Jerusalén: nueva espiral de violencia en torno a Al Aqsa
En un nuevo alarde de provocaciones, extremistas sionistas pretenden tomar La Explanada de las Mezquitas, tercer lugar sagrado para el Islam a nivel mundial. Declaran abiertamente sus intenciones de destruir todo el complejo para levantar allí un tercer lugar de culto, pues sostienen que en ese lugar alguna vez se erigieron dos antiguos templos judíos.
Los fundamentalistas judíos identifican La Explanada como Monte del Templo, haciendo referencia a épocas de Salomón. Recientemente han iniciado una feroz e invasiva campaña, (con importantes antecedentes en el pasado desde épocas de Sharon), signada por la provocación constante a los palestinos, declarando abiertamente su intención de cambiar el status del complejo.
Los llamados “Fieles del templo” convocaron ayer en la explanada a una oración por su dirigente y rabino Yehuda Glick, blanco de un ataque palestino la semana pasada y que aún se encuentra en estado grave. Glick fue atacado tras brindar una flamígera charla a sus seguidores en la que instaba a “recuperar” la Explanada para poder rezar ahí.
En las últimas semanas hubo una fuerte escalada de la tensión en Jerusalén, donde a diario la policía se enfrentó con los palestinos que rechazan las restricciones impuestas por Israel para ingresar a La Explanada, así como manifiestan sus ya históricos reclamos ante la constante y reforzada política de expansión de asentamientos israelíes ilegales en toda Cisjordania a la que se viene sumando ahora la toma de edificios dentro del sector árabe (este) de la ciudad (Jerusalén histórica – casco antiguo), ocupada por el régimen sionista desde 1967.
La ciudad, sagrada para las tres grandes religiones monoteístas, según el sistema internacional no pertenece a ningún país exclusivamente y su status debe ser negociado. En el caso del complejo que alberga la Gran Mezquita y la Cúpula de la Roca, este mantiene un status internacional que le otorgó su control a Jordania, según el acuerdo de paz firmado con Israel en 1994.
Allí sólo pueden rezar los musulmanes aunque desde hace años Israel sólo permite el ingreso de mujeres, niños y personas mayores. Formalmente los judíos al igual que toda persona no musulmana sólo pueden visitar el lugar, algo que para los fundamentalistas israelíes, a esta altura, es solo un detalle.
La población palestina de la ciudad ha venido montando protestas diarias y repeliendo hasta con piedras la cantidad de agresiones recibidas por el sionismo extremo.
La muerte de un policía israelí, embestido por un conductor de origen palestino que luego fue abatido, y un nuevo enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y manifestantes, elevó la tensión y generó entre algunos analistas que se empiece a mencionar la posibilidad del inicio de una nueva Intifada (levantamiento popular).
La mañana de ayer, la policía irrumpió en La Explanada disparando granadas de aturdimiento y balas de goma para dispersar a los fieles musulmanes, e hirió a varios de ellos, dos de gravedad. Además, bloquearon el acceso con cadenas y barreras de acero debido a que un grupo de extremistas sionistas quería ingresar al recinto, informó Azzam Al Khatib, director del Departamento de Dotación y Asuntos Religiosos de Jerusalén, citado por la agencia palestina Maan.
Los enfrentamientos entre los palestinos y la Policía del régimen de Tel Aviv, se extendieron rápidamente en los callejones de la ciudad vieja y decenas de niños en su camino a la escuela se vieron afectados por el gas lacrimógeno.
En tanto, Jordania anunció ayer el retiro de su embajador en Israel en protesta por las violaciones israelíes en Jerusalén y sus lugares sagrados, informó la agencia estatal de noticias jordana y agregó que va a presentar una queja formal ante el Consejo de Seguridad de la ONU sobre las acciones de Israel en Jerusalén.
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