Presidente iraquí aseguró que “respalda las protestas”
Barham Salih comentó que “respalda” a los iraquíes “enojados con el flagelo de la corrupción” y que las manifestaciones son “la prueba de un cambio pacífico y constitucional”.
El presidente de Irak, Barham Salih, acompañó el movimiento de protesta en el país este miércoles, durante su conferencia en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). “Los iraquíes en las calles del país que exigen un cambio representan a una nación amargada por la corrupción y sedienta de reformas democráticas”, afirmó.
“Irak está profundamente resentido por el impacto de la corrupción. Están enojados”, dijo Salih. “La corrupción ha contribuido a la destrucción del país durante muchos años”, agregó.
El presidente dijo que el levantamiento de Irak, que comenzó en octubre pasado, está justificado para exigir una reforma fundamental y la imposición del estado de derecho, e incluso reconoció los desafíos de poner las armas bajo control estatal.
“Ha pasado un año desde que Irak vio un movimiento popular que emana del deseo de hacer un cambio en el país”, dijo. “Los iraquíes están buscando un nuevo contrato político para hacer frente a las fallas estructurales en el sistema de gobierno”, comentó.
El reciente gobierno liderado por el primer ministro Mustafa Al Kadhimi , asumió el cargo en mayo de este año, enfrentando desafíos políticos, sociales y económicos.
La crisis económica, propulsada por el colapso de los precios del petróleo y la pandemia de coronavirus, profundiza el complejo cuadro del país árabe mesopotámico, que se ha visto afectado por protestas masivas desde principios de octubre pasado, cuando los manifestantes salieron a las calles primero con demandas sobre el desempleo juvenil y la corrupción gubernamental, y luego exigiendo un cambio total del sistema político vigente (y la propia Constitución) de tinte sectario e instaurado por la ocupación de EEUU, que ha hecho absolutamente ineficiente la acción de Gobierno.
A ello debe sumarse el flagelo mundial de la corrupción al que Irak no ha sido ajeno, y el colapso de la infraestructura y los servicios públicos.
El mandatario aseguró que Irak debate sobre cómo se administra el Estado y sobre los derechos básicos. “Frente a la voluntad popular, el gobierno tiene una gran responsabilidad”, dijo. “No menos importante es mantener las armas sólo dentro del ámbito del Estado. No es una tarea fácil pero hay que hacerla si queremos la paz civil en nuestro país”, dijo.
“No queremos que Irak sea un escenario para ajustar cuentas. Es suficiente por lo que Irak ha pasado; esperamos contar con el apoyo efectivo de nuestros vecinos”, finalizó.
Las expresiones del premier dan cuenta a su vez de las presiones a que está sometido el país y su gobierno en el marco de las tensiones regionales y el enfrentamiento de las petromonarquias del Golfo, aliadas de Washington, en constante hostigamiento al vecino persa, Irán.
En ese marco deben tenerse en cuenta las consecuentes y constantes presiones estadounidenses, que se contraponen a la acción parlamentaria y popular iraquí en favor del retiro definitivo de las tropas de EEUU, presentes desde la invasión de 2003 (hoy cerca de 5000 efectivos).
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