Oscuridad en Irak

Irak está viviendo el capítulo más oscuro de su historia moderna gracias a las secuelas de la invasión de occidente del año 2003 y el sectarismo del gobierno que implantó Estados Unidos después de su retirada militar.

En una sociedad de múltiples confesiones religiosas y étnicas, cualquier proyecto sectario de hegemonía (llámese Al Qaeda, Maliki, EIIL u otros) terminará por producir los estragos más horribles en la sociedad y la convierto en tierra fértil de las inútiles pugnas internas sea por el poder o por la supervivencia.

Irak es la cuna de la civilización universal y el escenario donde se asentó el hombre y se produjo la Revolución Agrícola que trasladó al hombre de la vida errática de las cavernas al mundo que asentó las bases de nuestra vida en todos los niveles y planos, en lo espiritual, lo económico, lo filosófico, lo militar y lo científico.

Asimismo, y a la par de esta transformación, y como producto de su vida milenaria, ha constituido en lo social un tesoro inigualable donde aún hoy, después de milenios, se puede, no sólo palpar la herencia y el enorme acervo cultural, sino ver los rostros de los actores que hicieron dicha transformación, sus descendientes y los guardianes de sus ideas, sus tradiciones y sus costumbres.

Asirios, caldeos, sirianos, kurdos, yazedíes, cristianos de todas las ramas, musulmanes de todas las interpretaciones, ateos, sabeos, y demás manifestaciones culturales que no sólo está grabada en palacios, pergaminos y ruinas, sino actores vivientes que hasta hace poco, antes de la invasión occidental, convivían en las ciudades, aldeas, calles como obra de maestra de la capacidad de un pueblo de estar unido en la diversidad, y diversificado en la unidad, símbolo de su cultura abierta y generosa.

La luz fue apagada por quiénes predican las libertades y las democracias y en este cuna de la civilización se esparció la oscuridad en toda su ferocidad y encarnizamiento, abriendo el camino al retorno de los murciélagos totalitarios del abismo y la ceguera más absoluta que hoy están destruyendo aquel tesoro humano ante la mirada de un mundo dividido entre los atónitos y desconcertados y los que festejan en su intimidad el resultado de su obra maestra de sembrar el caos para cosechar la tempestad.

Irak está a la espera de que la humanidad le devuelva algo de lo que él le ha dado. Irak está esperando que las leyes universales que el trazó sus cimientos lo protejan del caos. Irak está esperando que la fe en el Supremo que se manifestó primero en su tierra despierte a las grandes religiones (cristianismo e Islam) para que reaccionen frente a los extremistas de todo tipo y enciendan la luz de la razón frente a tan aberrante oscuridad.