El lobby sionista de EEUU logra concesiones en Argentina

En su gira por Estados Unidos, el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa se reunió con el Comité Judío Americano (AJC por sus siglas en inglés) y con congresistas estadounidenses judíos y latinos, sectores que son parte del lobby pro-israelí estadounidense.

La gira del presidente de la Cámara de Diputados tiene el principal objetivo de conseguir apoyos para renegociar la deuda externa argentina.

Como parte del lobby de Sergio Massa con ese objetivo, también mantuvo una reunión con esos sectores pro-israelíes y acordaron que el Congreso Nacional argentino será la sede del próximo encuentro del Congreso Judío Latinoamericano, que tiene su sede en Buenos Aires.

Estos sectores reunidos con Massa son parte del Comité de Asunto Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC), el mayor organismo lobista de la política exterior de EEUU, con millonarios recursos financieros, que se define a sí mismo como bipartidista e impulsor del apoyo a Israel. Judíos y evangélicos sionistas integran esta organización.

El Congreso Judío Latinoamericano (CJL) a partir de este acuerdo se realizará el próximo julio en el parlamento argentino, previo al aniversario del atentado a la AMIA -18 de julio de 1994-. Su presidente, a partir del año pasado, es el brasileño Jack Terpins que a su vez es el vicepresidente del Congreso Judío Mundial. Ariel Eichbaun de la AMIA es uno de sus vicepresidentes.

Estas organizaciones sostienen un férreo apoyo a las políticas de apartheid y limpieza étnica que lleva adelante el Estado de Israel, lo que incluye los ataques constantes al pueblo palestino, con represión, bombardeos a la Franja de Gaza incluidos, e históricamente siempre han defendido la usurpación del territorio palestino y de los países de la región por parte de Israel.

También son impulsoras, a través del mismo Estados Unidos, de la Alianza Internacional para el recuerdo del Holocausto que viene haciendo una campaña para que los parlamentos de diversos países adhieran a una definición por la que se intenta confundir e incluir en el rechazo a cualquier forma de antisemitismo, a las genuinas expresiones de rechazo y/o criticas al criminal expansionismo del régimen de Israel, es decir el anti-sionismo. Tal como pasó en Argentina.

El 11 de mayo pasado la Cancillería argentina emitió un comunicado en el que expresó “su honda preocupación por el dramático agravamiento de la situación en Israel y Palestina, el uso desproporcionado de la fuerza por parte de unidades de seguridad israelíes” y condenó la posterior escalada de violencia, pidiendo un inmediato cese al fuego.

Como el régimen de Israel no acepta la menor crítica, se quejó y presionó con su lobby local institucional y mediático contra el Gobierno argentino, y lo incluyó en la campaña posterior contra los gobiernos que el 27 de mayo votaron en la ONU la posibilidad de investigar los crímenes en los que incurrió Israel en los bombardeos a Gaza.

Es preocupante que el Gobierno argentino, en pos de conseguir apoyos para las negociaciones con el FMI, quedar bien con organismos serviles a la agenda de Washington como al OEA, además de intentar dejar atrás esos roces con Israel –que incluyeron una amenaza de su embajadora de dejar de comprarle carne a la Argentina-, ponga al Parlamento nacional como sede de encuentro de esta organización pro-israelí.

Desde esta tribuna, y en nuestro carácter de ciudadanos argentinos que defienden las causas justas, nos oponemos a toda utilización de cualquiera de nuestros estamentos nacionales representativos para albergar el encuentro de organizaciones internacionales que apoyan sin miramientos el apartheid, la supresión de los legítimos derechos nacionales  y el exterminio del pueblo palestino.