la prisión.

Esta analogía muestra el comportamiento de Israel hacia los palestinos en Gaza. Israel ha exagerado la importancia de los simples globos incendiarios lanzados por grupos de jóvenes palestinos.

Israel ha tratado de presentar estos globos como una amenaza militar. Al hacerlo ha tratado de idear nuevas «reglas» bajo las cuales Israel cree que puede responder a los globos con misiles lanzados desde aviones de combate F-16.

Golpeando las paredes del tanque

Israel no dice nada sobre el entorno político y económico en el que crecen los jóvenes que lanzan esos globos. Estos jóvenes son víctimas de la agresión israelí muchas veces.

Sus problemas comenzaron antes de nacer. En 1948 sus familias fueron expulsadas de sus aldeas por las fuerzas sionistas.

Dos tercios de la población de Gaza son refugiados provenientes de ciudades y pueblos en lo que ahora se llama Israel.

Muchos jóvenes palestinos pueden ver las aldeas originales de sus familias más allá de la valla que separa Gaza e Israel. Pero no pueden llegar a ellas.

Eso ofrece alguna explicación sobre los motivos de las personas que lanzan globos. Los globos cruzan la frontera y llegan a ciudades y pueblos que han sido robados a los palestinos. Están volando como protesta contra el robo de nuestra patria.

Después de las expulsiones de 1948 Israel cometió muchos otros crímenes. Entre ellos se incluyen la ocupación, las masacres, la detención masiva y la tortura de los palestinos.

También ha puesto en marcha un asedio que priva a los palestinos en Gaza de sus derechos y necesidades básicas. El asedio ha socavado nuestra economía, ha destruido el mercado laboral y ha destrozado los sueños de la juventud palestina de una vida digna.

Los jóvenes de Gaza golpearon los muros de la prisión durante la Gran Marcha del Retorno. Israel respondió disparando balas reales contra ellos, provocando muertes y discapacidades permanentes.

Estos jóvenes, aplastados por la ocupación israelí y privados de sus derechos fundamentales, todavía sienten la necesidad de gritar a sus carceleros. Quieren hacer ruido para no morir en silencio.

En su novela Men in the Sun, Ghassan Kanafani cuenta la historia de tres palestinos que emprenden un peligroso viaje escondidos en un tanque de agua. Después de que el conductor encuentra muertos a los hombres Kanafani pregunta por qué no golpearon la pared del tanque de agua.

Golpear las paredes de un tanque es mejor que asfixiarse. Lanzar globos incendiarios hechos a mano desde la Franja de Gaza sitiada es como golpear las paredes de un tanque de agua y negarse a morir en silencio.

 

 

Ahmed Abu Artema es un escritor que vive en Gaza y es investigador del Centro de Estudios Políticos y de Desarrollo. Es uno de los organizadores de la Gran Marcha del Retorno.

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