Israel, hasta cuándo?

Un nuevo capitulo de barbarie de la larga saga de la historia de Israel ha comenzado esta semana en Gaza. Bombardeos indiscriminados, matanza de civiles, venganza por actos dudosos, odio y muestras interminables de desprecio hacia la vida humana, las leyes, los derechos y cualquier norma que la humanidad haya logrado después de largos sacrificios y amargas experiencias a través de su historia.

La cultura del odio ha quedado plasmada en el secuestro del menor palestino Mohamad Abu Jedir que fue quemado vivo por jóvenes israelíes educados en la cultura del odio, el resentimiento, el desprecio y los demás, en especial al pueblo al que quieren quitarle su tierra, su cultura y negar su existencia.

A excepción del Israel y de Estados Unidos, y a excepción de algún trasnochado pseudo escritor que el diario La Nación de Buenos Aires todavía sigue publicándole sus panfletos de puro sionismo anacrónico, Nada ni nadie puede justificar la barbarie contra los civiles no contra el campo de concentración más grande de la historia moderna que Israel ha constituido en Gaza.

Cabe citar en este marco las palabras del periodista y pensador británico Robert Fisk que una nota publicada este viernes en el diario página 12 decía que “de manera que la tasa de mortalidad en los últimos dos días fue de 40 a 0 a favor de Israel. Pero durante las próximas horas no se escuchará nada sobre la historia de Gaza….Los israelíes de Sderot están bajo el fuego de cohetes de los palestinos de Gaza …. Pero un momento, ¿cómo es que todos los palestinos –1,5 millones– están hacinados en Gaza? Bueno, sus familias vivieron una vez, ¿no es así?, en lo que ahora se llama Israel. Y fueron echados –o huyeron por sus vidas– cuando se creó el Estado de Israel”.

Fisk va más allá y recuerda la historia en su nota : “Y –ahora tal vez es necesario tomar aliento– las personas que vivían en Sderot a principios de 1948 no eran israelíes, eran árabes palestinos. Su pueblo se llamaba Huj. Tampoco eran enemigos de Israel. Dos años antes, estos mismos árabes habían ocultado a combatientes haganah judíos del ejército británico. Pero cuando el ejército israelí se presentó en Huj el 31 de mayo de 1948, expulsaron a todos los aldeanos árabes... ¡a la Franja de Gaza! Se convirtieron en lo que David Ben Gurion (el primer Primer Ministro de Israel) llamó una “acción injusta e injustificada”. Qué pena. A los palestinos de Huj nunca se les permitió volver. Y hoy, más de 6000 descendientes de los palestinos de Huj –ahora Sderot– viven en la miseria de Gaza, entre los “terroristas” que Israel afirma querer destruir y que están disparando en lo que era Huj. Interesante historia.”

Esta barbarie que ha causado hasta el momento decenas de muertos, como siempre civiles, fue condenada, en nuestra región, por los gobiernos de Chile, Bolivia, Uruguay en forma enérgica. Sin embargo, llama la atención el silencio del gobierno argentino frente a esta nueva agresión contra los palestinos, ya que dicho silencio no guarda relación con el sentir del pueblo argentino ni tampoco con la política tradicional del país, especialmente su política durante los últimos años que ha dado muestras de sensibilidad frente al sufrimiento del pueblo palestino y brindó su apoyo a los palestinos en más de una oportunidad en los foros internacionales.

La República Argentina, junto al bloque de UNASUR y los países árabes, considerando las crecientes relaciones con en el marco del grupo ASPA que celebrará el año próximo su cuarta reunión cumbre en Riad, y los distintos desafíos que enfrentan ambos bloques frente a las grandes potencias, deben asumir un rol conjunto más activo y protagónico para frenar las sistemáticas violaciones al derecho internacional que se materializan tanto en Palestina como en las Islas Malvinas, al igual que los demás desafíos que obstaculizan su desarrollo y su progreso por las trabas que imponen los grandes centros del poder internacional.